Era otra vez venía de visita a Berlín, pero ahora venía acompañado de su padre como el sobreprotector que era. Muy rara vez lo dejaba sólo, siempre atrás de el y asegurándose de que no se fuera sin su permiso, justo como lo están a haciendo ahora. Agradecía tanto que su padre se distrajera tanto con China que no se daba cuenta de cuando se salía de la oficina.
Suspiro al ya estar lejos, si su padre se daba cuenta tendría tiempo para correr. Levantó la vista mirando a todos lados pensando en donde estaría el alemán pero no hizo falta moverse de ahí. Una mano se asomó desde la puerta que tenía detrás y lo mal o dentro de la habitación.
Trato de liberarse al pensar que alguien quería hacerle daño, y estuvo a punto de golpearlo hasta que vio los ojos verdes brillando en la oscuridad del cuarto. Se relajó sonriendo al ver a su pareja después de 3 meses de espera. No dudo en abrazarlo fuertemente recargandose en su pecho, a pesar de que ya estaban casi del mismo tamaño.
Rus- Idiota, me asustas. - Se separó un poco para pellizcar con fuerza la mejilla del mayor haciéndole sacar un pequeño gemido de dolor.
RDA- Que linda manera de saludarme. - Beso la frente del ruso mientras le quitaba el molesto gorro que impedía ver sus cabellos blancos.
Rus- No fue lindo que me metieras a la fuerza a una habitación oscura llena de papeles y libros. - Cerró los ojos al sentir como empezaba a peinar su cabello, pasando sus dedos con delicadeza entre sus mechones.
RDA- Hey, te estuve esperando desde hace media hora. - Rio al ver como el ruso parecía quedarse dormido, y sólo respondió con un "mmh". - No te duermas.
Dejo de acariciar el cabello para tomar al menor de sus costados, y este ingenuamente pensó que lo acercaría para darle un beso pero nunca llegó, en cambio sintió los dedos del alemán haciéndole cosquillas por todo su torso sacándole varias carcajadas mientras se retorcia.
Rus- ¡Basta! ¡No me dormiré pero para! - Terminó por sostenerse del mayor para no caer, para su desgracia, el alemán estaba distraído y perdió el equilibrio así que ambos cayeron.
Soltaron un quejido de dolor al momento de tocar el suelo, fue un fuerte golpe, sobretodo para el menor que cayó de espalda.
Rus- Eso dolió. - Estaba totalmente acostado, con los brazos extendidos a ambos lados y con la mirada hacia el techo.
RDA- Lo siento, fue mi culpa. - Uso sus manos para levantarse, haciendo que su rostro terminará justo frente al menor.
Rus- Si, lo fue. - Sonrió burlándose del mayor, pero este sólo lo miraba atentamente. - ¿Qué pasó?
RDA- Es que te ves muy lindo desde aquí. - Ahora el sonrió viendo como el menor se sonrojaba de golpe.
El alemán se inclinó posando suavemente sus labios sobre los del menor. Le encantaba el sabor a manzana que estos tenían, como temblaban por su inexperiencia, pero se dejaban llevar por los suyos tratando de seguir el ritmo, mismo que iba aumentando de apoco.
Sus manos fueron bajando hasta las piernas del ruso, acariciandolas de arriba a abajo con lentitud haciendo que el contrario soltara pequeños jadeos que abogaba por el beso.
Rus- A...Ali es...pera. - Una parte de él quería detenerlo pero la otra quería seguir. Sólo podía aferrarse a la espalda del mayor con fuerza mientras se acomodaba para que siguieran con los besos. - Mi papá...
RDA- Lo se. - Se acomodó entre las piernas del ruso, y sus manos comenzaron a desabotonar el abrigo que traía puesto. - Sólo serán unos minutos. - Deslizó la playera del menor hacia arriba dejando ver su piel roja y tersa. - No haré nada que no quieras.
Rus- Enredo sus piernas alrededor de la cadera del mayor haciendo que este lo tuviera que tomar de su cintura. - El problema es que si quiero.
Eso fue suficiente para que el alemán se abalanzara atacando los labios del menor, mientras que las manos de ambos se volaban dentro de las ropas de contrario. No querían perder tiempo, lo tenían contado y sabían que quedaba poco.
RDA desabrocho com rapidez y nervios el pantalón de ambos, bajandolo un poco junto con la ropa interior.
RDA- ¿Voy muy rápido? - Pregunto preocupado pensando que incomodaba al ruso por como iba avanzando las cosas.
El contrario negó mientras se movía para rozar su miembro contra el del mayor haciendo que ambos jadearan por la corriente de excitación que sintieron.
Así siguieron hasta que los roces ya no eran suficientes. Con una mano comenzó a masturbar ambos miembros y con la otra sostenía al menor que tenía la espalda encargada mientras se mordida el labio para no comenzar a gemir. Sabía que cualquier ruido atraería la atención de quien pasará cerca, su padre se enteraría y eso sería el fin de su relación.
Se sobresalto al sentir los labios del mayor en su cuello, dejando un camino de besos hasta su hombro. Se sentía tan bien que los gemidos ahogados comenzaban a escucharse cada vez más fuerte. Su cuerpo comenzó a sentirse más caliente, los ojos se llenaron de lágrimas pira excitación y su boca se abrió al sentir los dientes del alemán encajandose en su piel justo al mismo tiempo en el que terminó por correrse junto al alemán. Por un momento se olvidó de que tenía que guardar silencio y, sin pena, soltó un gemido largo y sonoro.
RDA- Me...gusta escucharte. - Dijo tratando de recuperar el aliento.
Rus- ¡Cállate! - Regaño avergonzado, había escuchado eso antes pero seguía que el incómodo.
RDA- Pero es la verdad. - Lo abrazo con cariño, besando el albino cabello del ruso. - Te amo, y amo cada parte de ti.
Rus- Yo también te amo. - Sonrió acercándose en el pecho del alemán. - Pero no me vuelvas a morder tan fuerte.
RDA- ¿Te dolió? - Había mordido sin pensar el hombro del ruso, y tampoco había medido la fuerza con lo que lo hacía.
Rus- Sólo un poco. - Aclaró llevando su mano a donde sentía un pequeño dolor.
RDA- Perdón, no creí que...
USSR- ¡Rusia!
Se escuchó el grito del soviético que parecía caminar por el pasillo en busca de su hijo.
Ambos amantes se levantaron y acomodaron sus ropas lo mejor posible. Hicieron el intento de limpiarse el desastre que habían hecho en sus propias ropas y el ruso lanzó al alemán (literalmente) debajo de un escritorio en lo que él salía con su padre para alejarlo.
Fue una suerte el haber tenido puesto su abrigo de cuello alto, su padre no vio la notoria marca que comenzaba a hacerse entre su cuello y hombros. Él tampoco se dio cuenta, no hasta que llegó a su casa y uso su ropa ligera.
Kaz- ¡¿Pero que te paso?! - Grito asombrado, tan con un poco de horror. Había entrado a la cocina junto con Ucrania y Bielorusia para ayudar a su hermano a hacer de almorzar pero al verlo de espaldas pudieron notar las pequeñasmarcas rojas.
Rus- ¿Qué tengo? - Dijo confundido al ser saludado con un grito en vez de el "buenos días" de siempre.
Kaz- Parecen picaduras.
Bie- Tal vez te picaron los mosquitos en Berlín.
Rus- Ah, si. Había unos muy molestos mosquitos en la oficina. - Dijo con calma para tratar de convencer a sus hermanos, pero por dentro estaba planeando una venganza para el alemán y que este entendiera de una vez que lo dejará de morder.
Ucr- O tal vez fueron chinches.
Y ahí estaba el típico comentario raro del ucraniano. Y gracias a este término en una cuarentena temporal hasta asegurarse de que no tuviera chinches.
Estaba pensando muy seriamente si poner escenas +18 aquí, pero me dije a mi misma "Esta historia no sera tu historia hasta que le pongas una escena nopor" y así termine escribiendo esto.
Tan bien por que se que sufrirán más adelante con los demás capítulos.