XXI. Corazones rotos

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"Unos cometen locuras, otros realizan sacrificios, el amor ciertamente no es perfecto, a veces se pone feo"

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Necesitamos hablar, por favor, Llámame cuando estés lista. Te amo.

—No me alejes de ti, No es tu culpa, no es mía, ni de nadie, por favor, no hagas esto.

—Si quieres que te dejé en paz, esta bien Mel, pero dímelo de frente, y niegame que te has enamorado de mi, como yo lo he hecho de ti, y lo haré, te dejaré en paz.

—Lagrimas corren sus mejillas mientras tira su celular lejos de ella, el dolor en el pecho es más fuerte ahora, Alex está en el hospital, con una fractura leve de craneo a causa del impacto con el auto, dos costillas rotas y un brazo latimado, Santiago esta fuera de su vida, y Leonard, Leonard se ha escabullido en ella una vez más, pero contrario a lo que alguna vez había pensado sobre eso, lo detesta, lo odia, cada segundo compartido con el, provoca náuseas, asco, el no es el chico del que estuvo enamorada, el no es ni su sombra.

Pero sobre todo el no es Santiago...

—¿Como estas Alex?

—Susurro al entrar a la habitación del hospital.

—Pues podría estar mejor, diría que no ha sido la semana más linda de mi vida.

—Sólo llevas consciente tres días Alex, no es como si realmente hayas estado presente.

—Touche. Pero créeme que si pudiera saldría corriendo de aquí, Esto es realmente deprimente.

—Mel sonrió aunque sus ojos aun albergaban tristeza.

—Eres un enfermo muy quejoso Alex.

—El levantó la vista hacia ella con una sonrisa.

—Ven aquí Mel.

—Le pidió, sentándose con se dificultad, y haciendo espacio en la cama para que ella se sentará.

—Hola. —Dijo ella con algo de vergüenza ya estando a su lado. Porque aunque el no recordará lo que había pasado, y según los doctores nunca recordaría esos últimos cinco minutos antes del accidente. La culpa, la verguenza, el dolor, todo estaba ahí...

—Hola Mel. —respondió tomando sus manos entre las suyas, dejando un beso en ellas.

—Sabes cuando estas durante 72 horas en un hospital, con comida asquerosa, y mucho tiempo a solas... Muchas cosas llegan a tu cabeza como una revelación.

—Mel lo miró fijamente, tratando de comprender esas palabras.

—Mi revelación, bueno, si soy sincero la verdad he venido pensando esto desde algún tiempo, sería más como una conclusión.

—¿Qué p-pa... 

—¿Déjame terminar si?. —La interrumpio en su intento de hablar. —Eres mi mejor amiga Mel, y te conozco... te conozco y sé que tu no sientes lo mismo que yo.

—Alex.

—Tranquila ¿si?, esta bien, se que te gustó, que me quieres, que en realidad te gusta estar conmigo, que te encanta besarme. —Alex sonríe mientras habla,  levantando una ceja, haciendo a Mel sonreír mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

—¡Hey! No llores... Es obvio que soy en extremo atractivo, y uno de los mejores besadores del mundo.

—Eres muy modesto ¿Sabes?. —Bromea mientras sorbe de su nariz. —El se encoge de hombros con una mueca de dolor.

Tu boca sabe a olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora