Capitulo 8

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Jennie caminaba tranquilamente al consultorio de la Dra

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Jennie caminaba tranquilamente al consultorio de la Dra. Manobal, esta vez ella tiene el tiempo necesario para llegar, ya que no necesitó masturbarse antes de salir, había soñado de nuevo con Lisa, pero esta vez se pudo solucionar pensando en otra cosa, así que no fue cosa por la cual preocuparse.

Las fantasías o sueños que había tenido con la pelinegra se habían vuelto frecuentes y no le estaba gustando para nada. Una de las pocas veces de las que había vuelto a tener relaciones con MinHo lo había llamado Lisa, ella había explicado que estaba pensando en la consulta a la que debe ir mañana.

La mayor cerró la puerta del lugar luego de entrar y saludó con simpatía a la secretaria de su psicóloga, ésta le dio el permiso a entrar al consultorio después de unos minutos y ella entró. Detrás de su escritorio estaba la tailandesa sentada, esta vez no llevaba lentes y Jennie creía que se veía preciosa sin ellos.

─Creo que ya tengo la solución a tu problema, deberíamos intentar cambiar tu adicción, antes de conocer a MinHo tenías adicción al sexo, ¿No? ─ Lalisa elevó ambas cejas en cuestionamiento y Jennie asintió como respuesta ─ Bueno, podrías cambiar el sexo por otra cosa.

El rostro de Jennie se deformó por completo. Ella amaba el sexo, no creía que podría cambiarlo por otra cosa ─ ¡No quiero dejar de tener sexo! ─ casi gritó.

Lalisa rió bajo ─ No lo harás, solo dejarás de pensar en tenerlo todo el tiempo.

─ Fácil, solo menciona que MinHo tiene el pene chico y dejaré de querer sexo ─ Jennie hizo una seña con una de sus manos, indicando que era algo obvio.

Lalisa negó con un movimiento de cabeza ─ No, si no pensaras tanto en sexo como lo haces no te importaría tanto el tamaño del pene de tu novio, pero eso...

Pero Jennie dejó de escuchar...

▸ ─ Jennie, acércate.

La mayor asintió confundida y obedeció, levantándose de su asiento y rodeando el escritorio que la separaba de la pelinegra. Lisa solo se quedó mirándola por varios minutos hasta que la más baja se sobresaltó por la mano de la contraria en su trasero, atinó a alejarse, pero la tailandesa se adelantó e hizo más presión con su mano sobre su culo, empujándola levemente hacia el escritorio.

Inclínate ─ Le ordenó y aún confundida volvió a obedecer, recostando su abdomen sobre la madera del escritorio y dejando su trasero en alto para Lisa.

Sintió como la mano de su psicóloga se movía por su culo, acariciándola por encima de esa falda negra que estaba utilizando pero, rápidamente se metió dentro de esta acariciándola por debajo de la tela, apretando y amasando sus nalgas. De repente, sintió como su falda era levantada dejando en exhibición sus diminutas bragas blancas. Con una de sus manos, la menor hizo un poco de presión en la espalda baja de la coreana para que se inclinará más y levantará su culo, para luego tantear con avidez su centro presionarlo por encima de sus bragas. Jennie soltaba leves gemidos y su respiración estaba bastante agitada, movió su pelvis, intentando buscar más contacto de la mano de Lalisa, pero a ésta no le gustó para nada.

─ Quieta, pequeña. ─ Le susurró cerca del oído de forma autoritaria y de golpe pegó sus cuerpos, apoyando su erección contra el trasero ajeno.

La pelinegra mordió el lóbulo de la oreja de la más baja, alejando su mano del húmedo centro de la contraria, la llevó hasta al borde de sus bragas y comenzó a descenderlas por las torneadas piernas de ésta hasta la altura de sus rodillas. La más alta movió su cadera, haciendo que su bulto haga más fricción con el trasero, ahora desnudo de Jennie, por lo que soltó un fuerte gemido y se acomodó mejor sobre la mesa, tomando con sus manos la otra punta de ésta.

La Dra. Manobal sonrió victoriosa al escuchar el gemido de la otra chica y comenzó a bajarse su pantalón con cierta rapidez, cuando lo hizo, prosiguió con su ropa interior. Ya completamente sin nada que cubra su parte inferior, abrió uno de los cajones de su escritorio y tomo de este un preservativo el cual desenrollo en su pene, luego de terminar de colocárselo, agarró con sus manos las caderas de la más baja, y con un movimiento pélvico, un tanto brusco, penetró a Jennie, ésta soltó un fuerte gemido.

Luego de varios segundos de haber estado quieta dentro de ella esperando que se acostumbrará a la repentina intromisión, empezó a embestirla con fuerza y rapidez. El cuerpo de Jennie chocaba de una forma excitante y violenta contra la madera del escritorio de la menor.

─ Lisa, sí – la voz de la mayor sonó aguda y salió más como un gemido que como una palabra entendible.

─ Suena que estás muy interesada en hablar sobre tu infancia ─ Lalisa soltó una risa, intentando sonar como que el gemido de la coreana no le había afectado, pero su miembro no intentaba fingir aquello, ya que se estaba poniendo duro dentro de sus pantalones.

Jennie se alteró al darse cuenta de que sus bragas la estaban haciendo sentir un tanto incómoda debido a la humedad, y que había dicho en voz alta lo que pensó que solo se quedaría en su imaginación.

─ ¿Sobre mi infancia? ─ Jennie frunció el ceño, ladeando un poco la cabeza. Su centro no estaba humedeciéndose repentinamente, pues ya lo estaba y desde hace ya un tiempo, por lo que apretó sus ya cruzadas piernas.

─ Claro, ¡Te acabo de decir que quizás tu adicción al sexo lo haya provocado algo que te sucedió en la infancia!

─ Perdón, es que no te presté atención ─ La más baja corrió la mirada y se removió en su lugar incómoda, nerviosa y muy excitada.

─ Perdón, es que no te presté atención ─ La más baja corrió la mirada y se removió en su lugar incómoda, nerviosa y muy excitada

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A short penis ━━ JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora