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Mierda lo había vuelto hacer, le había vuelto a pedir que le hiciera suyo. ¿Qué iba mal con él, para encima ser quien daba el primer paso? Le había besado y había iniciado todo, joder hasta una mamada le había hecho. Muy bien hecha, todo hay que decirlo, por como gemía y se corrió. Recuerda la cara de placer de Zee con orgullo.

-Buenos días, ¿tienes hambre? pediré el desayuno.

-Sí, gracias, voy a bañarme.

-Espera, yo me ocupo, sigue acostado un poco, no te preocupes.

-Zee, te he dicho que no me mimes. -Saint comienza a ponerse de pie cuando siente algo deslizarse fuera de su culo. -Joder, que mierda es esta.

-Lo siento Saint, me olvide por completo y no te limpié anoche.

- ¿Esto es tuyo?

-Sí, claro es mi sem...

-No lo digas, no quiero oírlo, que asco. Me siento sucio.

Saint le mira con odio, desnudo y sucio del semen de ese hombre, mientras Zee corre al baño para llenar la bañera, recuerda con horror que se tragó el semen tras la mamada, ¿podía caer más bajo? ¿qué pasaba con él?

Mientras se llena la bañera Zee llama al servicio de habitaciones para pedir el desayuno para dentro de una hora, así como que vayan las camareras de piso a limpiar y ordenar toda la estancia, pero que no entren al baño, eso lo limpiarán mientras ellos desayunan, más tarde.

Lleva al enfadado Saint a la bañera, tras coger la ropa que ambos usarán, así como su cepillo de dientes. Los dos cómodos relajados en el agua caliente. Saint se niega a mirarlo ni hablarle.

-No volveré hacerlo, pero te aseguro que te pedí permiso antes.

-Eso no sirve, mierda, estoy lleno de ti.

-Ahora te limpio, no te preocupes, no dejaré nada en tu interior.

-No es solo eso, mierda Zee. También me lo tragué.

Zee lo miró sorprendido, a su cabeza llegaron las imágenes de la increíble mamada. Sonrío con dulzura al enfadado hombre.

-Es cierto, pero te aseguro que fue lo más.

-No sirve de nada lo que digas.

-Saint, me puse duro de solo recordarlo.

-Joder Zee, no sigas, para ya. -Nervioso mira a través del agua, buscando ver algo. Pero el jabón no lo permite.

Zee se pone en pie, dejando que Saint le observe, este avergonzado no puede ni quitar la vista del hermoso cuerpo, que empapado está frente a él.

-Saint, voy a limpiarte, no me pegues ninguna patada ni nada. Te dejaré bien limpio, no volveré a correrme dentro.

Bajo la atenta mirada se pone jabón en la mano, para embadurnar los dedos, comienza a meterlo en la estrechez ayudando a que salga lo último que quedaba, las manos de Saint se aferran a sus hombros, entre avergonzado y excitado.

- ¿Estas bien Saint?

-No puedo soportarlo más.

-Ya acabo, espera, no te cierres, no puedo sacar mis dedos.

-Mierda Zee, estoy duro, no puedo soportarlo.

-No te entiendo.

- ¿Vas hacer que te lo pida? ¿Por qué siempre tengo que rogarte?

Sorprendido Zee es empujado para quedarse sentado en el agua, Saint se pone de pie ante él mostrando que tan duro está, debe llevar así desde que se metió en la bañera, hace como quince minutos, se ve doloroso.

El jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora