Su culpa 1

205 18 9
                                    

La luna llena iluminó el cielo casi despejado de nubes, y mientras el viento soplaba a su alrededor sintió una punzada en su pecho.
Él, mejor que nadie, conocía lo injusto que era el mundo, lo cruel que podrían ser los humanos, así que no sabía por que había llegado hasta este punto.

No, realmente sabía por que estaba ahí, después de todo fue su estupidez lo que ocasionó esa situación. La verdad sea dicha, debió comportarse como el cultivador que era y cumplir con su tarea en lugar de jugar a la casita, jamás debió undirse en aquel sueño imposible, jamás debió traerla con él.

Por que quizás y solo quizás, ella no estaría donde está en este momento. Fue su culpa enamorarse de esos ojos brillantes, tratar de protegerla cuando sabía que su deber era todo lo contrario.
Ahora, ya no había nada para hacer, ella estaba muerta, la única luz que tenía en su existencia se fue, tan fugaz como llegó.

Y todo era culpa suya, quizo edificar un sueño imposible llenando su cabeza de ideas, alimentandola a ella con simples fantasías. Quizás su error fue pensar que podía tener una vez más alguien a quien pudiera proteger, se dijo que jamás lo volvería a hacer, confiar su corazón a alguien más. Pero Luo BingMei era tan linda y amable, ella podía soportar esos arranques de odio que le tenía al jodido mundo entero, preparar comidas deliciosas dignas de un emperador cuando se sentía decaido, sacarle sonrisas cuando su genio era insoportable, lograr que un día estresante se volviera el mejor de todos.

Ella era la dicha convertida en una hermosa flor que dejaba poco a poco de ser solo un capullo, su pequeña loto blanco... Y ahora, ella ya no estaba más en este mundo, ahora la oscuridad volvía mientras retornaba en esa caída sobre el abismo de dolor y rencor del que nunca debió salir. Por que en efecto, la culpa fue suya, pero el no fue quien término con su vida, no podría si quiera pensar en hacerlo realmente, el no sin embargo aquel a quien todo el mundo idolatraba podría tratar con ello sin tener ni un solo remordimiento, ese maldito Liu Qingge.

Fue su espada la que atravesó el corazón de BingMei, fue ese maldito hijo de puta quien se la arrebató. Y todo para qué, para cumplir un maldito deber estúpido, se supone que los cultivadores son los buenos y los demonios son malvados, patrañas eso es lo que era, solo basura y nada más que eso por que el conocía más de lo que quisiera acerca de lo que hay detrás de todo eso. Ya sean solo intereses personales, estátus o el simple gusto de hacerlo, había mucha más mierda detrás de un acto como ese. Los cultivadores son egoístas, el existía como ejemplo de aquello.

Liu Qingge no era diferente, guiándose por supuestos valores de moralidad, siguiendo a ciegas esos ideales impuestos desde hace años, si Shen Jiu fuera estúpido tambien las seguiría, pero al menos dudaría, lo haría al ver a una pequeña niña asustada de si misma y su poder descomunal, la pequeña flor que se desconocía poseía veneno. Dudaría y le daría igual llegar a envenenarse con ella porque sería él quien la tendría y trataria de saber como manejarla sin dañarla.

Es irónico, ella había insistido en que tratara de llevarse bien con otros por que no toleraba como los demás lo veían a él, aceptó hacerlo e incluso su más grande pesar fue solucionado, Qige había explicado por que no cumplió la promesa, el lo entendió y ya no lo odiaba, probablemente gracias a su pasado aún lo resentia pero al menos no repelia la presencia del otro cuando hablaban.

De hecho pudo llevarse bien incluso con esa alimaña traidora del pico An Ding, todo gracias a las dulces palabras de su amada discípula, fue por y para ella que aceptó. Para él, hacer aquello no era necesario y ni si quiera le importaba tomar un camino como ese, no lo hacía y jamás pensó en eso como una posibilidad antes.
Quizás fue ese su error, intentar estar con esas personas, hipnotizar su mente con falacias que terminarían por llevarlo a un estrecho callejón sin salida. El no debió hacerlo, pensar ingenuamente en las palabras de su discípula y buscar la ayuda del hombre que la destruiría por completo, fue estúpido de su parte y ya no podía hacer absolutamente nada para cambiar el rumbo de las cosas.

Ella se ha ido junto con todo lo que lo que alguna vez le pudo importar, pero no la dejaría sola en el otro lado por mucho tiempo por que más temprano que tarde la acompañaria hacia una nueva vida, no sin antes ajustar cuentas.

"Solo espera un poco más mi pequeña florecita" susurro al viento como si un infierno no estuviera a punto de desatarse en ese momento, ya estaba decidido cual sería su camino a seguir.

Con pasos lentos pero seguros entró en el territorio enemigo, cerciorándose de que nadie lo seguía y una que otra artimaña lo logró. Casi fue milagroso el hecho de que nadie se halla dado cuento que el estaba irrumpiendo ahí.

"¿Qué hace un humano en el territorio demoníaco?" la voz desinteresada sonó a sus espaldas mientras un poco de escarcha y vapor comenzaba a rodear su cuerpo desprotegido, aunque curiosamente no sentía frío.

"Tengo un trato que podría interesarte" respondió de inmediato.

"... " Aquella demonio de hielo lo miro unos momentos antes de comenzar a caminar, pasándolo de largo y sin dirigirle si quiera una mirada, el lo tomó como una invitación así que la siguió por detrás.

El primer paso ya estaba listo, ahora sólo debía manejar minuciosamente lo que venía a continuación, tratar de convencer a la mujer demonio para formar una alianza y acabar de una vez por todas con ese injusto mundo infestado de hipocresía y dolor.

Arrasaria con todos los llamados cultivadores justos en nombre de su amada Luo BingMei, esa sería una promesa que no rompería, el único juramento de amor que si podría cumplirle a ella.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 25 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Creo que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora