Parte uno

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El trío de oro entró a la espeluznante cabaña vieja de color blanco mientras dejaban sus escobas en el porche, ¿raro no? el dueño también lo es.

Miraron una mesa con cuatro sillas en ella, sonrieron un poco y se sentaron en cada una...un minuto después un señor de mayor edad bajaba las escaleras lentamente y con dificultad, cada paso del viejo las hacia rechinar, finalmente llegó a la mesa con el trío y se sentó en la silla sobrante.

-¿Que los trae por aquí, mis niños?- preguntó el anciano con una tierna sonrisa mientras que con un movimiento de varita traía cuatro tasas llenas de té caliente.

Le entregó una a cada uno y el se quedo con la sobrante.

-Necesitamos su ayuda, señor Reyes.- exclamó el de lentes soplando a la tasa de té caliente.

-¿Para que soy bueno?- entrecerró un poco los ojos.

-Bueno...todavía no encontramos la manera de derrotar a Vol...quien-usted-sabe y mucha gente a muerto ya, queriamos saber si...- Hermione aclaró su garganta -Si usted podría ayudarnos.-

-Oh mis niños...- la sonrisa del señor Reyes se vino un poco abajo -Lo siento mucho, de verdad quisiera ayudarlos pero soy muy viejo y apenas puedo bajar las escaleras- el anciano tomó un poco de té -Quien-tu-sabes me mataría incluso antes de que levantará mi varita.- sonrió triste.

-Pero señor...usted es un mago muy fuerte, nos han contado muchas historias de usted luchando contra el-que-no-debe-ser-nombrado.- insistió Harry.

-Si mi niño, en mis tiempos, solía ser el mejor mago de todos, mis amigos y la gente me alababa, a veces me comparaban con Merlín por mi aspecto pero eso fue hace mucho, ya no soy ese mismo mago, mi magia se agotó al paso que iba envejeciendo.- agachó la cabeza recordando momentos.

-¿Podría darnos unos consejos al menos? ¿algo que nos ayude a derrotarlo?- Ron también insistió.

Hermione los miro con reproche.

-Bueno...les recomiendo siempre moverse cuando él levante su varita, si ataca, van a esquivar el hechizo.-

El trío de oro anotó eso mentalmente, es una muy buena técnica para no morir.

-Y...- los tres vieron como el anciano se quedaba pensando -...yo...una vez escuche hablar de alguien muy poderoso.- susurró.

-¿Quien?-

El trío de oro ahora si estaba muy interesado.

-Esperen un momento...- el anciano se levantó de su silla.

Fue a la estantería de libros que estaba justo detrás de él iluminada por unas pocas velas, pasó su mano por la superficie mientras achicaba los ojos y se detuvo casi al final, agarró un libro y se volvió a sentar en su silla dejando el libro en la mesa. El libro era de color dorado, se veía viejo y desgastado a juzgar por las esquinas quemadas.

-Este libro me lo dió Dumbledore hace ocho años, me dijo que eran anotaciones de algo importante que descubrió y que lo cuidara con mi vida, suelo ser muy curioso así que lo abrí y lo leí..............para ser sincero...su contenido me dejo perplejo.- habló el señor Reyes mirando al trío con seriedad.

-¿Dumbledore se lo dió?- preguntó Harry nostálgico, extrañaba a su profesor.

-Así es, mi niño.- el anciano sobó su espalda.

-¿De que se trata?- pregunto Hermione curiosa.

No era un secreto que ella ama los libros más que a nada, en algún momento Harry y Ron llegaron a pensar que se casaría con uno.

Josephine, La hermana de Merlín - Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora