CAPÍTULO 38

12.2K 827 275
                                    

Existen esos momentos que por más cortos que sean pueden cambiarlo todo. Un minuto... un segundo... pueden hacer tanta diferencia. Y aunque puede resultar bueno, también puede resultar malo. Lo peor es... que nunca nadie se lo espera.

Tengo que esforzarme para recuperar mis capacidades motrices, cada pensamiento lógico en mí van a velocidades luz, intentando entender. Pensar si esto es real.

Estoy inmersa en mí que me cuesta darme cuenta como ese brazo tatuado ha quitado toda posibilidad de ver lo que antes ha roto todo de mí. Con la puerta de madera costosa frente a mi me concentro en volver a respirar, todo este tiempo habia retenido el aire como si eso quitara el hecho de que siguiera aquí. Atrás de mí aun está el chico que creí que ya no volvería a ver por aquí. No dice nada, solo se mantiene ahí, atento y alerta.

Hasta que la puerta se abre por completo, Nate aparece y si tenía intención de salir lo más rápido posible el freno que se mete es mucho más chocante que el de un auto contra otro. Mi labio tiembla encontrándome con sus ojos llenos de sorpresa. No puedo soportarlo y termino bajando la mirada hacia su cuerpo, el camisón está con algunos botones desabrochados y sus pantalones... aunque se sujeten a sus caderas realmente van de la única manera que logro colocárselo. Descalzo, con sus zapatos en una de sus manos.

—Harriet...— su reconocible timbre de voz impacta contra mi pecho. Me gustaría gritar que no mencione mi nombre, que ya no puede usarlo. Pero el nudo que se ha formado en mi garganta me hace imposible articular, ni siquiera puedo levantar la cabeza.

Una mano se posa en mi hombro derecho y por un segundo creo que voy a espantarme. Es Caleb. Quien da un ligero apretón en el lugar, eso activa mis sentidos, como el valor de alzar la mirada tragando mi dolor. Puedo ver a su exnovia acercarse por sobre su hombro.

—Supongo que encontraste lo que querías— suelto y puedo sentir que intentara objetar. Por sus ojos pasan una mezcla de emociones. Sin embargo, no puedo quedarme o me derrumbaré.

—Espera— aprieto los dientes reprimiendo mis lágrimas. No pienso detenerme.

Bajo las escaleras con la música mucho mas fuerte resonando en mi cabeza. No es hasta que estoy en el patio que intento respirar con tranquilidad, pero no puedo. Mi pecho palpita con dolores y mis ojos empiezan a escuecer. Tomo mis rodillas inclinandome para abajo. Y me doy cuenta de mi situación, no traje mi auto

—¿Harriet?— la voz conocida me hace girar encontrandome con Matt —¿Estás bien?

Parpadeo intentando contener lo que mis ojos están a punto de soltar. Asiento y sonrió para seguir pensando en algo.

—Harriet— empiezo a odiar mi nombre. —¿Necesitas que te lleve?

La oferta suena como la solución a mis problemas. Es lo que necesito pero... —Yo la llevare.

Caleb ha estacionado justo a un metro de nosotros, no se si sabe que esta sobre la acera pero eso no parece importarle.

—¡Harriet!— me tenso encontrándome a Nate saliendo de la casa.

Giro. Solo fue una vez cuando subí a su moto, no fue el mejor recorrido de mi vida y tampoco creo que esté lo sea. Subo como puedo a la montura y me sujeto a su cintura. Nate corre a nosotros. Caleb acelera dejandolo atrás.

Me sujeto con fuerza por el movimiento brusco y termino por pegar mi pecho contra su espalda para resguardarme. Lo hemos dejado atrás al mismo tiempo que mis ojos terminan de soltar las lágrimas. Agradezco que nadie mas pueda verme.

—¿Qué hacemos aquí?— pregunto reconociendo la fachada del lugar. No es mi edificio. Es el Black Day, por la vitrina logro ver las sillas levantadas y apenas una luz tenue de la barra. Caleb baja sin toparme y luego me tiende una mano.

CUANDO TE VUELVA A VER [AMORES #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora