Curiosity || Lashton

Kisses. (I/II)

  Aquella mañana ni Luke ni Ashton podrían estar más nerviosos, ¿cuál era la causa? Hoy tocaban los besos.

— Entonces... ¿besarás a Aleisha? — ambos evitaban la mirada del otro.

— Uhm, pues, sí — respondió, una mueca surcó el rostro de Ashton. — ¿Y tú a Chloe?

— No lo sé, no creo que ella quiera besarme, tal vez vaya por Amy de nuevo, uhg — Luke lo miró.

— Bien — fue lo último que dijo y ambos fueron a sus respectivas clases.

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  Ashton abandonó el salón de Álgebra bastante nervioso, no había prestado atención en toda la clase por andar pensando. Él nunca había besado a nadie, y realmente no quería que su primer beso fuera Chloe o, peor, con Amy. Así que allí estaba, tragando sonoramente y buscando a su rubio amigo ansiosamente, asustado de su reacción ante lo que iba a pedirle.

  Luego de unas cuantas vueltas a la escuela, por fin lo encontró, sentado en una banca del patio. Pero no estaba solo, Aleisha se encontraba a su lado, parando la trompa, mientras que podía ver a su amigo debatirse en besarla o no, hasta que finalmente lo hizo.

  Ashton sintió su pecho doler y la boca del estómago estrujarse. Aún miraba la escena desde lejos, Luke ya no parecía tan incómodo. De repente, sintió sus mejillas húmedas, fue allí cuando cayó en cuenta de que lloraba; secó sus lágrimas casi con furia, sintiéndose dolido y confundido, especialmente confundido al no entender porqué estaba dolido. Corrió al baño y se encerró en uno de los cubículos, intentando tragar aquel nudo que se había formado en su garganta sin entender la razón, pero sus intentos fracasaron, convirtiéndose en un desastre de lágrimas y sollozos frustrados. Tal vez, solo tal vez, aquello había sido provocado por lo que vio. Que va, era obvio que había sido por eso, pero ¿por qué? Ashton no lo entendía.

  Su celular sonó, llenando el baño de la melodiosa voz de Taylor Swift con "You belong with me" y, por Jesús, su mente pareció iluminarse, rompiendo en llanto nuevamente, ignorando la constante repetición de la canción a causa de la cantidad de llamadas recibidas, todas de la misma persona en la cual el castaño no se fijó quién era, pero él sólo podía pensar en una cosa.

  Él quería a Luke.

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  Luke estaba empezando a desesperarse, no tenía idea de dónde se encontraba Ashton y la campana estaba a punto de tocar, para el colmo tampoco contestaba sus llamadas, estaba empezando a preocuparse. Lo había buscado por prácticamente toda la escuela pero no había señales de él.

— "¿Y si se sintió mal y se fue? ¿Y si fue secuestrado por un traficante de órganos? ¿Y si Amy lo está violando?" — eran los pensamientos del rubio, angustiándolo cada vez más.

  Pasó al baño, necesitaba refrescar un poco su rostro, su cabeza empezaba a doler. Entró y oyó lastímeros sollozos en uno de los cubículos, alarmándolo.

— ¿Hola? — dijo con preocupación marcada en su voz. Los sollozos se detuvieron al instante, pero él no iba a darse por vencido, empezó a revisar los cubículos; a uno, sin embargo, le habían echado el pestillo. Golpeó suavemente la puerta, escuchando la campana tocar pero importándole nada.

— Hey, sé que estás ahí, déjame ayudarte — su voz era suave, no quería asustar a quien fuera que lloraba ahí. Escuchó un suave moqueo y abrió los ojos alarmado. — ¿Ashton? ¿Eres tú? Oh, por favor, ábreme, bebé — conocía a su amigo, él hacía eso cuando lloraba o estaba con gripe, moquear suavemente si no tenía pañuelos cerca, pues odiaba aquel sonido que hacía al moquear.

  Pronto escuchó otro sollozo escapar del cubículo, no tenía dudas de que se trataba de su castaño amigo, por lo que volvió a tocar varias veces más, insistiendo.

— ¿Qué sucede, hombre? Por favor, ábreme, sabes que no me gusta que llores —

  Ashton jadeó del otro lado, sin poder contener el llanto, él estaba ahí, él lo había llamado bebé, él era su amigo, sin embargo.

— Luke, vete — articuló débilmente. Luke negó repetidas veces.

— No voy a irme hasta que salgas — se negó rotundamente. — Vamos, sólo quiero saber qué tienes, ábreme, voy a abrazarte, podrás llorar en mi hombro, por favor, déjame entrar e intentar hacerte sonreír, sabes cuanto amo verte sonreír.

  Ashton liberó otro sollozo, porque dolía, por Jesús que dolía. Pero de todas formas, le quitó la traba a la puerta y segundos después se encontraba en brazos de Luke, abrazándolo como si su vida dependiera de ello, el rostro enterrado en su pecho, sumergido en un llanto que parecía interminable.

  Luke podía sentirse romper por dentro al verlo así, tan vulnerable, tan débil, tan delicado. Lo abrazó, aprentándolo contra su cuerpo, mientras ambos se iban deslizando por las paredes del cubículo, hasta quedar en el suelo, Luke sosteniendo a Ashton, intentando repararlo.

  Unos quince minutos después, el castaño se encontraba más tranquilo gracias a las constantes caricias que el ojiazul le proporcionaba en la espalda y el cabello, ahora sólo moqueaba silenciosamente mientras pensaba en una buena excusa para su llanto. Nada.

— ¿Vas a decirme por qué llorabas? — preguntó suavemente en su oído y Ashton negó con la cabeza. — Está bien — se rindió sonando algo decepcionado.

— Luke — la voz de el de ojos hazel sonaba débil, rota.

— ¿Si? — preguntó con dulzura.

— No quiero que Chloe o Amy sean mi primer beso —

  Luke se sorprendió un poco ante lo que su amigo acababa de decir, pero cuando Ashton levantó la mirada, mirándolo con aquellos grandes y hermosos ojos hazel, aunque algo rojos e hinchados a causa del llanto, entendió perfectamente a qué se refería, no dudando ni un segundo en acercarse más al rostro del castaño, provocando que sus narices rozaran y el mayor se sonrojara. Lenta y suavemente sus labios hicieran contacto, provocando que Ashton soltara un pequeño suspiro, haciendo sonreír a Luke en medio del beso, rápidamente volviendo a él, ambos moviendo los labios al compaz del otro, aunque con algo de torpeza.

  Y Luke podía jurar que los labios de Aleisha terminaban en último lugar comparándolos con los de Ashton.

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