Capítulo treinta y dos

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 𝐀𝐁𝐃𝐄𝐋

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𝐀𝐁𝐃𝐄𝐋

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[EDITADO]

Sostengo la delicada mano de Giovanna mientras ella está atenta a aquel doctor, algo que me pone celoso y lo miro seriamente a ese hombre quien revisa las condiciones de mi coneja después de lo que sucedió.

— Bueno, todo está bien, sus heridas han sanado.

Olfateo su rico aroma, gruño, no me convence las palabras del doctor. Un chequeo es algo inútil para mi conejita que necesita ser checada rigurosamente y profundamente, por lo que creo yo solo puedo hacer aquello.

— Gracias doctor, muchas gracias. — Dice Giovanna tratando de que no mate a nadie mientras aprieta mi mano para atraer mi atención.

— Cuide a nuestra Luna, entendido Alpha. — Quise rugir y arrancar su cabeza, yo ya cuido a mi conejita demasiado bien, Giovanna sostuvo mi mano distrayéndome nuevamente y cuando me di cuenta ya nadie estaba con nosotros.

Por lo que con una sonrisa me acerque a ella besando su nariz, encantado con ser testigo de su belleza.

— Debes de controlar tus celos, solo dijo que me cuidaras.

— Solo son celos nada del otro mundo, ahora dime ¿te sientes bien?

Negó con una pequeña sonrisa, la cargue en mis brazos sin tener tanto control, ya que solo estaba pensando en una cosa. Ayer estaba brincando encima de mí, eso nunca lo olvidaré, la tendré en mis recuerdos siempre.

Pero ahora tenía en mente su celo, uno que estaba planeando desde este momento

— Mi pequeña escurridiza, ¿tienes hambre?

— No, Abdel. Hace poco comimos. — Vi como sus ojos se iluminaron dejando de ver a la demás gente, para solo mirarme a mí. — ¿Podemos ir a ver el área de bebés?

La bajé de mis brazos, ya no había nadie a nuestro alrededor. Miré como brincaba de un lado a otro cuando asentí, sonreí lentamente por su emoción. La seguí con mis manos entre mis bolsillos, era hermoso verla tan feliz.

Repase su hermoso trasero, era grande, suave, bien hecho y amoldado por mí detenidamente cada vez que podía, sería mío en este celo. Estoy deteniéndome, ayer me detuve y le di el control a ella, no quería que se sintiera agotada por los golpes que le había dado ese repudiado. Y me recompensaría atendiendo su celo.

Llegamos al piso de bebés y únicamente observo a Giovanna que mira la ventana que da la vista de los bebés recién nacidos con una gran sonrisa observando a todos los recién nacidos. Hermosa, simplemente hermosa. La llenaré con tantas crías.

Recuerdo que ella decía que quería una familia, una a la que nunca le daría la espalda como a ella le hicieron sus padres, aunque es muy poco lo que ella sabe sobre aquello. Ella quiere ser una madre amorosa, lo ha dicho desde que tiene memoria.

Mi dulce de melocotón 🍑; Libro 1 [Ver. extendida en proceso] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora