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—Cincuenta dólares
—respondió el cajero del establecimiento, entregándole el largo recibo a Lee.

El canadiense abrió sus ojos con evidente horror. ¿En qué momento Yuta había bebido tanto? Ah, en un instante se disculpó para ir al baño, y al llegar la mesa estaba llena de,
aproximadamente, veinte botellas. Todas ingeridas por Yuta.

Johnny estaba en la mesa, lidiando con aquel Yuta ebrio que tenía unas inmensas ganas de pararse sobre la mesa y empezar a bailar.

—¿Entonces? ¿Cuánto fue la cuenta? —preguntó Johnny, completamente incrédulo. O eso parecía.

 Todo bien, solamente me cobraron diez dólares por las cuarenta botellas vacías que hay en la mesa. ¿Pues qué mierda crees? ¡Cincuenta malditos dólares! —gritó Mark— ¡Y estoy seguro de que tú lo sabías, pero aun así disfrutaste del desvergonzado lado de Yuta en su ebriedad!

—Como tú lo hiciste —reprendió Johnny, con su estúpida calma— y precisamente por ello voy a ayudar con la cuenta. Era consciente de que dos mocosos como ustedes no iban a poder resistirse a nuestra amada cerveza, y menos a pagar la totalidad de estas. Además, me caen bien. Vamos, dame eso —haciendo referencia al recibo.

Mark quería contradecir varias de las cosas que Johnny mencionó, mas sólo se limitó a entregarle el pequeño papel, maldiciendo a lo bajo. Johnny era un buen chico, con una de las personalidades más deseadas, pero en algunos momentos lo que deseaba era meterle una paliza hasta que sus dedos se desprendieran de sus manos. Lo cuestión venía a que sólo llevaba cuatro horas de conocerlo.

—Qué tal, Do. vengo a pagar la cuenta de esos dos idiotas de por allá. —los señaló mientras sacaba la billetera de su bolsillo.

El aludido asintió apenas, con sus mejillas levemente sonrojadas y esa pequeña sonrisita que evitaba hacerla salir a luz completamente.

—¿Cómo va todo por acá? —preguntó Suh— ¿Muy atareado?

—Un tanto, pero nada con lo que no pueda tratar. Ya sabes, el viernes es un día imperdonable para no venir
—respondió Doyoung, recibiendo el dinero perteneciente de Johnny.

—Eso me alegra. Por cierto, el tinte rojo te sienta realmente bien. —le halago, y eso fue lo suficiente para que su rostro también se tintara del mismo color de su cabello.

—G-gracias, hyung. Nos vemos luego —se despidió al ver a Johnny retirarse.

—¡Yuta! ¡Eso es salsa de tomate!
—Mark gritó al ver cómo el mayor se embaburnaba la boca del líquido espeso. Eso traería un gran problema en su estómago.

Johnny soltó una carcajada.

—¿Necesitas que lo lleve a su casa?

—En realidad no sé dónde vive, supongo que su celular debe contener algo que ayude. —Mark inspeccionó a Yuta por todos lados, tratando de encontrar el aparato.

¿Hm? Makku~~~ ejte no es un lugar apro...piado para hacer esas cositas, vamos a uno más privado —le ofreció Yuta entre risas debido a las manos que se adentraban por todos sus bolsillos.

—¡P-por Dios, Yuta! ¡Sólo dime dónde diablos está el maldito teléfono!
—voceó Mark, enrojecido hasta la punta de los pies por la intención que asumió Yuta.

Yuta sacó del bolsillo interno de su chaqueta el teléfono. Hizo el ademán de entregárselo a Mark, mas antes de hacerlo volteó tenuemente su cabeza y colocó un dedo sobre su moflete, golpeándolo suavemente dos veces.

Yuta quería que le diera un beso en su mejilla.

No lo pensó mucho y se acercó hasta el rostro de Yuta. Éste último esperaba con ansias el posterior acto. Y vaya que las ansias valieron la pena al sentir esos suaves labios posarse en su piel. Estuvieron ahí por unos largos minutos, ambos no tenían el mínimo propósito de separarse de no ser por la molesta voz de YoungHo.

—¿De casualidad no querrán un museo? Parecen estatuas. —se burló Johnny, aumentando las risas al ver que inmediatamente Mark se dirigió a él con su mano hecha un puño. Yuta también rió.

Por adelantado el celular se prendió, mostrando una llamada entrante. Respondió.

—¡Yuta, ven y sálvame! ¡Taeyong aún no lo supera y quiere volver a golpearme!

¿Haechan?

¿Mark? ¿Qué haces con el celular de Yuta? No me digas qu-

¡N-no! Nada de eso, es que...—alzó su vista hacia Yuta, éste ahora quería arrancarle el delantal a Johnny para colocárselo y burlarse de él— Yuta ha bebido mucho. Bastante para ser honesto.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? ¡Me perdí de los posibles espectáculos que ahora está protagonizando!
—lloriqueó.

—¡Donghyuck! ¡Necesito que muevas tu estúpido trasero hasta acá y darme una mano!

—¡Está bien, está bien! aceptó— ¿Dónde está?

—En una cervecería-

—¡Draugth Beer, donde la cerveza puede llegar a ser de color rosa! —se metió Johnny a lo lejos, sin perder la oportunidad de mencionar aquel eslogan que lo tenía hasta la coronilla.

—Sí, eso. No tardes, porque de lo contrario soy capaz de hacerte ver la luz incluso antes de tu estimado tiempo. —amenazó Mark, hablando en un tono ligeramente serio por si aquello sucedía.

—¡Ya! ¿Acaso lo único que saben es amenazarme? ¡Jódanse todos! —insultó Donghyuck, insulto que rápidamente fue retractado al escuchar un grito de Taeyong acercándose— ¡No tardo!

Mark asintió aun siendo consciente de que Haechan no lo estuviese viendo. Cortó la llamada en el momento adecuado, y retomó la acción de hace unos minutos: combatir contra aquel Yuta ebrio.

Aparentemente sí logró el propósito de arrebatarle el delantal a su ya amigo, puesto que pasaba por las mesas cual mesero, ofreciéndoles bebidas inexistentes y bueno, definitivamente Nakamoto no servía para ser mesero.

—Van a echarte, YoungHo. —uno de los verdaderos camareros pasó por su lado riendo. Este último parecía realmente divertido ante esa idea.

Mark no pudo contener una risa. Yuta desarrollaba diferentes fases dentro de su embriaguez. Cualquiera que comparara a Yuta sobrio y ebrio podría asegurar que son personas completamente distintas.

Fueron unos cuantos minutos de espera hasta que se escuchó la puerta ser bruscamente azotada, podría determinarse una perfecta entrada inesperada, dejando fuera las quejas que soltó después junto a las caricias que le daba a su mano.

¡Hyuckieeeeeeeee! ¡Pensé que hagbías muejto! Yo...yo recuebdo haber ido a tu funeral... —rememoró lo inexistente Yuta, llevando una de sus manos a su barbilla.

—Créeme que eso hubiera pasado de no ser porque estás ebrio. Te debo una, Yuta. —agradeció Haechan, intentando regularizar su respiración recostado en una mesa vacía.

—De hecho, me debes una directamente a mí, fui yo quien te llamó. —corrigió Lee, siguiéndole un exagerado asentimiento por parte de Yuta.

—¡Como sea! —se implicó Johnny— ¡Llévense al borracho de Yuta antes de que me despidan de verdad!
—alertado los sacó a empujones del bar, el pelirrojo nuevamente riendo sin razón alguna.

—¡Está bien! ¡Gracias por la cuenta, Johnny!

—¡Tendrás que pagarme de todas maneras! —gritó a lo lejos. Mark bufó. Volteó a ver a Haechan, quien ahora buscaba desesperadamente algo por todos lados.

—¿Y Yuta? 

                               【 ☕ 】

esto es muy random. prometí someter toda mi cordura a esta historia pero creo que la borracha es otra 👊👊

匚ㄖ千千乇 // yumarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora