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—¡Mauro! — El nombre del peli-blanco se hizo escuchar provocando que esté gire sobre sus talones y se encuentre con un morocho totalmente agitado por haber corrido, o eso fue lo que los pensamientos de Mauro deducierón

—Ey!, Matías, ¿Cierto? — chocó las manos con el contrario como saludo cuando esté asintió con una sonrisa, obligándolo de alguna forma hacer lo mismo

—El mismo wacho — confirmó la duda de Mauro aún sin borrar su sonrisa provocando que esté sintiera un aire de alivio a sus adentros por haber acertado y no haber quedado como un boludo — Oye — volvió a llamar la atención del peli-blanco —¿Vos no tienes problemas de audición o algo así?, Es que te venía llamando desde que salimos del salón y nada que volteabas

—Ho!, ¿Posta? - se sorprendió — No me la conteees, no te escuché, perdón

—Na, tranki — esté se rió un poco por las expresiones preocupadas del peli-blanco — Solo que olvidaste tu cuaderno en clases y creo que no sería nada bueno que lo perdieras el primer día de clases, ¿O no? — dijo entregándole el cuaderno al ojiverde, quien lo guardo de inmediato mientras seguían caminando por el patio de la escuela

Mauro estaba por responder cuando el contrario se le adelantó.

—Y bueno, por ser el último que quedó en el salón el profe me dio la tarea de ayudarte en esto de los apuntes, ya sabes, para que no te atrases, aunque ahora que lo pienso, no creo que sea de mucha ayuda después de todo — habló con gracia

Mauro sonrió

Matías era agradable

—Nooo, estoy perdido entonces, no apunte nada — y entonces ambos explotaron en risas

—Nooo wacho, vos estas peor que yo entonces - habló con gracia mientras hacia girar el balón de fútbol que tenía entre sus manos en el aire y lo volvia a atrapar — Pero no entiendo

—¿Qué cosa?

—Nada, es que te veías re concentrado en clase y mira ahora, yo flashee que eras de esos que prestan atención a todo, ya sabes — soltó un suspiro — Y yo que pensé que por fin tendría a alguien que me pase los trabajos

Mauro río

—Las apariencias engañan wacho, yo ni en pedo soy de esos o ¿Por qué crees que estoy aquí?

Matías volvió a reír ante las palabras del peli-blanco

—Sos de los míos entonces — habló sin borrar su sonrisa mientras lo volteaba a ver y chocaban las manos — Pero descuida, ya tengo a la persona correcta para que nos ayude, sígueme

Y sin más Mauro, algo confundido con lo último lo siguió sin rechistar, pues Matías era el primer pibe que le hablaba desde que llego y no quería quedar mal con el.

[...]

—Ey!, ¡Vos!, Pásame el balón wacho

—¡Ey!, ¿Estás sordo?, ¡Pásanos el balón!

Peticiones como esas eran escuchadas por un pelinegro de corte de "hongo" y tatuajes algo malhumorado por la insistencia de esos tipos, ¿Que no hacían más que gritar?

Soltando un suspiro pesado guardo sus cosas y se levantó haciendo creer a los contrarios que iría por dicho objeto, pero todo lo contrario sucedió cuando — luego de una última mirada — este los ignoro y empezó a caminar al lado contrario mientras se colocaba sus audífonos negros dejando atónitos a los demás y con ciertas miradas sorprendidas de algunos cuantos chismosos que contemplaban dicha escena.

—¿Y este pelotudo qué? — habló un morocho de cabello rizado aún sin comprender la actitud del otro, el solo le pidió el balón, ¿Tan difícil era que se lo pasará?

La Máscara De Tu DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora