¿Dónde se consigue la paz?

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Corría con desesperación, lo único que escuchaba era mi respiración agitada y sentía como mi corazón retumbaba en mi pecho, los pasos que me seguían dejaron de escucharse, así que me detuve a recuperar el aliento apoyándome en el muro de piedras que tenía a mi izquierda.

Caminaba por la calle de un vecindario abrazándome a mí misma, había un silencio absoluto acompañado con el sonido de los grillos y las hojas moviéndose debido al viento frío de madrugada. Mis piernas temblaban y no eran solamente por el frío, mis rodillas raspadas dolían y mi ropa estaba sucia al igual que mi cara.

Escapé de sus garras, la adrenalina me ayudó a tener valor para golpearlo y huir, no podía tolerar ni un segundo más en ese lugar, sentía que me comería viva, esos golpes, esas palabras que me maltrataron seguían reproduciendo una y otra y otra vez en mi cabeza, me hizo daño y lo peor es que creía que iba moriría, que es algo que deseo desde meses.

No es que mi novio me maltrate, de hecho, ni pareja tengo. Recuerdo caminar por la calle en busca de zacear mi antojo de una malteada de chocolate, tenía el dinero suficiente para darme ese lujo, así es "lujo", porque no tenía ni donde caerme muerta, mi madre murió en medio de un asalto y mi padre es un bueno para nada. ¿Por qué tuvo que ser así? De todas las personas que tienen más suerte que yo, ¿Por qué yo? Tal vez solo era el destino dándome una lección para que valore mi vida.

Miré un callejón con algunos contenedores de basura, me sentaría ahí para hacer tiempo y esperar el amanecer, sin embargo, no puedo quedarme en un lugar, debo moverme para que no me encuentre. Ese hombre busca que las chicas estén solas para aprovechar y secuestrarlas, al menos eso decían las noticias al respecto de este asesino en serie, primero secuestra y tortura hasta matar a sus víctimas, para después cortar el dedo anular de la mano izquierda y guardarla como trofeo. Puede que sea una chica pobretona y desnutrida, pero estoy al tanto de las noticias de la ciudad gracias a las televisiones que están expuestas para ser vendidas.

Había pensado en muchas formas de ganar dinero, pensé en trabajar en alguna tienda de abarrotes o en alguna cafetería, en el peor de los casos vender drogas o vender mi cuerpo, pero lo último lo descarté, no soy capaz de tocar fondo de esa manera, tengo mi orgullo.

Vi pasar a unos metros de mi un auto negro, me detuve en seco y mi piel se puso de gallina, era ese auto que desde el inicio llegó por mí, giró a dirección a donde estaba yo, mi cuerpo actuó antes de lo que esperaba y corrí fuera del camino. Se escuchaba como se acercaba el vehículo oscuro y yo no me atrevía a asomarme, detrás de un árbol con un tronco que abarcaba más de mi anatomía me cubría a la perfección, escuché como pasó el coche y finalmente me asomé, ya había pasado así que me relajé, una sonrisa de tranquilidad se pintó en mi cara.

Mi pie cambió su posición para girar, pero se detuvo cuando una mano del tamaño de mi cara me tapó la boca, escuché claramente como un susurro de su parte pronunció un "shhh" cerca de mi oreja derecha, fui estúpidamente ingenua al creer que todo saldría bien después de ver ese carro irse, pero ¿Cómo?, ¿Cómo pasó esto?

—Veo que por fin te atreviste a dar la cara, fue aburrido cuando te fuiste sin siquiera avisar —Dijo descaradamente, aunque su voz no la reconocí, era otra persona, no era el mismo que me secuestró en el principio.

Mis ojos lagrimeaban, mi respiración nuevamente se agitó y más porque no podía respirar bien, temblaba del miedo, temblaba por no saber lo que me pasaría a partir de ahora, ¿Qué es lo que puedo hacer ahora? Estoy perdida.

Yo estaba completamente sola, no tenía sentido que un tipo se acercara a mí sin siquiera hacer el más mínimo sonido y poseerme, pero da igual pensar en eso ahora que estoy bajo su poder.

—Será mejor irnos, no hay que hacer esperar al jefe —Agregó después de arrastrarme hacia no sé dónde.

Su brazo izquierdo impedía que moviera alguno de los míos, su mano derecha apretaba con rudeza mi cara que solo me hacía más difícil respirar. Por fin escuché el carro. ¿Solo fue una distracción para atraparme?

—Rápido, súbela atrás —Hizo presencia la voz del hombre del inicio.

¡No! ¡Por favor! ¡Alguien ayúdeme!

Gritaba en mi mente asustada como si me fuera a escuchar alguien, y me aferraba a la idea de desearlo con intensidad para recibir esa ayuda.

Pataleaba y me movía con brusquedad, el hombre me cargó con el brazo izquierdo para movilizar las cosas, cuando quitó su derecha para abrir la puerta tuve la oportunidad de gritar lo más fuerte que pude, el señor rápidamente tapó y apretó con más fuerza mi boca que sentía que me la iba a arrancar.

Las luces de varias casas se encendieron, una que otra persona se asomó desde su cuarto.

—Solo mátala y déjala —Pronunció el hombre del auto.

—Pero jefe, siempre las hemos-

—¡He dicho que la mates! —Gritó enfurecido el señor al interrumpir.

El hombre que me cargaba sacó una navaja, y gritaba mis suplicas para que no lo hiciera, al señor le importó muy poco mis gritos y apuñaló con rudeza mi abdomen tres veces, me aventó hacia el césped y se escuchó como se cerró la puerta del carro seguido del rechino de las llantas.

¿Estaba destinada a esto desde el principio? La verdad no sé si el destino realmente existe o simplemente es una idea que inventó alguien hace muchos años para tener a alguien quien culpar. Yo solamente quería una pisca de la famosa paz de la que tanto habla la gente; después de la muerte de mi madre, mi padre comenzó a alcoholizarse, debido a su descuidado sufrí de desnutrición y tampoco tuve la dicha de seguir estudiando. Cada día deseaba morir, aunque no tenía el valor de arrebatar mi propia vida, era cobarde, y sigo siendo una cobarde. ¿Qué tenía que hacer para conseguir paz?, ¿Dónde se consigue la paz? Esas preguntas absorbían mis pensamientos en busca de una respuesta lógica, pero mi situación no ayuda para nada.

Boca arriba y con mis manos en el abdomen esperaba finalmente mi muerte, miré mi mano como estaba tornada en rojo por la sangre que salía sin freno desde la parte baja de mi tórax. Mis piernas, mis rodillas, mi cara y mi garganta, todas las partes de mi cuerpo dolían y ardían. Mi vista se fue nublando y a lo lejos escuchaba las sirenas de la policía y de la ambulancia. "No vengan, por favor" pensé, "Solo quiero morir" continué en mi mente; al final había decidido que lo mejor que me puede pasar es aceptar con los brazos abiertos a la muerte porque así por fin podría encontrar la paz, esa paz que siempre deseé más que nada.

FINAL DE LA HISTORIA

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⏰ Última actualización: Nov 03, 2021 ⏰

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