Acaba de salir de la oficina de USSR, después de haber sido totalmente ignorado por él. No entendía para que le hacía hacer un informe y casi una pinche exposición para simplemente sentarse sin decir nada. Y aún peor es que le dejaba tarea, como si aún siguiera siendo un niño. Ya estaba cansado de estudiar las reacciones de ellos como países a desastres naturales o de gobierno. Prácticamente sabía todo, y el mayor aún le seguía llevando libros para que los leyera en su ausencia.
Comenzó a caminar por el pasillo, pensando en todo el trabajo que ahora tenía. 5 libros en su mano, 3 de ellos ya los había leído y estaba seguro que los otros 2 decían exactamente lo mismo pero con algunos cambios. Era muy poca la información que se tenía sobre ellos y su cuerpo. Claro que había países que sabían mas del tema, como Austria. Tenía entendido que antes de que OMS apareciera, era el doctor de todos los países y estados, y también fue el encargado de enseñarle a la organización todo los sabía. Deseaba poder temer por lo menos una plática con el austriaco, pero USSR se lo tenía prohibido. En realidad tenía prohibido interactuar con otros países que no fueran comunistas.
Suspiro rendido. Odiaba su vida desde el momento en que conoció al soviético, todo marchó mal desde ese punto. Perdió a su padre, ya no podía ver a su hermano, lo alejó de todo aquel que quería y parecía que así sería hasta el día en que muriera. Sólo le agradecía una sola cosa a ese comunista tan odiado.
Rus- ¡Ali! - Ahí estaba esa pequeña luz entre tanta oscuridad. El ruso de 15 años corría hacia él mientras gritaba su nombre.
RDA- Rus, no me iré, no es necesario que grites. - Ver aquel rostro le alegraba el día. Esos ojos azul cielo iluminaba el cuarto en cuanto entraba. Era tan lindo cargando esa bola de pelos negra...- ¿D...de donde sacaste ese gato? - Pregunto en voz baja cuando el menor estuvo frente a el. Los animales estaban prohibidos en el edificio, y si los descubrían le avisaron a USSR y él los regañaría, y no quería que regañaran al ruso.
Rus- E...es que...- Parecía nervioso, tal vez asustado. Se notaba que no sabía que hacer com el felino y tampoco quería ser reprendido. - Lo encontré afuera, es...estaba tirado junto a la basura, le hable y no se movía y...y creo que se está muriendo.
El pobre ruso estaba al borde de las lágrimas y abrazaba con fuerza al gato negro de ojos verdes que descansaba cómodamente en su regazo.
RDA- Tranquilo, vamos a mi oficina. - Abrazo al menor por los hombros para tratar de calmarlo. - El gato parece estar cansado y hambriento, tal vez sólo necesita descansar un rato. - Dijo esperando que eso aliviada al ruso, pero veía al gato detenidamente y no se veía para nada bien.
Consiguieron una cobija y un poco de atún para que comiera y descansará. Parecía ser que el gato había pasado por muchas cosas, o eso pensaban por que parecía tener una expresión serio, como si estuviera enojado. También tenía el pelo esponjado y lleno de tierra haciéndole tomar una tonalidad gris.
RDA- Parece un oso gruñón. - Dijo sentando frente al gato que dormía tranquilo.
Rus- ¿Tú crees? - Miro con confusión al mayor, para después pasar su vista al gato tratando de verle parecido con dicho animal.
RDA- Si, mira su pelo todo esponjado, y su manera de dormir. Es un oso atrapado en el cuerpo de un gato.
Rus- Yo sólo veo un gato gruñón. - Sonrió nervioso al no poder entender la comparación del alemán. Volvió a mirar al felino, respiraba con dificultad y a veces soltaba pequeños quejido de dolor. - ¿Qué haremos con él?
RDA- No lo sé. - También dirigió su mirada a la bola de pelos, sintiendo lástima por su estado. - ¿Crees que te lo puedas llevar?
Rus- Eeeeh...No, es que...mi papá nos prohibió tener mascotas. - Dijo nervioso mientras jugaba con sus manos y desviaba la mirada. - Ma...matamos un pez y...pues eso.