UNA ESCONDIDA VISITA NOCTURNA.
Miau~. . .
Miau~. . .
Aquellos sonidos se oyeron suaves cual prolongado susurro, originándose torturadores desde la abierta ventana cúbica; repitiéndose curiosos de vez en cuando, y aunque eran bastante fuertes, Rubén ni siquiera lo percibía, pues lo único que le llamaba la atención y en lo que se centraba ferviente, en esos precisos momentos, era en su muy interesante tarea de observar. Mirar por encima a aquel bonito joven portador de una calma apariencia, durmiendo boca arriba con placidez: al parecer, no sospechando en lo más mínimo que alguien lo acechaba sereno e igual que peligroso depredador, en lo oscuro. Apreciando adorador sus largas pestañas negras y mordisqueados labios rojizos, con despectiva paciencia puesta en sí, en sus duras e inmóviles esferas esmeralda, ahora siendo casi por completo rellenadas de unas dilatadas pupilas carbonicas.
Doblas realmente no sabía lo que hacía en ese sitio, sentado allí y en tal pomposo lugar, ni tampoco el porque de su propio comportamiento lunático: al creer que mirar de cerca a su preciada y más resiente compra se trataría de una buena idea, pero. . . de lo que si tenía una comprensión clara, era de que estaba total y por completo demente; ido de la realidad. Ya que nada de eso era algo normal, pues. . . desde un principio, su plan había sido el de visitar al chico, dándole la bienvenida y junto a ello informar cual sería su actual rol; rápidamente, demostrar quien era el que mandaba, pero él no hizo nada de lo que pensó por anticipado. Liándola como nunca, dejando plantado al tierno adolescente, ahora hallándose dormido y babeante; abrazando protector su tan pálida almohada helada.
Se comportó como un verdadero gilipollas, dejándose llevar por sus nulos deseos de no querer aparecer frente a los ojos ajenos. Perdiéndose de manera demasiado estúpida, la tan buena oportunidad de conocer siquiera un tanto al pequeño Doncel actualmente falto de conciencia, hundido en lo más profundo de su muy colorido mundo de ensueños. Se sentía tonto, pues. . . Ya que lo veía más de cerca, notaba que aquella foto ayer dada por Mangel; siendo atesorada de manera posesiva en uno de los tantos cajones de su oficina, no atinaba en absoluto a hacerle justicia. Él era mucho más precioso de lo que mostraba esa insípida imagen: su cuerpo era magnífico, pareciendo esculpido por el mismísimo Rodin; tallándose hermosamente por debajo de la muy transparentosa sábana cubriéndolo, mientras que su rostro era conformado por facciones finas y pequeñas, pues aún se trataba de un chico delgado a la par que adolescente; así que el paso del tiempo dictaminaron su cambio facial. Todo estaba en el destino, pero él aún creía ganoso que aquel pequeño ya de mayor seguiría siendo igual de bello que es en ese preciso momento, esperaba que su edad avanzará; quitando su vitalidad y firmeza cárnica, más no su lindura. Él creía que perduraría bello hasta la tumba.
—Perdón. . . —masculló débil, claramente, no deseando con exactitud el ser oído por su receptor— no pude venir a verte aunque quise —se sinceró, paseando dócil su fina yema índice por la tierna curvatura de la acanelada mejilla contraría, yendo a parar en aquél delgado cuello y finalmente, terminando su amplio recorrido en las remarcadas clavículas que le llamaban; más específicamente: a sus labios, él se preguntaba cómo se sentiría el besarlas—, yo. . . Por alguna razón, me sentí intimidado. Si es que se le puede llamar así, claro. Más bien, mira, lo que sucedió fue que. . . No tuve el valor de venir aquí a plantarme sin más ante ti. No sé por qué, sólamente que no logré mi cometido inicial y terminé sentado aquí —señaló el colchón antes de continuar—, actuando como un maldito desquiciado al apreciarte en medio de la noche.
Quejidos suaves expulsaron irritados los rosados labios de aquel chiquillo, una vez su gran sueño se vio interrumpido por algo desconocido, al instante los ojos se le abrieron curiosos y bastante exaltados esperando encontrar aunque sea algo; para ese entonces Doblas ya se había largado, así que él sólo atinó a visualizar la redondeada figura de un rubio gato rayado en la abierta ventana: el felino maullando leve mientras lo miraba. En los labios del chico se dibujó una sonrisa llamando al animal, mientras que en su entrecejo reinaron dos grandes baches al visualizar extrañado la amplia puerta principal hallándose, extrañamente, entreabierta.
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⟩ ¡ᴅᴏɴᴄᴇʟ ᴀ ʟᴀ ᴠᴇɴᴛᴀ! ›› Rubiusplay
Fanfiction[ Libro 1 de la trilogía: ¡DONCEL. . . ] Descripción. ❛❛No heridas, no imperfecciones, pureza extrema, sólo. . . belleza y plasticidad. 𝙉𝙖𝙙𝙞𝙚 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙧𝙚 𝙖 𝙪𝙣 𝙣𝙞ñ𝙤 𝙛𝙚𝙤". •----•----•[...