Todos para uno y uno para todos ||Drakey||

Bendición

Advertencia: descripción leve de violencia, mención de sangre, suicidio e infanticidio (ojo aquí).

Puede mirar a padres apresurados correr detrás, pero él no puede moverse. La puerta de la habitación aún se encuentra abierta y sabe que todos han escuchado lo que la mujer ha dicho.

De inmediato siente pasos apresurados tras su espalda y no hace falta decir que Manjiro es el que encabeza el grupo.

Corren como condenados hacia el piso donde tienen a todos los mocosos y conforme se van acercando escuchan claramente los llantos de las madres de los infantes, los consuelos de los esposos y las advertencias inútiles de los guardias de seguridad. 

La respiración de todos se corta cuando miran a Hanma detrás del vidrio.

La sonrisa enloquecida que tiene en la cara se alarga más cuando los mira a todos, pero sus ojos brillan con algo más que malvado cuando mira a Mikey.

La sangre de todos se congela cuando miran al pelinegro sacar un cuchillo tras su espalda.

"¡Hijos de puta!" Escupe Baji y se lanza a golpear a los cobardes que trajo Hanma para custodiar la puerta.

Keisuke no es el único que lo hace y de inmediato comienzan una pelea en el pasillo de maternidad.

Los golpes se escuchan por todo el estrecho pasillo. El sonido de huesos quebrarse, las maldiciones de dolor lanzadas al aire.

Draken se deshace de inmediato de todos los que han venido atacarlo al igual que Mikey.

Sólo basta con mirarse a los ojos con el pequeño rubio para que sepan quién es su siguiente objetivo.

Manjiro rompe de una sola patada la puerta y sin pensarlo demasiado entra con Draken cubriendole la espalda.

"¡Mikey!" la voz demasiado entusiasta de Hanma les revuelve el estómago. "Felicidades por el bebé" su semblante maníaco vuelve aparecer mientras su voz se torna más fría, sin carente de emoción alguna. "Y aunque aún no sé cuál es, mi regalo puede ir para todos" sus ojos se pierden una vez más y lo que sucede a continuación deja a todo el mundo helado.

El llanto que escuchan es terrible, ensordecedor, trágico, triste para terminar tan rápido como empezó.

Hanma acaba de apuñalar a un bebé.

Y por lo que pueden leer en su rostro, en su cuerpo, en sus palabras no es el único al que piensa matar está noche.

En el tiempo que tardan en reaccionar, Hanma se ha movido a una velocidad digna de envidiar y casi alcanzado a todos los niños.

Draken es quién sale primero del estupor y se lanza a detener al pelinegro cuando lo mira llegar a la fila en la cual se encuentra su bebé.

Lo agarra del cuello de la camisa con una mano mientas con la otra intenta hacer que suelte el cuchillo.

Todos afuera han dejando de pelear, horrorizados por la escena que acaban de presenciar. 

Takimichi tiene cascadas como lágrimas saliendo por sus ojos. La caras de Mitsuya y Chifuyu son de completo shock mientras que la de Kazutora está en blanco, pero en sus ojos pueden leer lo conmocionado que se encuentra y Baji está intentando soltarse del agarre en su brazo de su vice capitan.

Las madres se ahogan con su propio llanto mientras que los padres no saben que más hacer, que gritar por sus teléfonos para que venga la policía.

Draken suelta al pelinegro después de que su plan de desarmarlo falla completamente y sin perder el tiempo de una patada intenta mandar al contrario al suelo.