La preciosa chica de ojos grandes y color miel entró en su habitación, tomándola por sorpresa. La pelicastaña nunca espero que aquella muchacha entrara de esa forma, casi agresiva, a su habitación y mucho menos, solo con un top deportivo y unos bóxers, aunque claro que agradeció aquello. Esos bóxers negros le quedaban a la perfección, remarcando los músculos de su cintura y de sus piernas.
Lo último que Jennie recordaba era haberse acostado, desnuda, en su cama, como hacía siempre para ir a dormir. Pero ella de repente aparece sentada en ella, en bóxers. Ella no acostumbraba a dormir con ropa interior, ni siquiera unas simples bragas, es más, no acostumbraba a tenerlas en absoluto, ya que le parecían muy incómodas y molestas.
Lalisa se le acercó hasta que estuvieron a centímetros, la agarró por la cintura y unió sus labios con los ajenos de forma posesiva y ruda. De a poco la fue llevando hacia la cama, a la vez que las manos de la más alta se dirigían al trasero de la pelicastaña, pasando antes por el costado de su cuerpo, acariciando este suavemente al principio, pero apretando fuerte cuando éstas se acercaron a sus caderas.
La tailandesa buscó profundizar aquel beso y lo logró, introduciendo su lengua en la boca de la pelicastaña y empujándola contra la de ella. Pero el beso finalizó cuando las piernas de la mayor chocaron contra el final de la cama y Lalisa la empujó sobre esta, sonriendo seductoramente, Jennie mordió su labio inferior al ver como aquella expresión la hacía ver más preciosa de lo que era.
La pelinegra siguió de pie frente a ella, en vez de recostarse encima de Jennie como había pensado que haría, con una seña le indicó que se diera vuelta y la más baja no tardó mucho en hacerle caso, girando rápida y torpemente en la cama, casi enredando sus pies al hacerlo. Lalisa rió al ver lo desesperada que estaba la coreana.
Jennie soltó un gemido ahogado y se agarró fuerte de las sábanas cuando sintió una de las manos de la otra chocar contra una de sus nalgas, lo mismo hizo con la otra, dejándolas a las dos rojizas y vibrantes, su piel pidiendo por otro golpe, sorprendiéndose a sí misma de sus deseos.
La más baja se inclinó hacia adelante, apoyando su rostro contra la almohada y mordiéndola con fuerza. Se encontraba en cuatro sobre la cama, sus piernas abiertas mostrando su ya húmedo centro para Lalisa y su trasero rojo, su piel irritada por los golpes de la palma de la otra, Jennie meneó nuevamente su trasero, intentando volver a provocar a la pelinegra, su acción resultó a la perfección, ya que a los segundos una de las mejillas de su culo volvió a tornarse roja a causa de otro y otro golpe. La mayor, al escuchar las respiraciones dificultosas y los leves gemidos de la otra chica, atinó a mover su pelvis contra el colchón, pero la pelinegra no se lo permitió, le agarró las nalgas de su trasero con ambas manos, apretándolas, luego sintió como una de sus manos acariciaba su centro y ejercía presión en éste con sus dedos incluso llegando a hundirlos en su vagina, arrancándole un sinfín de gemidos. Jennie sintió la punta del miembro de Lisa comenzar a adentrarse en ella, sintiendo como ese miembro de un buen tamaño entrando en ella, sin embargo, no le dolió y no entendió por qué. Jennie tuvo que levantar la cabeza para no ahogarse, le estaba costando bastante respirar con el rostro contra la almohada y eso había empeorado cuando la pelinegra introdujo por completo su pene en su coño.
Lalisa se quedó quieta por unos minutos hasta que sintió que la otra se acostumbraba a ella; por fin cuando pasó, comenzó a moverse, embistiéndola con fuerza y dureza, las manos de la más alta estaban a los costados de la cintura de la pelicastaña, para poder sostenerse mejor, apretando con fuerza y seguramente, dejando marcas sobre la mármolea y delicada piel de Jennie.
La mayor soltó un fuerte gemido cuando el miembro de la pelinegra tocó aquel lugar que la hacía sentir en el jodido cielo, aquel punto que su novio no estaba ni cerca de toca. Aquello hizo que la ojimiel sonriera victoriosa y continuara embistiéndola en ese ángulo con más profundidad y rapidez. Mientras pasaban los minutos, Lalisa iba acelerando y profundizando sus embestidas, moviendo también sus caderas con dureza.
La coreana sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y como su cuerpo se tensaba, estas sensaciones eran las que le avisaban que el orgasmo se acercaba. El pene de la menor volvió a tocar su punto dulce, por lo que hizo nuevamente su cabeza hacia adelante y mordió la almohada con fuerza a la vez que comenzaba a correrse, sus paredes apretando el falo de la otra como si fueran un puño, ciñiéndose a éste como si ambos estuvieran hechos a medida.
•••
Jennie se despertó aturdida y bastante excitada, maldijo al aparato que se encontraba en su mesa de luz y luego de apagarlo de un golpe, comenzó a levantarse. No era tan extraño que el tuviera ese tipo de sueños, es más, era casi normal desde que había tenido relaciones con MinHo, ella necesitaba de eso, necesitaba de sexo, pero lo extraño era que ese sueño haya sido con alguien a quién apenas conocía ... con alguien que sería su psicóloga en un futuro cercano.
SERSOOOOO
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A short penis ━━ Jenlisa
Fanfiction❝¿Por qué tiene que tener un pene pequeño?, él de verdad me gusta.❞ El novio de Jennie tiene un pene chico; ella no quiere acabar su relación por ello, pero tampoco puede tener sexo y eso la está volviendo loca. Comienza a ir a una psicóloga; Lisa...