Capítulo XVI

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Pero justo entonces, noté un movimiento delante de mí, y cuando abrí los ojos, vi a un Katarlazz muerto en el suelo sin cabeza, y a Rebekya a mi izquierda, con su espada ensangrentada.

-Bueno, ahora sí, ¡A matar a estas ratas voladoras! -exclamó Krallensath, llamando la atención de los Katarlazz, mientras Daylor disparaba a uno de ellos en la cabeza y lo mataba al instante.

-Lo siento por hacer eso, soy un imbécil. -dije mirando a Rebekya.

En ese momento, se me acercó y me besó mientras los demás luchaban contra los Katarlazz.

-Eres mi imbécil. -dijo sonriendo al separarse de mí.

-Para siempre. -aclaró enseñándome el anillo de su mano que le regalé cuando nos casamos, haciéndome reír.

En ese momento, un Katarlazz vino a por mí, pero Rebekya lo desvío disparándole un gancho que lo atrajo hasta ella, y yo le corté las alas, y seguidamente, la cabeza, matándolo. Narya se subió a un árbol, y vio como los Katarlazz volaban de lado a lado, chillando y riéndose, evitando los ataques de los demás. Mientras estaba en el árbol, notó que uno de los Katarlazz siempre hacía el mismo recorrido, y justo cuando estaba debajo de ella, se tiró encima, y al caer en la espalda de la criatura, le atravesó el pecho con su espada, matándolo y sacando su espada, manchada con la sangre del Katarlazz.

-¡Al abordaje! -exclamó Yannerk, emocionado.

-¿Al abordaje? -preguntó uno de los piratas.

-Perdón, la costumbre. -aclaró el Capitán.

Yannerk se juntó con Leisek al lado de un árbol, y Yannerk levantó su brazo con la espada en la mano mientras uno de los Katarlazz pasaba volando, atravesándole desde el pecho hasta la cola, y cuando la criatura cayó al suelo, antes de tocarlo, Leisek le cortó la cabeza, manchándose la cara y la ropa con la sangre del Katarlazz, al igual que le ocurrió a Yannerk por estar debajo de éste. Vylleinor estaba atento a cada vez que Daylor derribaba a algún Katarlazz, pues aprovechaba a que estos estaban en el suelo para cortarles la cabeza, ya que no llegaba a ellos cuando volaban por su corta altura. Más apartados, Krallensath y sus soldados reían a carcajadas, pues eran atacados por los Katarlazz sin descanso, pero al no recibir daño, los mataban fácilmente y de formas brutales. Cuando ya sólo quedaba uno, éste fue a por Krallensath, y cuando todos estaban mirando, el Nykesall agarró al Katarlazz, lo partió a la mitad, y lo tiró al suelo, muerto por la fuerza que ejerció el Nykesall sobre él.

-Ha sido más fácil de lo que pensaba... -murmuró Vylleinor.

Pero un último Katarlazz llegó volando a toda velocidad a por Yannerk, por su espalda, por lo que el pirata no lo vio venir.

-¡Yannerk! ¡Cuidado! -exclamé.

Cuando éste se dio la vuelta y vio al Katarlazz volando hacia él con las fauces abiertas, Mellany saltó desde un árbol y le cortó el cuello a la criatura, haciendo que el cadáver del murciélago gigante cayese sobre Yannerk, aplastándolo.

-Duele... Mucho... -murmuró Yannerk intentando quitarse al Katarlazz muerto de encima.

-¡Lo he matado! -exclamó Mellany, emocionada, mientras Krallensath cogía al Katarlazz muerto y liberaba a Yannerk.

Más al Oeste de Throndill...

Garenthol y Jatillah aparecieron en lo que parecía ser lo alto de una colina, rodeada por un denso y frondoso bosque.

-¿Para qué hemos venido? -preguntó Garenthol con su espada en la mano.

-Hemos venido a reclutar a unos... Amigos. -contestó Jatillah caminando entre los árboles del bosque.

Pero para tardar menos, sacó su espada, y ésta se alargó de una forma increíble, permitiéndole cortar más de 100 árboles al mismo tiempo, abriéndoles paso para llegar más rápido.

-Esto parece muy solitario. -dijo Garenthol mirando a su alrededor.

-¿Quién puede vivir aquí? -

En ese momento, se fijaron que entre los árboles del bosque habían casas y estructuras de piedra destruidas y en ruinas, y justo al lado, el cráneo de un humano de tamaño gigantesco.

-Quieto. -ordenó Jatillah poniendo su espada, de nuevo de tamaño normal, delante de Garenthol.

-Nos están mirando. -

-¿Dónde...? -preguntó Garenthol.

En ese momento, Jatillah señaló a una de las ruinas, una torre, del mismo tamaño que los árboles. Sin embargo, no señalaba exactamente a la torre, si no, a lo que había detrás. Cuando Garenthol se fijó bien, pudo ver a un humano de almenos 7 metros de alto, con los ojos amarillentos y una sonrisa ensangrentada y terrorífica.

-¿Qué te hará pensar que los Titanes nos van a hacer caso...? -preguntó Garenthol, en voz baja.

-Uno de ellos mide 20 metros, es el Titán Monarca. Él tiene el poder de controlar a los Titanes. Si le matamos, conseguiremos ese poder, y los Titanes trabajarán con nosotros en el plan de reconquistar Throndill. -explicó Jatillah.

En ese momento, el Titán que les estaba observando corrió hacia ellos, abriéndose paso entre los árboles, aún con su perturbadora sonrisa. Éste agarró a Jatillah, y cuando se lo llevó a la boca, Garenthol le cortó los tobillos a la criatura, matándola en ese instante y haciéndola caer al suelo, soltando a Jatillah.

-¿Porqué no te has soltado tú mismo? -preguntó Garenthol.

-Sabía que podías salvarme tú, para algo te entrené. -contestó Jatillah.

-Pero podrías haberle matado tú, ¿Verdad? -añadió Garenthol, mirando a su alrededor para asegurarse de que no hubiese más Titanes.

-Con los ojos cerrados. -afirmó Jatillah, sonriendo de medio lado.

Cuando salieron del bosque, notaron unos fuertes pasos cerca de ellos, y al mirar de nuevo a los árboles, vieron a un gran Titán, más alto que el que se habían encontrado. Éste Titán era el nombrado Titán Monarca, antiguamente el Rey de la ciudad destruida, tenía la barba larga y de color gris y era prácticamente calvo.

Al ver a Garenthol y a Jatillah, la criatura rugió con fuerza ante ellos, y muchos Titanes, de distintos tamaños, salieron de entre los árboles y corrieron hacia los Dioses, rodeándolos para devorarlos

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Al ver a Garenthol y a Jatillah, la criatura rugió con fuerza ante ellos, y muchos Titanes, de distintos tamaños, salieron de entre los árboles y corrieron hacia los Dioses, rodeándolos para devorarlos.

-Empieza el reclutamiento. -añadió Jatillah, sonriendo mientras se preparaba en su posición de combate, al mismo tiempo que Garenthol, con su cara de seriedad de siempre.

Throndill: El Árbol Del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora