Capítulo 4

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Había llegado el día. Severus estaba contando las horas para la medianoche que marcaría el inicio del 1 de Noviembre. Había puesto su ofrenda con toda la comida que podía gustarle a Harry y la que le gustaba mucho en vida. Cualquier florería hubiera palidecido respecto a la cantidad que Severus ocupo de cempasúchil, poniendo muchos pétalos en el camino que guiaría el alma de su amante hasta su altar. Cada detalle, cada cosa, incluso las velas y los objetos de Harry, representaban todo el amor que Severus le tenía.

Esta vez, en cuanto repicaron las campanas de la iglesia del pueblo, Harry ya estaba en la entrada y se lanzó a los brazos de Severus.

—Sev—Harry se derretía en el abrazo de Severus quién una vez más se sentía completo.

—Eso fue rápido—Dijo Severus con una sonrisa—¿Es tan brillante como una farola mi altar? —.

—¿Farola? Tu ofrenda es un faro de niebla, una hoguera rugiente... Sev, sentí el tirón apenas dio la medianoche. Es mucho el amor que me tienes—Harry tenía los ojos brillantes, porque su descripción apenas podía describir la luz enorme que generaba. Severus era la primer persona en haber podido convocar a la "Muerte" en medio de un torbellino de luces y pétalos de flores.

Severus sonrió a su amante—Y nunca lo olvides—Dijo, juntando su frente a la de Harry y quedándose así durante lo que pareció una eternidad. En un nivel profundo, Severus sabía que Harry ya no tenía aroma, pero aun así, aspiro y pudo sentir un breve instante el aroma de Harry. Con eso sería suficiente.

Ambos hombres fueron hasta la cama de Severus y se tumbaron juntos, solo mirándose a los ojos y besándose durante un largo rato. Harry había estado pensando en algo que moviera la línea invisible que los separaba, pero no quería llegar al extremo del sexo. Así que tomo un poco de su valor de Gryffindor y dio un salto de fe.

—Sev, quiero hacer algo antes de que parta mañana, pero si no quieres, no me sentiré ofendido—.

—¿Y qué quieres hacer amor? —.

—Quiero que nos toquemos como cuando estábamos en aquella cabaña con poco tiempo libre—.

—¿Estás seguro? Los besos están muy bien—.

Harry asintió—Si, Sev, estoy seguro de querer intentarlo—.

Severus abrazó a su Gryffindor con más fuerza—Lo haremos mañana Harry. Siempre te daré todo lo que me pidas. Además, sabes que eso me gustaba mucho—.

Ambos hombres disfrutaron esa noche solo viéndose mutuamente y besándose durante largos ratos, conscientes de que su tiempo juntos estaba por ponerse en una larga pausa.

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El último día de su tiempo juntos, Harry empezó la acción besando a Severus, mientras elevaba la temperatura de la caricia, ayudándole a recordar sus viejos tiempos. Severus estaba a punto de combustión cuando su cuerpo recordó cómo se sentía estar tan cerca de Harry.

La ropa de ambos les estorbaba y se desnudaron rápidamente, haciendo que sus cuerpos se tocaran piel con piel. Ambos sabían que no podían cruzar cierta línea. Incluso esto los estaba haciendo sentir que cruzaban limites peligrosos.

Sus miembros se alienaron uno sobre el otro y el contacto los hacía sentir que el mundo se desdibujaba a su alrededor. Sus manos recorrían sus cuerpos, recordando al tiempo que mapeaban de nueva cuenta sus recovecos. Sabían que estarían separados demasiado tiempo y sus corazones necesitaban esto para soportar la dura separación.

El frotamiento de sus miembros los estaba llevando al éxtasis y entre los besos y las caricias, algo se juntó en el centro de sus vientres y explotó dentro de ellos. El orgasmo fue tan intenso como lo recordaban pero mucho más agotador que en esas sesiones hace años.

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