Mascarada.

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Afuera el viento soplaba con furia, como si toda la frustración, enojo y miedo que las acciones del juez le generaban, se hubieran materializado en esos silbidos angustiados.

Un relámpago la hizo gritar cuando Discord colocó la cuerda alrededor del cuello de Stern. No había piedad o lástima alguna en sus ojos de duro mirar, que más bien expresaban hambre de venganza.

Pese a ser tan dañino, sí conseguía sembrar duda en el corazón de Fluttershy, pues el hombre parecía un muñeco de trapo que se sacudía a la merced de la fuerza de Discord, que ahora, le parecía mucho más grande y fuerte que el delgado señor que si lo pensaba bien, ya se acercaba a ser un anciano. ¿Qué era lo que tendría que ver a continuación? ¿Discord lo haría colgar por el cuello? ¿Estaba bien sentir compasión? ¿Cuántas personas habrían sufrido un destino semejante por culpa del ahora indefenso juez?

Quería mantenerse leal al amigo que alguna vez había tratado de defender con todas sus fuerzas de los abusos de los policías y la muchedumbre inculta, y por eso recreó esas memorias con fuerza en su corazón. Trató de visualizar también las escenas que tomaron forma en su cabeza con el relato que Cheese Sandwich hizo el favor de contar. Y con todo eso en mente, comprendía que quizá, Discord estaba en su derecho personal de arreglar cuentas, pero aún así, no quería ver a ese Discord tan poco familiar tomando la vida de otra persona, aún si era la de Stern.

Cuando estaba por ceder a sus deseos de huir, la voz de Double Diamond la distrajo brevemente de su angustia.

-¡Fluttershy! Ven conmigo -le pidió su amigo, tendiéndole una de sus manos blancas, y ella, tras ver a Discord apretar el cuello de Stern con placer en su sonrisa, tomó la mano tibia que le transmitió algo de consuelo-. No mires atrás -pidió con suavidad, y Fluttershy se sintió fuertemente atraída a esa voz, pero quizá no a su consejo, porque al girar la cabeza sobre su hombro, vio a Discord sostener a Cosmos por la cintura.

Le dio la impresión de que Discord había terminado con el trabajo. Quizá no lo había suspendido con la cuerda, sino que le había apretado el cuello hasta ver cómo la angustia del hombre permanecía en su rostro al tiempo que la vida se le iba. Y entonces comprendió que ese no era su lugar. Ese era el lugar de Cosmos, que estaba dispuesta a acompañarle y a participar de su venganza. Era claro además, que Discord confiaba y albergaba sentimientos por ella. Por eso su lugar solo podía ser en otro sitio, lejos de ellos dos, quizá corriendo como hacía en ese preciso momento.

Double Diamond redujo la velocidad y finalmente se detuvieron en lo que parecía ser un parque o jardín vacío. Fluttershy se conmovió sintió conmovida por la quietud y belleza del enigmático lugar. Árboles frondosos de los que se desprendían hojas y flores diminutas, se mecían con la suave brisa en las jardineras.

La admiración era tal que de pronto el corazón se le aceleraba y tenía deseos de llorar. ¿O quizá esa conmoción y excitación se estaban combinando con la tristeza de dejar atrás a Discord? Sin embargo, pese a la remanente ansiedad que hacía eco en el silencio, sentía paz.

-¿Dónde estamos?

Fluttershy preguntó recorriendo con sus ojos la tez y ojos claros de Double Diamond: eran como ese lugar. Éste le besó la mano.

-En mi obsequio para ti.

Aquello la desconcertó, y la cara se le calentó cuando el chico apuesto hizo que le acariciara la mejilla.

Al no recibir respuesta, Double Diamond le sonrió con tristeza.

-¿No te gusta? -preguntó.

-No, no es eso...

-Si no te gusta -continuó-, puedo darte muchas cosas más -atravesaron una etérea cortina blanca y Fluttershy entonces estuvo ante un cuarto lujoso que a diferencia del anterior escenario que, era de tonalidades canela y vino, que daban la sensación de calidez. Un cuarto rojo.

El fantasma Discord de París.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora