Capítulo XII

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Después de un día entero caminando, Yannerk, Yereith, y su tripulación llegaron a una pradera con una pequeña colina de la cual caía una cascada, la cual caía directamente en un río que al parecer era bastante profundo. A un lado del río había un bosque, del cual ellos habían salido, y al otro lado, un pequeño pueblo, sin una muralla que le protegiese, simplemente algunas casas y un puente de piedra que atravesaba el río para poder llegar al pueblo. Había un cartel en el que ponía el nombre de éste, Nalkath. Las casas eran pequeñas y de color blanco, para que no hicieses tanta calor, pues no había sombra alguna que protegiese las casas del calor en meses calurosos. Había un camino hecho de tierra, y justo en el centro del pueblo, una fuente con la estatua de un Pegaso en la parte superior de la fuente.

 Había un camino hecho de tierra, y justo en el centro del pueblo, una fuente con la estatua de un Pegaso en la parte superior de la fuente

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-Mire Capitán, un pueblo, quizás podamos pasar ahí la noche. -añadió uno de los miembros de la tripulación de Yannerk.

-Sí, deberíamos preguntarle a alguien, vamos. -dijo Yannerk mientras caminaban por el puente de piedra.

Tras cruzar el puente, un halcón pasó volando a toda velocidad sobre el grupo de aventureros, llamando la atención sólo de Yereith. Al llegar a la entrada del pueblo, dos hombres vestidos con ropa sucia y rota se acercaron a ellos y se pusieron delante para no dejarlos pasar.

 Al llegar a la entrada del pueblo, dos hombres vestidos con ropa sucia y rota se acercaron a ellos y se pusieron delante para no dejarlos pasar

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-No podéis pasar, lo sentimos. -añadió uno de los hombres.

-¿Y me lo dice un campesino? Dejadnos pasar, nos gustaría pasar la noche aquí, sólo ésta noche. -dijo Yannerk apartándose un poco de los dos campesinos.

-Sois Asaltantes Marinos, no sois de fiar. -replicó el otro hombre mientras más personas salían de sus casas para ver qué estaba pasando.

-Primero tenemos que preguntarle a ella si os debemos dejar pasar. -

-¿Quién es "ella"? -preguntó uno de los piratas.

Ninguno de los dos contestó, sólo se miraron entre ellos, y después volvieron a mirar a la tripulación.

-Dice que podéis pasar. -añadieron ambos campesinos al mismo tiempo, abriendo paso a los piratas.

Throndill: El Árbol Del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora