𝐮𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚❤︎

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alfombra de lana

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alfombra de lana

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en la época posterior a su primera vez, Sunoo estuvo muy interesado en investigar sobre prácticas de cualquier perversión en la cama.

le causaba curiosidad el poder satisfacer a Sunghoon en todo aspecto.

cuando se hallaba solo en el departamento, vagando por toda la vivienda, se encargaba de visitar foros en internet, o leer uno que otro libro sacado de la biblioteca para saciar su sed de conocimiento.

pudo conocer centenares de kinks, fetiches, y hasta parafilias; además de posturas, juguetes y algún que otro consejo para seducir. lo que causó que sus ganas por probar cosas nuevas se incrementaran.

él se enamoraba cada vez más de las expresiones sorprendidas de su pareja, sabiendo que de una manera u otra, le afectaba el cambio de tierno a sexy que kim adaptaba.

cuando Sunghoon veía a Sunoo convertirse en un lío desesperado por sexo, le hacía pensar que su bebé estaba siendo corrompido gracias a él. los pantalones se sentían insufriblemente apretados con el solo pensamiento.

Sunghoon siempre había dejado que kim hiciese lo que se le fuera en gana, era muy claro quién era el que dominaba a quien. no de la manera en que todos piensan, pero con solo Sunoo decir 'a' Sunghoon estaría dispuesto a bajarle la luna.

por ese mismo hecho, estaban donde estaban en esos momentos.

en el maravilloso y alabado -por Sunoo- día feriado, Sunghoon pasaba todo el día en casa, sin siquiera pensar en el trabajo.

toda su atención era acaparada por kim Sunoo.

—¿cuándo llegará? —el menor estaba sentado sobre sus tobillos, sus manos en su regazo, frente a la entrada mirando la puerta principal del departamento con insistencia.

Sunghoon, en uno de los sillones cercanos a la ubicación de su bebé, miraba atento como Sunoo se exasperaba en pucheros cuanto más pasaban los minutos.

—ten paciencia, príncipe —su hoyuelo hizo acto de presencia, y sus ojos se achicaban mientras tomaba una taza caliente de chocolatada.

ambos estaban esperando la llegada de Ni-ki, a quien habían sobornado con galletas para que fuese a buscar la gran alfombra que habían comprado en línea ese mismo día, ya que les había comentado que estaría cerca de allí.

luego de pucheros y varios suspiros, el timbre activo los rápidos movimientos de Sunoo, que había abierto la puerta lo más pronto que le permitió el cuerpo.

El japonés estaba frente suyo, con el teléfono literalmente frente a su rostro mientras pataleaba de vez en cuando.

—...¿y la alfom-

Ahegao BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora