Llego a mi casa y estaciono mi Benz en la acera, no tengo ánimo para absolutamente nada, fue un día bastante malo de por sí.
Voy a mi cuarto y paso directo al baño, preparo la tina y le pongo un poco de aceite esencial de lavanda, necesito relajarme.
Termino de desnudarme y me hago un moño con el cabello para entrar a la tina, sintiendo el agua tibia que va relajando de a poco mi cuerpo. Me gusta esta tranquilidad, son las pocas ocasiones en las que puedo parar de pensar, pero después esos orbes azules vuelven a mi mente, y el relajante baño pierde todo el objetivo.
Termino de enjuagar bien mi cuerpo y salgo de la tina envolviéndome con una toalla, me visto rápidamente con mi pijama y voy por mi laptop, me dispongo a terminar el informe de mi última reunión de hoy, luego de una media hora frente a la computadora mi celular suena, así que me levanto a buscarlo en mi bolsa. Al sacarlo veo que es Alex, mi mejor amiga, contesto y de inmediato el sonido de la música se escucha al otro lado.
-Ade, tienes que venir, está fiesta es una de las mejores- por su tono ya puedo darme cuenta de que lleva buen rato ahí y ha bebido un poco más de la cuenta, masajeo mis sienes, sé que soy muy joven, pero... Un ruido sordo se escucha y Alex grita de alegría, por un momento creí que algo le había ocurrido, vuelve a poner atención a la llamada y me da la dirección de la fiesta a como puede.
Me cambio de ropa, me pongo unos jeans negros, un buzo blanco, una cazadora marrón y unas vans negras, me gusta, muy casual. Me maquillo un poco, solo un poco de máscara para pestañas para mis ojos color verde y un poco de brillo labial, acomodo las ondas de mi cabello negro y listo, tomo las llaves de mi carro, mi celular, la cartera y salgo de casa.
Pongo el auto en marca y agradezco no haberlo guardado en la cochera, me daría mucha pereza sacarlo nuevamente.
Llego al bar donde es la fiesta y puedo darme cuenta de que la mayoría se encuentra en un mal estado, logro encontrar a Alex y me acerco a ella, inmediatamente la rubia de ojos azules me abraza y grita, apenas puedo entender un poco de lo que dice, y me hace reír esa faceta de ella, es muy risueña y a todos abraza, me lleva consigo y me da una bebida, que por su aroma ya sé que es tequila, lo acepto y de un solo trago lo bebo, mi garganta quema, pero lo disfruto, mi amiga me da otro y hago lo mismo, sé que si continuo voy a emborracharme, y tal vez mañana me arrepienta, pero, ¿qué más da?
Escucho una canción que no logro reconocer, pero el ritmo me hace querer bailar, así que tomo un tercer trago y voy a la pista.
Bailo como por una hora hasta que la música cambia a alguna balada que me hace detenerme, salgo de la pista y voy de nuevo a la barra, pero me doy cuenta de que Alex está hablando con alguien.
-Ade, te presento a Max, Max ella es Adelaide, mi mejor amiga- dicho esto ella se va con otro chico que estaba al lado del tal Max.
-Hola, Ade, encantado de conocerte- estira su mano para que la tomé, pero lo miro desconfiada -Veo que Alex no te dijo nada, ¿cierto?- y entonces todo su show de estar ebria toma sentido.
-No, de hecho no me comentó mucho- miento un poco, todo sea por ti, maldita Alex, te odio por esto. Le doy una sonrisa forzada que intento que parezca natural, y creo que lo logro ya que él sonríe igual, dejándome ver un par de hoyuelos.
-Bueno, no creas que yo lo planee, Peter fue quien me convenció- su voz es un poco grave, pero no forzada, lleva una chaqueta de piel negra que cubre una polera blanca unos jeans claros y unas vans negras, casi quiero reír por esa casualidad. Él parece que también se da cuenta de ello y ríe, entonces yo río también.
-Te creo, Max, pero tenemos que brindar por está casualidad de vestimenta- le digo mientras pido dos tragos de tequila. Él solo me observa y asiente con la cabeza.
Sus ojos grises no dejan de verme hasta que el barman nos deja los tragos enfrente. Me dispongo a hablar, pero él se adelanta. -Por las casualidades del destino- yo solo puedo sonreír, choco nuestros tragos y de uno lo bebo todo.
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Perdiéndote
RomanceAdelante, ríe de mí, ya no importa. Y seguramente te preguntes cómo fue que terminé perdiéndote, pero no te confundas, yo no puedo perder algo que nunca tuve, y es que siendo honesta, nunca te sentí mío y tampoco me considerabas tuya. Mi nombre es A...