Capítulo 1

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 En la oscuridad, todos los monstruos están en casa. 

 Esa puede ser la razón por la que Harry se fijó en él demasiado tarde como para que el final fuera diferente. 

 El veneno de Nagini viajaba por su brazo como manchas en un paño limpio mientras la monstruosa serpiente se escondía en donde Hermione la había encontrado, la misma chica estaba de pie unos metros detrás de Harry, con los ojos puesto en el lugar que la bestia desapareció. Hubo un silencio total durante unas respiraciones profundas, cuando el aire frio del exterior entró por las ventanas rotas y Harry consiguió la fuerza suficiente como para ponerse de rodillas, su varita no estaba en sus dedos. Ni si quiera cerca de ellos. 

 ¿Por qué estaba tan tranquilo? ¿Por qué Nagini se escondió de su presa herida? ¿Seguramente Hermione no la había matado tan fácilmente...?

 El guardapelo dorado en su cuello tiró al mismo tiempo que algo en lo profundo de su pecho, y la respuesta se reveló parado al final del destartalado pasillo, como si hubiera estado ahí todo el tiempo. 

 Lord Voldemort fijó a Harry con sus ojos claros y a Harry se le olvidó como respirar. Mil preguntas entraban y salían de su mente. ¿Dónde estaba el dolor que normalmente anunciaba la oscura llegada del hombre? ¿Dónde estaba el monstruo de piel pálida a principios del verano? ¿Por qué aquel monstruo llevaba su rostro humano olvidado de hace tiempo?

 Una pesadilla con forma de un hombre; un chico con el veneno inundando sus venas. Entre ellos se encontraba la eternidad. 

—Harry Potter. Por fin —habló aquella voz familiar y cortante, haciendo que Harry se preguntara cuanto tiempo esperó en las sombras, viéndoles luchar contra Nagini mientras Harry peleaba por cada latido de tu corazón—. Y un pequeño regalo robado. Uno para que lo maté, y otro para que lo recupere. 

 Era su fin. Él moriría, Hermione moriría, y el horrocrux volvería a las manos de Lord Voldemort, donde el terror se esparciría y extendería. ¡Harry no quería morir! 

 Sin embargo, aún respiró profundo - la posibilidad de seguir viviendo estaba ahí para tomarla. Aún no era el final.

 Nagini y sus brillantes escamas se deslizaron hacia la esquina de la vista de Harry cuando él actuó y puso la trampa. Extendió su débil mano izquierda hacia el grueso palo de madera debajo de una mesa abarrotada. El destino y la suerte estaban de su lado, ya que ningún hechizo cegador voló hacia su forma temblorosa. En cambio, ahora fue la forma muggle.

 Lord Voldemort se abalanzó sobre él mientras la figura difusa de Hermione levantaba su varita en un intento valiente pero débil de luchar contra el Señor Oscuro, sin saber que Voldemort bailaba con la sintonía de Harry.

 En el instante que esos aplastantes dedos se cerraron alrededor de su antebrazo, Harry los apareció, manteniéndola a salvo, llevando al monstruo a otra tierra.

 Específicamente, a uno de los muchos bosques en que Harry estuvo durante su huida. 

 Los dedos de Voldemort se clavaron en el mismo lugar que los colmillos de Nagini antes que el impacto contra el suelo provocara que se separen. Tres golpes llegaron a sus oídos cuando la luz cegadora dejó sus ojos al mismo tiempo que lo hicieron sus gafas. Tres... ¿por qué tres? ¿Hermione había—?

 A pocos metros de distancia, algo vivo se deslizó muy suavemente entre la nieve.

 La serpiente.

 Harry moriría. El malo de madera en su palma era completamente inútil ahora, no era más que una vieja decoración de muebles, un estúpido adorno que le compró la vida a Hermione. Y sintiéndose siempre como la soga en su cuello, el guardapelo de Slytherin llamó a su amo sin voz. 

Él dice "odiarme" | Tom Riddle - Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora