Los pájaros cantaban alegremente, llenando el silencio que el mayor había creado, y mientras estos volaban por el claro cielo, Mikey seguía esperando una reacción.
—Ken-chin, ¿te encuentras bien? —tomó el rostro del alto con ambas manos, acercándolo más al suyo.
El mencionado permaneció viéndolo en silencio, cautivado por la belleza excesiva del menor, pero ¿qué era lo distinto en él?, no sabía con exactitud. Sus ojos brillaban, al igual que sus labios y ni hablar de su cabello recogido.
—S-si, lo estoy, lo siento —tomó con delicadeza sus manos y lo alejó unos centímetros de él— Tu... te ves bien.
Mikey sonrió enternecido.
—Gracias, al principio no estaba seguro, pero pedí algunas opiniones y terminaron convenciéndome.
Ken asintió embobado. No sabía de qué hablaba el menor, pero fuera lo que sea, para él estaba bien.
—¡Oigan, vengan aquí! ¡Comeremos algo!
Ambos observaron en dirección al grupo mayor. Mitsuya los llamaba a ambos a unirse a ellos, y así lo hicieron. Draken se puso de pie y rápidamente tomó la mano del menor, tirando de él.
Al llegar tomaron asiento entre Chifuyu y Takemichi, quienes repartían en el centro de la ronda la comida que cada uno trajo consigo.
Pachin frotó felizmente sus manos y estiró la derecha para alcanzar un sándwich de miga, pero una mano golpeó la de él antes de que siquiera llegara a tocar algo.
Observó con indignación a su amigo.
—Hay que dar las gracias primero, ¿lo olvidaste?
—Oh, cierto, lo siento —sonrió hacia Hakkai y juntó sus palmas, esperando a que el alto comenzara la oración.
Mitsuya rió levemente y entrelazó su mano con la del menor. El resto copió la acción y cada uno juntó su mano con la persona a su lado.
Pachin y Peyan, al ver que eran los único que no juntaron sus manos, levantaron los hombros, restándole importancia, terminando por juntarlas.
—Bueno —Shiba bajó la cabeza y cerró los ojos, haciendo que algunos le siguieran— Señor Jesús, te damos gracias por esta reunión que pudimos tener y por la comida que cada uno trajo hoy para compartir, que sea de bendición y provecho para nosotros; provee para los que no tienen para comer, gracias por todo. Amén.
Todos respondieron un "amén" y comenzaron a comer felizmente.
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Ya habían pasado un par de horas desde que su hermana había salido y el día empezaba a enfriarse a pesar de que el sol todavía estaba presente.