Las pláticas alegres que siguieron a ese juramento habían apartado los pensamientos tristes de la mente de Fluttershy, así que se acercó al salón de música, con la incertidumbre y las mariposas bailándole con alegría en el estómago.
Le había dado dos besos y le había pedido que no se olvidara de ir a su ensayo. Había posibilidad de que Discord solo fuera amable, pero le habían contado ya que no era propio de él andar regalando besos, ni siquiera ser cariñoso. Entonces, significaba que ella era especial, ¿no? No eran solo ilusiones suyas, ¿o sí? Aún así, aunque más segura que antes, no podía abandonar su razonamiento de que no era seguro que Discord la quisiera de la misma manera. Y de nuevo la contradicción seguía, porque aún si no estaba segura de ser correspondida, se sentía como si así fuera, con ese emocionante cosquilleo en el pecho. Para ella, el mundo se había vuelto emocionante, como si la aventura estuviera a la vuelta de la esquina, al otro lado de la puerta.
Disimuló su sonrisa antes de abrir la puerta, esperando que él ya estuviera ahí, sentado frente al piano, como siempre. La sonrisa se le borró de verdad y las mariposas perdieron vuelo: Discord no estaba.
Esperó diez, quince minutos, media hora. Las mariposas, de volar alegremente, habían pasado ya a moverse en remolino, más bien generándole una fea sensación similar al miedo. La desilusión se hacía presente también, junto con la tristeza. Hizo una mueca en la privacidad de la habitación mientras se miraba las manos por centésima vez.
Eso no era propio de Discord, y si bien no habían llegado a un acuerdo tácito de encontrarse de manera puntual para los ensayos, siempre había sido así antes.
-Me dio dos besos... -se recordó, insegura.
Se tocó al lado de la comisura de los labios, justo donde se habían posado sus labios. Lo pensó un poco más.
-Tal vez algo fuera de lo normal pasó. Algo importante -se dijo, como explicación, y con un suspiro se levantó para ir a buscarlo. Porque la verdad era que no conocía el motivo de su larga tardanza, y no debía apresurarse a sacar conclusiones negativas, ¿verdad?
Mucho menos animada que antes salió de la habitación, y se dirigió a las escaleras, con el plan de ir a la habitación de Discord primero. Gracias a eso escuchó esa voz lejana, poco clara, pero inconfundible. Venía de más abajo. Se escuchaba molesto. Aquello le generó un mal presentimiento. Los aparentes reclamos venían del vestíbulo. Y entonces hizo su cautelosa aparición.
Discord estaba muy diferente al que ya se había acostumbrado: su expresión se había endurecido, lo mismo que su voz, que en lugar de sonar dulce se escuchaba un poco más grave de lo normal. La persona a la que reñía era Twilight, y otros escuchaban también, entre ellos Applejack, Pinkie Pie, Cheese Sandwich y Braeburn. Rarity y Rainbow Dash no estaban.
-Sabía que reaccionarías así. Por eso no te lo dije -explicó la chica con tono duro.
-No es aceptable. ¡Sabías la verdad y me la ocultaste! ¡Deberías saber que eso fue equivalente a protegerlo! -reclamó.
-¡Te protegía a ti, Discord! ¡Entiéndelo! Si vieras lo irracional que eres ahora...
-¡Es mi asunto! Y es personal. ¡Nadie me va a arrebatar mi derecho!
-¡¿De venganza?!
-¡De hacelo pagar! Por mí y por todos sus crímenes. ¡Por él malgasté al más de 20 años irrecuperables de mi vida! ¡Y durante más de la mitad de ese tiempo me torturaron! ¡Me trataron como a un animal! ¡Ni siquiera a los animales se les trata de esa forma! ¡Tú lo sabes, Twilight! Tú lo viste, con tus propios ojos -le recordó, dolido.
Fluttershy se sintió culpable. Había estado demasiado ocupada con el presente y su enamoramiento, que fácilmente se olvidó de lo que escuchó sobre su terrible pasado. ¿Qué clase de amiga era? ¿Qué tan egoísta podía ser?
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El fantasma Discord de París.
FanficFluttershy, Rainbow Dash y Rarity se mudan del campo a la ciudad de París, donde Rarity ha soñado siempre poner una boutique de ropa. La ciudad tiene muchas cosas nuevas e interesantes que ofrecer, pero además es el lugar donde Fluttershy se encuent...