Cuando abrí los ojos me senté rápidamente en la cama. Voltee a ver por la ventana y me di cuenta de que ya había oscurecido. Entonces vi el reloj en mi mesa de noche y decía que eran las 21:07.
Baje la mirada y me vi a mí mismo. Seguía teniendo ropa puesta. Lleve las manos a mi cabeza y mi cabello estaba seco. Pero aun así, había una sensación en mi ser de que algo estaba fuera de lugar. Entonces me pare de la cama, lleve mis manos al cierre del pantalón y abrí desesperado el botón junto con la cremallera y deje caer la prenda a mis pies.
Me paralice al verlo y volví a caer en la cama de la impresión.
Mi ropa interior. Mi ropa interior era azul oscuro. Recordaba perfectamente que el calzoncillo que me había puesto en la mañana había sido blanco. Un escalofrío me recorrió.
Empecé a quitarme con afán las prendas y las tire lejos de mí. Entonces en mi cabeza empezó a repetirse su voz.
«Solo tienes que decir mi nombre cuatro veces hoy después de la medianoche y apareceré en tu habitación».
Tenía imágenes mentales de su cuerpo desnudo. De la forma de su espalda y sus nalgas, de sus piernas, de sus hombros, de su nuca y de su cabello. Cabello rubio como el trigo.
El asco y la furia me recorrieron al entender y descifrar.
¿Cómo no me había dado cuenta antes? No había visto su rostro esa noche. Solo su reflejo desde atrás. Pero no tenía que ser demasiado inteligente para notarlo, para darme cuenta.
—¡Maldito asqueroso! —grité y caí de rodillas al piso. Lágrimas empezaron a brotar de mis ojos—. ¡Maldito! ¡Maldito! ¡Maldito! —Le di un puño tan fuerte al piso que todo mi brazo dolió y solté un grito desgarrador.
De repente me sentí asqueroso. Más asqueroso que nunca y me levante del piso para correr al baño. Abrí la llave y no me moleste ni en quitarme la camisa para empezar a mojarme. Tomé la esponja y empecé a restregarla fuerte por mis brazos, por mi cuello y por mis piernas. Pero no importaba que tan fuerte lo hiciera, no dejaba de sentirse inútil. Volví a caer de rodillas en el suelo de la bañera, mientras el agua seguía cayendo sobre mí, y deseaba que fuera más fuerte para que pudiera ahogarme.
«Recuerda, cuatro veces y estaré allí».
¿Acaso creía que yo era imbécil? ¿De verdad pensaba que iba a llamarlo ahora que sabía la verdad?
Esas veces en que estuve paralizado, no podía ver un rostro. No podía ver un color en la piel. Pero cuando soñé, podía. Podía tocarlo, sentirlo, verlo.
Si yo le llamara, ¿entonces él estaría aquí realmente?
Comencé a reír. ¿Qué sabía yo de lo que estaba pasando? Incluso, ¿estaba pasando todo esto realmente? ¿O yo me había vuelto loco?
El recuerdo de la última parálisis me invadió. La forma en que estaba tan inmóvil, la forma en que me vi a mi mismo con las piernas abiertas y algo espantoso entre ellas. La forma en que empecé a sentir algo penetrándome. Y la manera en que había visto todo a través del reflejo.
No.
Había sido real. Había sido real maldita sea. Lo viví, sabía lo que había vivido. Porque si acaso el sueño de hoy no hubiese sido más que un sueño, aquel no lo fue. Aquel asqueroso momento fue real. Tan real como el momento asfixiante que estaba viviendo justo ahora.
El sonido de la puerta principal abriéndose inundó mis sentidos y entonces me sentí valiente de repente. Ya no me importaba nada. Necesitaba decírselo a alguien incluso si no me creían. Incluso si no podían ayudarme. Incluso si me tomaban por loco.
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Cúbreme del Mal • Jikook
FanfictionJungkook tenía una vida ordinaria, hasta que un día empezaron a suceder estas cosas extrañas en su casa. Su núcleo familiar empezó a derrumbarse. Y él tenía miedo. Tanto miedo. Pero la peor parte, era la soledad. Jungkook estaba tan sediento de un...