Capítulo cincuenta y ocho

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𝐀𝐁𝐃𝐄𝐋

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𝐀𝐁𝐃𝐄𝐋

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[EDITADO]

Me aseguro de que Giovanna esté bien abrigada por las temperaturas fuertes que ha habido en la zona, vamos a salir a uno de sus chequeos y no quiero que se enferme, por lo que trato de asegurarme de la mejor forma de que ella estará bien.

— Déjala respirar hijo. — Giro mi rostro mirando a mi madre mientras ríe al ver como trato a mi luna, no quiero que tenga frío afuera, a veces pienso que me preocupo demasiado y soy muy dramático.

Pero no me sentiría a gusto si algo ocurriera en el embarazo.

— No quiero que se enferme.

— Pero la haces sentir incómoda. — Miro a Giovanna, ella muerde su labio nerviosa por lo que dijo mi madre, admitiendo fácilmente que es cierto aquello y haciéndome sentir mal.

Sonrió asintiendo al saber que ella piensa en no hacerme sentir mal, pero me siento peor cuando alguien más me dice algo sobre mi mal trato hacia ella. Me impaciento si no la veo a salvo o cómoda y me desilusionara si sé que la estoy tratando mal.

Mi mamá se va rápidamente después de decir aquello y yo me levanto dejando de lado sus tenis, la miro y ella baja su rostro nerviosa por cualquier actitud que tome al respecto.

— ¿Te sientes incómoda? — Me mira, asiente levemente y yo solo la aprieto a mí, sintiéndome mal por hacerla sentir así.

— No te pongas así...— Susurra acariciando mi rostro.

— ¿Te sofocas mucho por mí? — Niega y sé que me miente, me abraza para que no me sienta mal. Pero me alejo un poco de ella enojado conmigo mismo, aun así ella sigue acariciando mi rostro con tranquilidad, me mira directamente a los ojos antes de besar mis labios con suavidad. Gustándome.

Recarga su rostro en mi brazo cuando se aleja, observa la habitación con tranquilidad mirando algo que hace mucho, yo no había visto, se aleja y va hacia una foto, recuerdo que la tomaron en la escuela en la temporada de frío mientras yo me aseguraba que no sintiera frío poniéndole un abrigo nuevo y una bufanda nueva que compre para asegurar que no sufriera de frío.

Había pasado un año desde que la había conocido, mi nana había estado sonriente viendo como Giovanna me calmaba con solo una sonrisa, a veces de niño era muy intranquilo y solo mi conejita me calmaba. Siempre me sentía emocionado al verla y quería que ella me prestara atención a mí, por lo que cuando creaba problemas solo bastaba ver los ojos de negación de Giovanna para calmarme y recibía una sonrisa de su parte.

La beso con una gran sonrisa, la tomo por su vientre dejando mis manos en ese lugar. A veces no creo que en serio voy a ser padre y en las noches miro el vientre abultado de mi calabaza para calmar mis pensamientos. Verla dormir cómodamente a mi lado me llena de seguridad y me hace sentir bien con cualquier cosa, sabiendo que ella siempre sentirá un orgullo.

Mi dulce de melocotón 🍑; Libro 1 [Ver. extendida en proceso] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora