Siempre se había preguntado cómo se sentiría ser exitoso y en qué momento sabría que ya había alcanzado todo lo que quiso desde que era niño.
El sol se ocultaba lentamente ante su vista, brindándole un espectáculo digno de disfrutar en el cielo londinense, la ciudad donde más reinaba el clima gelido y las nubes.
Presenciando aquello, supo que ese era su tiempo de declararse realizado.
La transnacional de la cual era gerente general iba en ascenso desde que ocupó el puesto, brindándole mayores beneficios hacia su persona.
Tenía éxito.
Enviaba una muy buena cantidad de dinero a su mamá en Tailandia, a la cual iba a visitar, sin falta, una vez al mes, a pesar de la distancia en la que se encontraban, para nada despreciable. Ella vivía bien y muy acomodada, al igual que él.
Tenía dinero.
Lentamente, los sueños que había tenido de niño se estaban concretando, llevándole a ese momento del cual disfrutaba de una bebida que le había costado más de quinientos dólares.
Una botella de vino blanco de la uva más selecta de latinoamerica. Un simple deleite para su paladar.
Cerró sus ojos, disfrutando de la leve fría brisa que chocaba contra su rostro, anunciando la temperatura de la noche que se avecinaba.
Sus labios tocaron la copa de cristal una vez más, disfrutando al máximo del momento.
Un leve estiramiento en estos denotaba la felicidad en aquel acto.
Pero el ceño fruncido ante el repentino sonido del teléfono dentro de su departamento/pent house, lo hizo bajar de la pequeña nube de algodón a la que había subido.
Suspirando, dirigió sus pasos saliendo de su terraza, mirando el aparato que sonaba en su cocina con la duda en su mente.
Aquel dispositivo sólo sonaba cuando pedía comida a domicilio, lo cual no había sucedido, y cuando alguien iba a buscarlo.
Y según él, no había quedado con nadie aquel día.
Bueno, tampoco es que fueran a visitarlo seguido.
— ¿Sí? —el inglés en su mente empezó a burbujear, preparándolo para el diálogo que tendría con la recepcionista del exclusivo edificio en el que vivía, en la mejor zona de la capital inglesa.
— Buenas noches señor Chiva-aree, me disculpo si interrumpí algo que haya estado haciendo. En aquel caso, quería comunicarle que no lo haría si esto fuera importante. —A Bright a veces le exasperaba la desbordante amabilidad algo hipócrita que brindaban los nativos de aquel país.— Un joven llamado Metawin Opas-Iamkajorn lo está buscando. —mientras la mujer hablaba, había estado llevando la copa hacia sus labios, vaciando el contenido del depósito de cristal en su sistema, pero al escuchar el nombre del hermano de su ex novia, el líquido alcoholizado paró bruscamente en su garganta, haciéndole toser.— Dice que usted lo conoce y—
— Déjelo pasar.
Colgó el teléfono rápidamente, tratando de recuperarse del ardor que quemaba su garganta luego de que el vino había quedado a medio camino hacia su estómago.
Y mientras sus pulmones se encargaban de hacerlo toser, su cerebro envió la señal a sus pies a caminar hacia el baño de su habitación, mirándose en el espejo y admirando su estado en esos momentos.
Su rostro se encontraba rojo ante el esfuerzo que había estado exigiendo sus pulmones, los primeros botones de la camisa blanca se encontraban desabrochados, las mangas dobladas hasta los codos y el pantalón de vestir negro con el botón desabrochado.

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Dawn | BrightWin
FanfictionEl vino blanco quedó a medio camino hacia su estómago, en su garganta, al escuchar por parte de la recepcionista que un chico por nombre Metawin Opas-Iamkajorn lo estaba buscando. El hermano de su ex novia lo estaba buscando. Y le sorprendió aún más...