Capítulo diez

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𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

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𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

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[EDITADO]

Abro los ojos, asustada por la presencia que siento en la habitación, suspiro un poco miedosa de todo, siento como me agarra de la cintura, por lo que lanzo un golpe, dicha persona agarra mi mano y me atrae más a su cuerpo. A centímetros de él aspiro su aroma sin poder ver bien por el miedo, la risa de Abdel es algo que me hace volver a la normalidad y suspiro aliviada de que sea él.

— Muy buena defensa, pero primero debemos de tratar de mejorar tu olfato, conejita. — Mi corazón no responde a nada por el frenesí en el que está sometido, trato de respirar con profundidad, calmándome al sentir como acaricia mi espalda.

Su mirada se vuelve cálida a mí, algo que solo he notado cuando ambos estamos solos, por lo que es cierto lo que Ivanna me dijo sobre como son de cerrados.

— Tardaste mucho. — Hago un leve puchero, besa mis labios provocando que me sonroje mientras mi corazón late un poco fuerte por sus acciones contra mí.

— Lo siento, solamente tenía que ir por lo que mi papá me pidió. — Asiento, enrollo mis piernas en su cintura con una gran sonrisa.— No sabes cuanto quería estar a tu lado en todo este momento, quería que me siguieras contando como te fue con mi tía y seguir viendo tu sonrisa.

Sus palabras me hacen sentir más segura de contarle cada cosa que sucedió, recargo mi rostro en su hombro mientras él sigue pasando su mano por mi espalda.

— Ya no te irás, ¿verdad?

— No, vamos a dormir y te daré mimos. — Me susurra en el oído, se recuesta en la cama conmigo encima de él y solo cierro mis ojos. Siento su caricia en mi espalda con más profundidad, nunca deje que me diera mimos o que estuviéramos en esta posición y es algo de lo cual me perdí. — Traje tu ropa por si aún te sientes incómoda con la otra ropa, no quiero verte con un ceño triste o incómodo mientras estamos en esta casa. — Alzo mi rostro dejando mi mentón recargado en su pecho. Se inclina y besa mi frente, algo que me hace reír.

Abro mis ojos mirándolo, siempre es considerado conmigo y pone primero mis inseguridades sobre otras cosas, intenta mantenerme cómoda en un ambiente que él crea para mí, que apenas me doy cuenta de eso.

— No hay problema con eso, aparte mañana nos iremos de regreso.

Sus manos bajan por mi cintura rodeándola con firmeza, una mano llega a mi trasero y me tenso, sube por la sutil tela jugando con el encaje de las bragas, algo que me pone alerta.

— Hace un tiempo tomé el puesto de Alpha, ya ibas a cumplir 18 y era lo único que estaba esperando. — Entrecierro mis ojos. — No te había dicho antes por querer esperar a terminar la preparatoria, ya que sabía que podrías pensar demasiadas cosas en esa cabecita tuya llena de calabazas.

Trago duramente.

— ¿Y si no soy buena Luna?, ¿estás seguro...?

Atrapa mis labios en un beso.

— Giovanna, estamos en una nueva era y debemos de hacer que esta manada cambie sobre los niveles de fuerza o necesidad en la manada basados en su especie. No me gusta que discriminen sobre la especie que uno es, nadie es más fuerte o más débil que otro solo por ser de un rango superior o inferior.

Su mirada está fija en otro lugar, es una mirada realmente fría y da demasiado miedo, solo he visto esa misma mirada cuando alguien lo hace enojar y solo lo hacían enojar las personas en la escuela por las burlas hacia mí.

Era la única especie de conejo en la escuela, por lo que no podía esconderme entre más como yo, era solo yo, con suerte estuve impregnada de Abdel desde que tengo memoria y eso solo es suerte para mi debilidad animal.

Recuerdo los rumores por los que ninguna especie "débil" entraba en la escuela, tenían miedo de ser las siguientes víctimas por la misma razón de que estaba únicamente yo.

— ¿Crees que pueda ser una buena Luna?

— Serás la mejor Luna que he visto en toda mi vida, siempre te he visto ante mis ojos como una excelente Luna en mi futuro. Aparte me tienes a mí, yo siempre te daré la seguridad que necesites. — Besa mi frente. — Tu Alpha se asegurará que nadie te haga daño y te cumplirá todos tus deseos.

Muerde el lóbulo de mi oreja haciendo que mi parte omega se derrita, mientras que por mi parte dominante mi colita esponjosa sale sin control. Pasa sus manos por mi colita y muerdo mi labio mirándolo mal, suspiro pesadamente sintiéndome excitada.

— Abdel. — Gruño enojada por lo que está haciendo.

— Uh, estás mojada. — Lo miro mal. — ¿No quieres que te ayude?, sé que tu parte omega domina ese lado de ti. — Canturrea mientras sonríe, suspiro negando mientras él besa mi rostro completo.

— Abdel.

— Está bien, pero no tendrás problema. 

— Lo haces para conseguir lo que quieres. — Asiente con una sonrisa divertida.

Me acomoda a su lado dejando mi rostro sobre su pecho mientras acaricia mi cabello con tranquilidad.

— ¿Sabes cuanto te amo, conejita?

Niego lentamente, acaricia mi rostro con suavidad y solo cierro mis ojos. Me dejo llevar por sus caricias, suspiro sintiendo leves besos en todo mi rostro, nunca vi del todo que Abdel fuera así de cariñoso. Aunque nunca dejaba que él hiciera tales cosas, tenía miedo de que mis sentimientos se desarrollaran de diferente forma hacia él.

— Te lo diré porque eres lo que más quiero a mi lado. — Lo miro con una sonrisa, sus ojos verdosos no dejan mis azules mientras sigue acariciando mi rostro. — Cuando me entere lo que era el amor, siempre calcule cuanto es lo que te amo, pero nunca llegue a una conclusión de todo lo que amo de ti. Puede ser que mi amor hacia ti sea infinito, y cada vez que te daba un detalle aún cuan mínimo fuera, tú sonreías y me agradecías por eso. Esa sonrisa y agradecimiento siempre me daba a ver que nunca sabría hasta donde llegaría mi amor y aprecio hacía a ti.

Me sonrojo por sus palabras mientras me quedo sin habla, suspiro con una sonrisa realmente nerviosa en mi interior por sus hermosas palabras. Escuchamos como es tocada la puerta y el rostro tierno de Jazmín aparece por la puerta encendiendo las luces de la habitación.

— Hay un monstruo en mi habitación, ¿puedo dormir con ustedes?

Abdel extiende sus brazos y ella apaga las luces acercándose hacia él, dejo espacio en medio de ambos para ella, cuando Abdel la coloca, ahí me mira y besa mi mejilla con gran ternura. Abraza su peluche cerrando sus ojos por lo que hago lo mismo que ella mientras siento el brazo de Abdel en mi espalda acariciándola aún.

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Mi dulce de melocotón 🍑; Libro 1 [Ver. extendida en proceso] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora