Capítulo 1

192 12 1
                                    

PIIP, PIIP

Gruñí y me tapé la cara con la almohada.

PIIP, PIIP

Empecé  a levantarme.

PIIP, PIIP

Como odiaba esa alarma

‘’Les recordamos a todos los alumnos que deben asistir al entrenamiento a las 6:30am, no se aceptarán impuntualidades. ’’

El anuncio resonó por todo el lugar.

Miré mi reloj, 6:05. Tenía veinticinco minutos pata vestirme y desayunar.

Solté otro gruñido mientras me preguntaba quién había sido el genio que decidió que despertarse a las seis de la mañana era buena idea. Suponía que había sido alguien que no tenía que despertarse a esa hora.

Me dirigí hacia el pequeño armario en donde se encontraba mi ropa y tomé unas calzas negras junto con una musculosa blanca. Mi ropa consistía principalmente en ropa deportiva de distintos colores, aunque también había algunos vestidos para asistir a las reuniones más formales del cuartel.

Me vestí en tiempo record y salí corriendo hacia el comedor donde estaban sirviendo el desayuno.

6:20. Mierda, casi no tenía tiempo para desayunar.

Rápidamente agarré una taza de café y una tostada. Me comí la tostada de dos bocados mientras corría a toda velocidad por el pasillo.

6:25. Te tomé el café de un trago, ayudando a que me bajara la tostada que aún tenía atascada en la garganta.

Entré al gimnasio corriendo junto con algunos otros rezagados que también llegaban tarde.

Disminuí un poco la velocidad mientras me dirigía hacia las gradas estirando el cuello para encontrar a mi mejor amiga.

-Kay!- Miré al sitio de donde había venido la voz y divisé a Willow moviendo frenéticamente la mano mara que pudiera verla. La saludé con la mano mientras empezaba a caminar hacia allí.

-¿Por qué siempre llegas tan tarde?- Me preguntó cuando llegué junto a ella.

-La verdadera pregunta es: ¿Cómo haces para estar lista en tan solo treinta minutos y llegar temprano?

Willow era de esas personas que podía bañarse, vestirse e incluso maquillarse en tan solo cinco minutos. En cambio, yo en ese tiempo no podía ni recogerme el pelo.

Ella sonrió.

-Es que tengo la habilidad de parar el tiempo.-Dijo con sarcasmo.

Volteé los ojos.

-Claro…, y yo puedo leer el futuro y predigo que si sigues tan sarcástica conmigo tendrás una amiga muy enojada en menos de cinco minutos.

Creo que enojarme era la única cosa que podía hacer en menos de cinco minutos. Hasta diría que lo podía hacer en menos de un minuto.

-Muy bien, por favor, silencio.-Dijo el profesor de entrenamientos.

Todos nos callamos enseguida, habíamos aprendido que por más tranquilo que pareciera el profesor, si lo hacíamos enojar nos haría correr el doble de lo que corremos siempre. Y eso ya era bastante.

El profesor sonrío.

-Muy bien, vamos a calentar; cincuenta vueltas a la cancha.

La cancha era del tamaño de una cancha de futbol.

Todos empezamos a correr sin quejarnos, sabíamos que no servía de nada.

Veinte minutos después todos estábamos empapados de sudor.

Aquila (Pausado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora