Enfrentamiento (Yuka)

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"Ama el arte que tienes dentro y no a ti haciendo arte."

— Konstantin Stanislavsky

Conozco a Yatora desde hace tiempo, el quizás no me recuerde, pero yo sí. Perfectamente. Recuerdo como era antes de transformarse en un rufián. O mejor dicho, antes de que empezara a actuar como tal. Él era un chico tímido y callado, solitario, tenía un cabello castaño rojizo particular, casi parecía teñido, solo al entrar a la preparatoria decidió cambiar su aspecto.

Más de una vez le vi de lejos engullirse en su propia frustración y en una realidad particular de sentirse solo, varias veces quise socializar con él, pero el mismo se alejaba de todos y se quedaba en silencio.

Pero luego iniciamos la preparatoria. Mis decisiones en cuanto a mi imagen atrajeron muchas miradas y también muchas críticas, por su puesto. Él y yo terminamos en el mismo curso. Pero el ya no era el mismo. Se había rodeado de un sequito de delincuentes, que en realidad eran unos buenos chicos jugando a ser rufianes de cuidado, fumaban y bebían sin ningún tipo de respeto por las normas. El empezó a tener esa actitud fastidiosa.

Paso de ser ese chico delicado, sensible y bonito, a ser más sociable, insoportable y también sumamente bonito. No era la única persona que lo decía, un montón de chicas se sentían atraídas hacia ese chico que pronto apareció con el cabello teñido y piercings y esa actitud sobrada.

Me molestaba que actuara así, por eso, siempre que podía, lo molestaba. Era divertido sacarlo de sus casillas, porque le fastidiaba, como le fastidia a mis padres, que alguien se muestre como ellos no podían ser, libres y confiados de sí mismos sin que les importe el qué dirán... Bueno más o menos, al menos ellos creían eso y era lo que importaba.

— ¿Acaso no puedes leer el ambiente? — Siempre sonaba irrespectuoso.

— Si no eres capaz de decir lo que sientes o piensas eres tan insignificante como el aire que se respira.

Esa conversación la atesoro porque él se veía frustrado. Su cabello revuelto de forma imprudente pero también irrespetuosa, su poco cuidado por seguir el código del uniforme y ser así de hábil para leer a los demás, aunque solo sea un falso y manipulador por miedo a que le conozcan, le hizo ganarse una reputación particular. Y esa reputación se potenciaba al saber que era uno de los mejores cinco promedios de todo el colegio.

"El genio criminal". Así le decían algunas chicas y chicos.

"Si supieran, si supieran."

Me gustaba discutir con él. La verdad, a pesar de que él y yo nos lleváramos como perros y gatos, mientras yo le robaba sus cigarrillos o incluso su teléfono o esas cosas para fastidiarle. La verdad. Yo... Yo me preocupaba mucho por el en secreto y nunca entendí mucho porque.

Y un día... Y un día realmente sentí que se pasó de la raya.

— ¿Te crees mejor que yo, "Ryuji-kun"?

Era el único que conocía que me seguía tratando con ese nombre molesto.

— ¿Acaso herí tu estúpido orgullo?

Solo quería molestarle por aparentar para tener amigos. En el fondo él seguía siendo aquel chico, o peor incluso. No había cambiado en realidad, solo estaba ocultándose de la realidad, por miedo a sentir la humillación que sentía en aquel entonces.

Creo que esta era la razón porque el me resultaba la persona más interesante del colegio. Porque teníamos más en común de lo que queríamos admitir y podíamos entendernos más de lo que deseábamos entendernos y eso nos fastiaba el uno del otro. Por eso discutíamos, nos gustaba discutir y sacar de las casillas al otro.

Blue Period - ブルーピリオド (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora