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UN CUENTO PARA DORMIR.
        —| 5 años antes.

        " 'La vida de un Doncel no es facil' ; Primer capítulo: El encierro. Todos nosotros sufrimos lo mismo, nuestras vidas son demasiado aburridas, pero a la vez tan valiosas. Somos realmente pocos los de nuestra 'condición' y es por ello que debemos ser cuidados; sin la posibilidad de salir al exterior, ya que debemos de conservar la pureza y vitalidad para nuestro futuro 'él' aquél que nos amara por siempre. . . Con enfermedades y raspones nos volvemos feos, y nadie quiere a un niño feo. Tenemos que aceptar nuestro encierro, pues es para bien, madre y padre saben lo que es mejor: hay que amarlos por eso".

        La mujer cerró aquel libro una vez su lectura fue concluida, viendo feliz y calmada el entristecido rostro de un pequeño Raúl: él estaba confundido, no comprendía lo que acababa de escuchar, pero algo si que le había quedado claro: la vida de ese chico le parecía melancólica, horrible y muy familiar o quizás. . . aterradoramente similar a la suya.

        "Mami, esa historia es triste. . ." admitió el niño y con su ceño ahora hallándose fruncido, colocó suave su diminuta diestra encima de la delgada zurda de la fémina, tomándola desprevenida. Ella tragó duro y amargo ante ese solo e inocente toque impropio, su piel ardió tanto que tembló. Por un momento llegó a pensar que se incendiaria en feroces llamas ardientes ante tanto calor.

        La pequeña mano, maquillada de un tenue y agradable tinte canela; tan natural como su belleza, fue apretujada ferviente por la segunda y huesuda extremidad de la teñida mujer encargada de darle la vida; al ésta ubicarse arriba de las ambas anteriormente unidas: aquel adorable rejunte asemejandose a un sándwich de colores distintos, con sólo una pieza siendo más oscura y reducida que las dos anteriores.

        "Lo sé hijo, créeme que lo sé. . . Pero es la verdad y hay que aceptarla ¿no?" cuestionó, esperando realmente ansiosa que él sólo escupiese un fuerte y claro 'sí' de sus lineales labios sonrosados pero, en su lugar, únicamente recibió un insípido e inseguro asentimiento de cabeza: 'Que decepción' ella pensó. "Raúl," y con ese solo sencillo llamado ganó su instantánea atención inmediata "¿Qué es lo que te enseñé? Dime" obligó.

       "Ah. . . Eh, si. Mi vida no es, ni nunca será, fácil" murmuró cabizbajo, apreciando de reojo, notoriamente aterrorizado y temeroso, la gran sonrisa orgullosa siendo tallada en el ajado rostro de su progenitora. Ella realmente lograba asustarlo en ese tipo de situaciones.

        La mujer acarició las castañas hebras contrarias, con un notorio cariño y orgullo siendo puesto en las mismas. En el proceso, pudiendo apreciar que su Raúl necesitaba un urgente corte de cabello, pues por poco y sus bonitos miradores eran tapados por la inmensa negrura de los largos mechones que, se suponía, debían de ser su flequillo.

        "Muy bien, cariño, veo que has aprendido mucho de mamá". escupió, cogió entre sus cálidas manos las pomposas mejillas regordetas de su hijo; logrando un inmediato contacto con aquella tersa piel, y sorprenderlo al unir de improvisto sus negros par de orbes con los de ella; las parejas de inamovibles visores atentos, asemejandose a foscos imanes siameses. Se volvieron casi inseparables en cuestión de segundos "Prométeme que recordarás esas palabras por el resto de tu vida".

        El embrollado mirar del niño se amplió en notoriedad y viéndose tan perdido e inseguro, habló:

       "Lo prometo" en ningún momento despegó sus enormes ojos; destellantes de efusiva luminosidad, de los fríos, calculadores y vacíos de su madre. La mujer asintió y sin más, carcajeó antes de proporcionarle un cálido beso veloz en la lisa amplitud de su frente.

⟩ ¡ᴅᴏɴᴄᴇʟ ᴀ ʟᴀ ᴠᴇɴᴛᴀ! ›› RubiusplayWhere stories live. Discover now