Prólogo

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La novela cuenta la historia de Tania que es relatada por ella misma, la escribió antes de morir y me la dejó a mí como herencia.

Descubrí cosas que me decepcionaron, pero preferí no molestarme, porque al comprender por todo lo que había pasado me hizo darme cuenta de muchas facetas de ella que desconocía, entendí muchos comportamientos y actitudes ante los demás que no los hacía por maldad.

Era una mujer con un cuerpo exuberante y de cabello negro, recuerdo que su olor era agradable, en sus últimos años había perdido la faceta gruñona que conocí en mi niñez, su actitud fuerte siempre se destacaba. Nunca conocí una mujer igual y creo que nunca lo haré, era única para mí.

El poder siempre ha corrompido a toda persona que lo ha tenido en su vida y no lo sabe controlar. Siempre hubo personas que abusaron de otras en la historia de la humanidad para aumentar su ego, no mostrar sus carencias emocionales o para usar a otras personas como herramientas. Este factor en los humanos nunca distinguió raza, sexo, religión porque el egoísmo es humano, nunca se podrá combatir contra él, sin embargo, se lo puede controlar.

Existieron víctimas de estas personas poderosas que les terminaron destruyendo su autoestima e incluso el deseo de vivir. Algunas se convirtieron en victimarios después de superar todo el mal que les causaron, por suerte este no es el caso de Tania. Sin embargo, la vida de los seres humanos es afectada por otros que los anteceden como el efecto dominó.

La historia nos ha enseñado y muchos no han aprendido como cambiar todo en el presente y en el futuro. Somos víctimas de nuestro propio destino y esto último es más poderoso que cualquier persona.

Desde el principio de los tiempos los hombres peleaban y lideraban grandes batallas para conquistar territorios. Capturaban sus mercancías, tomaban sus casas, sus mujeres y sus niños. También tomaban esclavos, los humanos se convertían en objetos para ser utilizados, construían edificios, trabajaban la tierra, todo hacían dependiendo de lo que les decía su amo. Eso no era todo, algunos se emancipaban y estos esclavos de explotados pasaban a ser explotadores. Siempre fue así, de víctimas a victimarios hay un solo paso, también al revés.

Algunos escapaban y vivían su propia historia fuera de esa vida deplorable, aunque no tuvieran poder y no quisieran hacerle daño a alguien en la vida lo terminaban haciendo. Todo en la vida funciona por causa y efecto.

Esta es la historia de Tania, una mujer esclava que encontró su libertad y se emancipó para convertirse en una mujer libre, pero sin querer afectó la vida de otros por sus comportamientos. Una de ellas fue la mía, Édgar.

La Emancipación de TaniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora