Parte I
Tracé una línea recta al lado de otras cuatro pequeñas líneas rectas blancas. En dos días se completarían siete líneas que serían iguales a ocho semanas de estar aquí. Lo que se traducía como un mes con tres semanas de haber llegado a este lugar.
No era que la estuviera pasando mal, era que se había convertido en mi pequeña obsesión contar los días. Hacerlo me daba una sensación artificial de que los controlaba y hacía que pasarán más rápido.
Hoy era viernes veinticuatro de diciembre, traducido como la súper esperada navidad. Eran también las ocho de la mañana –no, las horas no las cuento, tengo un reloj– y tenía toda la actitud del espíritu navideño.
Mi Jimin no estaba. Él tenía asuntos infernales que resolver. Pero en breve, llegaría más tarde. Juntos habíamos estado pasando un diciembre increíble, pese a la negativa de Jimin con estar de acuerdo con estas fechas festivas, sin embargo, me había llevado la corriente en todo solo para hacerme feliz.
Habíamos decorado un árbol dentro de la pequeña cabaña que Jimin había construido para mí y con ello, por supuesto, también habíamos decorado la cabaña. Me las había arreglado para suplantar ingredientes para hacer galletas de navidad y Jimin me las había ayudado a cocinar en el fogón de leña. Habíamos cantado villancicos, o más bien yo los había cantado mientras Jimin aplaudía contento, y lo más importante, hoy íbamos a celebrar navidad.
Estaba híper mega súper emocionado.
Me levante del suelo junto a la piedra a la que venía todas las mañanas a rayar para estar al tanto de los días y con emoción me dirigí adentro de la cabaña. Era pequeña pero bonita y acogedora. Me gustaba muchísimo porque era mi hogar temporal y el de Jimin.
Ingrese a la cocina y puse toda la comida que tenía sobre la mesa. Mayormente eran frutas, pero aún así estaba decidido a hacer una cena navideña. Lo cierto era que, desde que me había venido a vivir aquí no había comido nada de carne y la extrañaba muchísimo. Los primeros días me había golpeado muy fuerte la abstinencia a la proteína, pero con el tiempo me había ido acostumbrando. Aún así lo primero que planeaba hacer cuando saliera de aquí era ir a comerme una vaca entera.
Incluso Jimin me había mirado con una cara traumatizada cuando le exprese mi deseo y me había dicho algo como «Y se supone con los demonios somos los monstruos despiadados».
De todas formas yo no iba a cambiar de parecer. Tres meses de solo las frutas, verduras y legumbres que hacían crecer las ninfas en las tierras del más allá me tenían harto. Y no porque fueran feas, no, no, de hecho, eran de las mejores que hubiera probado antes. Pero wu ji bi fan, mucho de algo es malo. Y yo quería carne.
Aquí no se podía comer porque, oh sorpresa, no habían animales en el infierno y en el mundo sintético de Jimin mucho menos iban a aparecer.
Así que mi Jimin se esforzaba mucho por traerme las mejores frutas que cultivaban y yo era muy feliz con eso. En esta grieta de espacio tiempo donde todo es relativo (palabras textuales de Jimin) casi nada era natural o estaba vivo y los pocos árboles reales que ahora teníamos para que hubiera oxígeno no daban frutos, así que todo lo que necesitaba para vivir Jimin lo traía de su mundo. A excepción del agua, que por más inexplicable que resultará, sí se daba aquí. Pero el agua siempre había sido una sustancia inexplicable así que no me mataba mucho la cabeza pensando en eso.
Volviendo a la cena, decidí que prepararía las verduras y otras comidas de forma habitual y sólo las acomodaría para dar la apariencia de una comida impresionante.
¿Qué sentido tenía eso? No mucho en realidad. Pero intentaba no pensar en eso. Jimin me había aconsejado que no pensara mucho en el sentido de las cosas aquí porque podía llegar a deprimirme y yo le hacía caso porque su razonamiento era lo único que me mantenía cuerdo en estos días.
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Cúbreme del Mal • Jikook
FanficJungkook tenía una vida ordinaria, hasta que un día empezaron a suceder estas cosas extrañas en su casa. Su núcleo familiar empezó a derrumbarse. Y él tenía miedo. Tanto miedo. Pero la peor parte, era la soledad. Jungkook estaba tan sediento de un...