Hace veinte años...
-¡bienvenidos a mi humilde hogar! – mi padre Vlad Tepes da la bienvenida al baile anual en honor a nuestro cumpleaños número 528, miro a mi hermana Amelinda; mi otra mitad, luce un largo y hermoso vestido de seda rosa pálido, su negro cabello está recogido en un hermoso moño adornado con pequeñas rosas del mismo tono del vestido y su rostro esta maquillado de mañera muy dulce. En cambio yo soy completamente opuesta, luzco un corto vestido color purpura oscuro, mi cabello esta suelto y despelucado a lo estrella de rock, el maquillaje es fuerte y llevo rebelde piercing en la nariz. No lo hago porque este sea mi estilo, en realidad solo lo hago por fastidiar al consejo y a mi padre. Para ser sincera odio al consejo, solo son unos estúpidos vividores que cuestionan todas las decisiones que tomamos las princesas y le besan el trasero al rey. son ratas que deben ser exterminadas y es algo que algún día haré sin que se me castigue por ello. Estoy sentada en trono masticando chicle de forma ruidosa, haciendo pompas y reventándolas de forma molesta. mi padre me mira de forma fulminante me da un toque mental para que hable con él. – escupe el maldito chicle, al menos en señal de respeto a mis palabras Amelia. – Haciendo mala cara escupo el chicle en medio del trono de él y el mío. los miembros del concejo abren los ojos como platos y exclaman ofendidos. Siento la risa mental de Amelinda y sé que es la única que nunca se molesta ni me dice nada por ser tan malvada. Mi padre me ignora y sigue con su discurso.
La fiesta está en su auge, yo no estoy de humor para ver toda la aristocracia bebiendo y comiendo mientras hay muchos muriendo de hambre y frío. Me levanto con la intención de irme a mis aposentos. Dejo a mi padre y a Amelinda dialogando con unos concejales y me escabullo por los pasillos, estoy distraída en mis pensamientos cuando siento que me halan del vestido dándome la vuelta, unas manos me tapan la boca para que no grite. Soy estrellada a gran velocidad contra la pared y siento como varias costillas se quiebran y gimo de dolor.
- Ese sonido me excita, princesa – reconozco esa voz, es Helios uno de los miembros más antiguos del consejo, sabía que el hijo de puta me tenía en su mira. Pero no como para que se atreviera a atacarme en mi propio hogar. Toma mi piercing y lo arranca sacándome sangre de la nariz, lo miro furiosa, mis ojos cambian de heterocromos a rojo, pero como no tengo mucha fuerza porque no me he alimentado en días vuelven a ser heterocromos. Sonríe con maldad, sabe que me tiene a su merced.
-Su-suéltame maldito, mi padre te empalará por tocarme – mi ira va en aumento. estoy débil, he perdido poder, él sabía cómo estoy y por eso ha atacado. Siento su aliento y mi piel se eriza de fastidio, sabe que me repugna y con diversión rasga mi vestido dejando mis pechos expuestos, toma uno y con su asquerosa mano aprieta mi pezón con tanta fuerza que hace brotar lágrimas de mis ojos. Mi sufrimiento le excita y restregando su erección contra mí, me lame el hombro para luego clavarme los colmillos marcándome con lujuria. las arcadas suben por mi garganta, siento tanta rabia e impotencia, siento como mi cuerpo se llena de energía, una energía que no sabía que existía en mí. Y de pronto hace explosión, lo estrello contra el vitral de enfrente rompiéndolo en pedazos. me derrumbo en el piso a vomitar bilis. cuando alzo la mirada hacia el vitral, el maldito ya no está, se ha ido. Me levanto temblorosa y me dirijo a mi habitación, no puedo salir ante todos y verme como una débil, eso decepcionaría a mi padre. Me derrumbo en mi cama y rompo a llorar.
*****
-¿Amelia? ¿estás bien? hermana... contéstame, no te cierres. dime algo. – digo asustada llamando a mi hermana, estoy asustada, sentí su agitación. Jamás había sentido algo así. No contesta ni permite que entre en su mente.
-Amelinda... ¿pasa algo? – mi padre deja de hablar con Gregory y centra su atención en mí.
-No sucede nada, padre. – me levanto con la intensión de ir a la habitación de Amelia y soy interceptada por Leonard el más reciente miembro del concejo.
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Matriarcas Del Inframundo
VampireSINOPSIS: Dos gemelas... un alma compartida... Amelia y Amelinda son dos princesas vampiras unidas no solo por sangre sino por alma, nacidas bajo una apocalíptica profecía representando el bien y el mal. Una condenada a vivir eternamente como humana...