Fuck Calories

2.

────── ¡Dazai-san, la enfermera dijo que podemos salir a dar un paseo!

El albino entró a la habitación con una enorme sonrisa, le dijeron que como el mayor ya se estaba recuperando y se estaba esforzando por comer le dejaban salir en su compañía por un determinado tiempo y eso probablemente lo ponía más feliz a el que al castaño, el cual aún estaba bastante delgado pero comparado a varios meses atrás había mejorado bastante, y Atsushi observaba como se iba poniendo saludable con brillos en los ojos

El pelirrojo desde su respectiva parte de su habitación los observaba con un poco de envidia mientras batallaba con un yogurt obligandose a terminarlo aunque en reiteradas veces se asqueaba y lo dejaba por unos minutos y para luego volverlo a intentar, estaba dispuesto a recuperarse y salir de ahí lo antes posible.

En el otro extremo Atsushi había tomado las manos de Dazai y lo llevaba a la salida como un cachorrito con ansias de salir de paseo, Dazai rio al ver su emoción y Atsushi estaba feliz de verlo sonreír.

────── Espera que agarro mi abrigo y ya nos vamos.

El castaño zafó sus manos de las del entusiasmado Atsushi para luego ponerse una campera y tomar su brazo caminando juntos hacia la salida.

────── ¡Adiós cursis!

Los despidió Chūya arrojando una almohada en dirección a Dazai, la cual cayó al suelo antes de llegar a su objetivo y el castaño lo saludo con la mano sacándole la lengua en un gesto infantil y burlón desapareciendo en compañía de Atsushi a través del marco, dejando al pelirrojo a solas con la compañía de lo que quedaba de su yogurt. 

Dazai llevaba mucho tiempo sin salir afuera. Tomó la mano de Atsushi, este correspondio, entrelazando sus dedos con los del contrario. No eran pareja o algo así, solo eran amigos muy cercanos que confiaban el uno en el otro, aquel contacto les hacia sentir seguros.

────── Si esta cansado me dice y podemos volver ¿Si?

Mencionó el menor, pero al voltear a ver al otro este se había quedado congelado.

──── ¿Dazai-san...?

A lo lejos había un joven el cual Atsushi jamás había visto antes quién los miraba con los ojos como platos.

¿Por que Dazai-san estaba sujetando la mano de aquel chico luego de hacer desaparecido por completo de su vida?

La primera reacción que tuvo Akutagawa al ver eso fue la rabia, una rabia intensa que lo recorrió de pies a cabeza.

Por otro lado, Dazai vio como Akutagawa se estaba destruyendo a si mismo por su propia incompetencia ¿Acaso no estaba demasiado delgado? Eso no podía ser saludable. Su cabeza era un desastre ahora mismo, es algo muy difícil tratar de explicar todas las cosas que corrían por su mente en ese instante, hace unos meses su cuerpo estaba igual o peor que el de su amigo y eso le resultaba algo un poco difícil de asimilar. Iba a colapsar.

Había llevado un chico a la miseria sin importarle.

──── Vámonos de aquí Atsushi-kun...

El labio inferior de Dazai temblaba. Atsushi no hizo preguntas y emprendió el camino de regreso.

Akutagawa no dejaría que se vaya, tenía muchas preguntas, mucho enojo acumulado. Grito su nombre mientras iba tras ellos.

Aceleraron el paso, Atsushi no quería hacer correr a Dazai ya que podría cansarse, pero tenían que huir, en la clínica le dijeron que el mayor tenía estrictamente prohibido interactuar con otras personas con algún tipo de trastorno alimenticio ya que eso podría generarle una recaída.

──── ¿¡Por qué está huyendo Dazai-san?! ¿¡Quien es el?! ¿¡No íbamos a ser perfectos juntos?!

Akutagawa corrió detrás de ellos, el albino sabía que debía alejar a su amigo de aquella persona, era joven y quizás un tanto torpe e ingenuo, pero conocía bien ciertas calles de la ciudad y sus atajos, y haciendo algunas maniobras lograron perder a su perseguidor.

Cuando llegaron a la clínica Atsushi debió ir a informar a la enfermera todo lo que pasó, le dio un abrazo a Dazai y le dijo que luego de explicar todo iría hacia su habitación, no quería tener que dejarlo solo, nunca había visto a su superior así, ni siquiera cuando lo había encontrado completamente destruido en el suelo del baño del colegio, con sus huesos casi que atravesando la piel de lo delgado que estaba, incluso en ese momento el castaño se había mostrado despreocupado y lo único que decía lamentar fue el hecho de haber sido encontrado por el menor. Ahora había algo más reflejado en el brillo de sus ojos ¿Culpa tal vez? Pero de todas formas el más joven no iba a indagar en eso a menos que el propio Dazai quiera contarle.

El entró a la habitación tambaleante, Chūya iba a hacer algún tipo de comentario sarcástico hasta que levanto la mirada y se detuvo en seco viendo el estado en el que venía su compañero de cuarto.

──────¿... Estas bien?

Fue lo único que salió de su boca, Dazai parecía a punto de llorar y derrumbarse, ese Dazai, el cual a veces no parecía que siquiera tuviera emociones.

────── ... Chūya... Yo...

Balbuceo algunas palabras pero no llegó a formular ninguna oración, el pelirrojo, el cual estaba recostado sobre su cama, palmeo el a su lado en el colchón, indicando que se acercara, el castaño acató la orden siendo recibido con un cálido abrazo de parte del más bajo.

────── ... Perdón por haberte llamado gordo...

Se disculpó en un murmullo.

Dazai sentía que su cabeza iba a explotar pero no podía derramar una solmalágrima, Chūya por su lado, qué era un poco más sensible que el más alto, sintio como sus ojos se cristalizaban al escuchar sus disculpas.

────── Tonto... Eso ya pasó... No te preocupes...

Para cuando Atsushi término de hablar con los directivos de la institución y volvió los encontró dormidos abrazados, una escena que jamás se habría esperado ver por lo mal que se llevaban habitualmente, viéndose tan tranquilos como si aquella cruz que cargaban jamás hubiera existido.

Acarició el cabello de Dazai antes de irse y suspiró, tenía el mal presentimiento de que las cosas se volverían más difícil a partir de ahora.