𝐝𝐨𝐬 ♡

5.7K 481 169
                                    

Sunghoon miraba fijamente la tasa humeante de chocolate que reposaba sobre la mesa de madera, perteneciente al café favorito de el y su amigo australiano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sunghoon miraba fijamente la tasa humeante de chocolate que reposaba sobre la mesa de madera, perteneciente al café favorito de el y su amigo australiano.

El sonido en esos instantes estaba siendo bloqueado, solo eran ruidos incoherentes lo que captaba su cerebro. El cual estaba más interesado en lo que sucedió esa mañana... ¿Cómo pudo hacer eso? ¡¿Cómo Sunoo sabía hacer eso?! Repetía en un bucle vicioso, que parecía ser infinito.

La pequeña mano de Félix se removió frente a su rostro consternado. No obstante, falló en obtener respuesta alguna. El chico pecoso frunció el ceño, era extraño. Sunghoon nunca lo ignoraba.

Félix sintió como la conocida sensación de curiosidad se instaló en su ser. Sonrió en grande.

Tal como un niño pequeño, comenzó a hacer de todo para conseguir la atención de Sunghoon, no fue hasta que soltó un comentario... Un poco referente a sus pensamientos, que lo logró.

"— Entonces le enseñé a Minho hyung como aprendí a gemir como mona china" enfatizó en tono alto, importandole poco las miradas interesadas de un grupo de adolescentes sentados un par de mesas atrás.

Sunghoon espabiló, parpadeando repetidas veces. Frunció el entrecejo, hasta que recapituló en las palabras de Lee menor.

"— ¡¿Tú qué?!" gritó alterado.

Lix suspiró, entrelazando sus propios dedos. Cerró sus ojos, pensando cómo preguntarle a Sunghoon que estaba pensando sin sonar entrometido.

“— Sung hyung, me preocupa, ¿Qué es lo que tanto piensa?” suaviza su voz.

Sunghoon se pierde en la mirada interesada de Félix, buscando las palabras correctas para proceder a contarle.

Pero, de alguna manera el que sea Lix le frenaba un poco. Es decir, él es su mejor amigo, si. Solo que, aún lo ve como un niño, como su hermanito, y conversar ese tipo de cosas -a pesar de que Felix sea el que más diga palabras subidas de tono- no le salen naturalmente.

“— Es... Es que Sunoo y yo- tú sabes, dimos el paso” pronunció precavido.

Tal cual, como si hubiesen presionado un interruptor el rostro serio de Félix cambio a una expresión de sorpresa.

“— Detalles” exigió.

Chan pasó una mano por su cabello, bufando “— Lix, aquí no” habló bajo, tímido.

A buena hora te pones tímido Park.

Félix lleno sus mofletes de aire y reviró sus orbes cafés, entendiendo a que rumbo iba esa conversación.

Él sabía que Sunghoon no le contaría. Aún si le apuntase con una bazuca, no soltaría nada.

Pero, como es Félix; -uno de los ocho seres más maravillosos del planeta-, ya sabía qué hacer.

La técnica de “conversa con Minho” siempre funcionaba. Y como Lix sabía sacarle información a su crush, terminaba enterándose de igual manera.

Así que lo propuso.

Con un suspiro dramático y sobreactuado, pronunció “— Minho está en el departamento, podemos ir allá. Quizás en un lugar más privado si me puedas contar sobre el gran paso en su relación”

Sunghoon lo miró dudoso. Pero, analizando la situación... Él necesitaba que le ayudasen a comprender eso. Por lo que aceptó.

Lo que Sunghoon no contaba, era que la razón de sus delirios y enredos sentimentales estuviese allí. Luciendo tan puro como un ángel, envuelto en la suave tela de algodón tintada de color pastel.

“— Hola Hoonie” se acercó saltando, sus mejillas manchadas de harina y un poco de chocolate. Sunoo sonrió encantador, y prosiguió a bendecir a Sunghoon con un besito en los labios.

No obstante, Sunghoon no quedó conforme con el suave roce. Por lo que, envolvió su gran mano en la cintura de Sun. Tal como siempre sucede, Sunoo jadea, a la par que sus mejillas se tornan rosa, y el calor inunda sus orejitas.

La cómoda e hipnótica atmósfera creada por la pareja, se ve interrumpida por unos contantes murmuros y quejidos.

“— ¡Pero préstame tu celular un solo segundo”

“— Deja eso, no les vas a tomar más fotos, gatit- Oh, ya dejaron de besarse” acató Minho, intentando impartir una distancia con Félix, para “no ser tan evidente”

Sunoo rió risueño, feliz de ver a sus amigos juntos. Pero, él tenía una misión, y no podía abandonarla.

“— ¡Vamos a la cocina, Lixie!” argumentó rápidamente. Y a tropezones, se arrastró al pequeño australiano hasta la su cocina.

Sunghoon quedó a solas con Minho, mientras que Sunoo y Félix comenzaban a cocinar cierta sorpresa para el novio del menor presente en aquel departamento.

Sunghoon miró a su amigo, preparándose mentalmente para contar la manera que lo hizo sentir Sunoo al suplicarle a llantos, babeos y gemidos agudos que lo jodiera hasta hacerlo desmayar.

Sunghoon miró a su amigo, preparándose mentalmente para contar la manera que lo hizo sentir Sunoo al suplicarle a llantos, babeos y gemidos agudos que lo jodiera hasta hacerlo desmayar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Ahegao BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora