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– ¿Señorita Britt? – pronuncia una voz irritante que fácilmente puedo decir que pertenece a la irritante profesora de historia.

– ¡Señorita Hayden Britt levante la cabeza cuando se le habla! – esta vez vuelve a reclamar, pero con más autoridad por mi falta de atención a lo que ella se encuentra explicando, con un quejido le respondo para después alzar mi cabeza con una expresión de imparcialidad ante se reclamó.

– ¿Señora? – respondo con aburrimiento y un leve bostezo termina saliendo, cosa que termina incomodándola aún más.

– Responda la pregunta– ase una pequeña pausa antes de seguir hablando, fulminándome con su mirada de serpiente mañosa – pero claro cómo podrá responder algo que no se tomó la molestia de prestar atención– continúa alegando mientras que yo solo descargo mi mentón en la palma de mi mano mientras apoyo mi codo en la mesa para después jugar con mis dedos en mi labio inferior.

La mayoría se queda viendo mi cara de poco interés ante los continuos alegatos de la profesora de no puede creer que una estudiante como yo con tanto talento según ella y los numerosos docentes de este instituto me reclaman constantemente este desperdiciando mi vida de una manera tan vaga y no mostrar nada de interés por el estudio, cosa que obviamente mis oídos son los únicos que reciben esa información, pero mi cerebro se niega a procesarla hasta que finalmente la profesora deja de hablar para así yo sin ninguna importancia de como llegan a afectar mis palabras a los demás contesto a lo que ella creía que yo no había prestado atención.

–El objetivo de Hitler era establecer un nuevo orden basado en la absoluta hegemonía de la Alemania nazi en el continente europeo– respondo a la pregunta que ella avía formulado para todo el grupo esperando que alguno la respondiera– ese fue el motivo por el cual Hitler empezó una estúpida guerra– termino de hablar para después notar que la profesora asiendo que no escucho lo último de mis palabras continúa dando su clase.

Finalmente, después de tres eternas horas de tortura histórica terminamos la clase, acomodo mis libros en mi bolso para después levantarme de mi puesto y dirigirme a la salida del aula, pero para mí disgusto la profesora me pide que me quede a lo cual inclino mi cuerpo que por inercia regresa al interior del aula.

–porque actúas así Hayden? Tienes un gran talento para el estudio, no lo desaproveches de esta manera. No te pondré una falta por esto en esta ocasión, pero quiero que intentes por lo menos no quedarte dormido en mis clases– otra vez ese nombre, no me puedo quejar porque en el instituto me llamen así, está en los registros de adopción contrario al nombre que tengo por preferencia a este que se siente extraño.

–tienes talento Hayden, tanto académicamente como deportiva, he visto tu expediente; excelentes notas, asistencias y tu rendimiento deportivo es el mejor, pero si tienes una falencia y es tu actitud. – prosigue con su sermón paro esta vez con un tono de voz más amable mostrando preocupación por mí, se queda un momento visualizándome mientras juega con su lápiz en la mano después de haber mencionado todos mis aparentes talentos.

– ¿Algo más?

– No, es todo ya. – contesta a mi pregunta soltando un suspiro y serrando su cuaderno mientras yo abandono el aula.

Camino por los largos pasillos abarrotados de adolecentes hasta llegar a mi casillero, introduzco la combinación en el pequeño candado y luego abro la puerta para así dejar los cuadernos que ya use para tomar los de las siguientes asignaturas. Mientras terminaba de empacar los cuadernos unos pequeños toques en mi hombre y una voz gentil que identifico de inmediato me hacen voltear para encontrarme con la chica de pelo rubio y ojos esmeralda.

– ¿estas ocupada?, es que necesito hablar contigo, bueno más bien necesito apoyo moral. – me quedo mirándola mientas con mi mano derecha cierro mi casillero y coloco el candado.

La Mestiza de Sangre Impura (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora