– ¡Kaida!, espera – No tuve necesidad de voltear a ver para saber quién había sido la persona que me llamó, claramente era la voz de Lyan.
– ¿Crees que la conversación termino con una simple llamada? – pregunta Lyan claramente disgustado – desapareces todo un fin de semana sin comunicarte, sin responder las llamadas o los mensajes...
– Porque siempre es lo mismo contigo cada vez que no quiero contestar uno de tus mensajes, entiende que es porque quiero estar sola – le interrumpo antes de que pudiera seguir con su reprimenda.
– No es motivo para que lo hagas cada vez que quiero saber dónde estás– Lyan un mostrando su disgusto vivamente moviendo sus brazos y tensando todo su cuerpo –soy tu hermano mayor, es mi deber saber que estas bien y recordarte que tienes responsabilidades en tu casa, y además esta no es forma de vivir tu vida.
– ¿Vivir mi vida? – le reclamo con impotencia girando para enfrentar si mirada– ¡tú qué sabes de como vivo mi vida¡, tú no sabes nada, así que no me vengas a reclamar de como vivo mi vida...
Pierdo el control de mis palabras y acorto la distancia entre los dos con unos cuantos pasos empujando su hombro derecho con mi mano a lo que Lyan sede retrocediendo, pero es claro que se está conteniendo, sus manos colgadas a ambos lados de su cuerpo formando un puño y sus nudillos blandos por la presión ejercida en sus manos.
No recuerdo un solo día que Lyan y no estemos discutiendo ya sea porque descuido mis deberes en el estudio, porque no comparto el tiempo con nuestros padres y el hecho de que desaparezca días enteros sin dar noticia de mi paradero.
– Contrólate primero, estas dejándote llevar por la ira Hayden; no ves lo que les causas a mamá y a papá, están preocupados de no saber en dónde, padre casi llama al fiscal para pedirle que te buscara por toda la ciudad estás consiente del dolor y la angustia que sienten ellos, todo un fin de semana sin decirles nada, sin saber si estabas bien.
Me es difícil controlar mis impulsos, siempre he sido temperamental, nunca ha agachado la cabeza y nunca lo hare. Sin darme cuento tomo a Lyan del cuello de su camisa apretando la mandíbula con tanta fuerza que se marcan las venas en mi cuello y sin más estallo.
– ¡Cállate! ¡No entiendes nada! Tu no viviste nada de lo que me tocó vivir, no tienes derecho.
Termino por empujarlo alejándolo de mí, retrocedo unos cuantos pasos intentando calmar mi mente decido tomar el picaporte de la puerta y entrar al edificio pues ya habían empezado a agruparse personas en el otro lado de la calle observando la pelea entre Lyan y yo, pero siguiéndome al interior Lyan sigue reclamándome todavía, pidiéndome una respuesta a todo lo que ha sucedió.
– Entonces dime, ¿qué fue lo que viviste?, que es lo que tanto te atormenta como para que no confíes en mí, en mamá y papá– pregunta Lyan.
– Tú no puedes ayudarme, no con lo que necesito, nunca podrás, nadie podrá.
Digo dándole la espalda mientras subía las escaleras, hasta nuestro piso, podía escucharlos sus pasos tras de mí, siempre fue alguien muy reservado con todos sus amigos, muy dedicado y comprometido con sus estudios y con la familia y más con la empresa de papa, pronto terminaría su carrera de derecho apenas con 21 años.
Lyan es alguien de una estatura de un metro setenta, cabello medianamente largo de color negro, un rostro alargado con rasgos muy finos, sus ojos del mismo color que su cabello y de pile blanca, de hombros no tan anchos, pero aun así mantiene un físico natural.
– ¿Porque dices eso? Si se puede, pero tienes que confiar en mí, en mamá y papá para que te ayudemos– contesta Lyan mientras se acerca – déjame ayudarte, por favor Kaida, confía en mí.
– ¿Confiar en ti? – susurro de forma que apenas se me escucha – como quieres que haga eso si ni siquiera puedo confiar en mí misma.
– Si sigues así alejando a las personas siempre, terminaras sola después sin nadie a tu lado para apoyarte – responde Lyan mientras se arrodilla a mi costado – permítete confiar al menos en mí.
¿Estar sola? Siempre he estado sola, cuando mis verdaderos padres me abandonaron en las puertas del orfanato apenas siendo una recién nacida, luego Myah desapareciendo sin siquiera explicarme el por qué me dejo sola cuando me prometido estar juntas siempre sin importar nada; no pudo darme el lujo de confiar ciegamente en alguien, al final siempre terminan abandonándome. Y menos en confiar en mí, tal vez ese sea el motivo por el cual no confió en nadie, por el simple hecho de no saber mi verdadera naturaleza.
– ¿Puedes confiar en algo que ni siquiera sabes si es humano?
volteo a mirarlo con el tono gris plata mesclado con matices violetas de mis ojos viendo fijamente a los suyos negros como la noche, y el solo puede quedarse inmóvil ante mi pregunta, su rostro muestra inquietud.
– Contéstame Lyan.
Su mirada se pierde al momento en que esa pregunta abandono mis labios, de la misma forma que decido seguir caminando a mi cuarto sin voltear y en el momento en que estaba por cerrar la puerta escucho unas palabras débiles salir de su boca mientras me da la espalda.
– Tú eres humana, ¿porque dudas de eso? – es lo único que dice antes de abandonar la sala.
– Eso es lo que quiero saber.
Dentro de mi aviaciónsiento como mi cuerpo empieza a ceder por el cansancio de la noche anterior ylas pocas horas de sueño, sin más me despojo de mis prendas a excepción de miropa interior, y me sumerjo en las suaves sabanas que cubren mi cama, del mismomodo que esta mañana la luz del día se logra colar en mi habitación por lasventanas abrazando todo en una pequeña y cálida luz que considero agradable.Antes de poder cerrar mis ojos deslumbro una pequeña foto la cual me aviva elrecuerdo de la última noche con Myah que al igual que esta mañana en el bus lavolví a ver en mi mente, para que al final sin más me quedara dormida pensandoen ella.
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La Mestiza de Sangre Impura (EN PAUSA)
FantasyLA MESTIZA DE SANGRE IMPURA Kaida una joven de 17 años, nacida en la tierra, excluida por ser diferente a los demás humanos; ha luchado por llevar una vida normal, pero todo eso cambia cuando el linaje de su sangre surge de las cenizas y cambia nuev...