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❝ Caperucita roja perdió el interés en los príncipes azules, cuando descubrió que el Lobo feroz tenia todo más grande ❞
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✫ HALLOWEEN SPECIAL ✫
► Historia basada en el anime...
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La temperatura descendió hasta formar escarcha blanca sobre los árboles, construcciones y las orillas de las aceras; un cambio brusco a comparación del calor sofocante que había azotado al pequeño pueblo en días pasados, algunos podían achacarlo a uno de los frentes fríos productos de las consecuencias del cambio climático. Lo cierto es que, en el bosque...
Las hadas se divertían cumpliendo la voluntad de ciertas criaturas que les pagaban por ello, está vez no había sido una criatura la que solicitó un cambio, oh no, la mismísima Reina Roja había enviado a uno de sus lacayos con un buen fajo de billetes a exigirles a las hadas que congelasen cada tramo del bosque.
¿Y todo por qué?
Todo debido a cierta mujer de nombre Mary Hood. Josh había llegado llorando a la cabaña de la abuela de Scarlett después de que la chica lo hubiese abofeteado.
¿Y quéhizo la para nada dulce anciana?
Aquella mujer le confesó que tenía sospechas sobre que su nieta estaba frecuentando a uno de los cambiantes. El príncipe con rostro de angel y sentimientos más podridos que cualquier manzana envenenada, hizo lo que mejor sabía hacer cuando tenía problemas, acudió a visitar a su tía favorita y le planteó la situación a su manera.
"Scarlett me está siendo infiel con un mugroso cambiante", dijo el abatido rubio. "¿Por qué a mí?, yo que no he hecho más que amarla desde que teníamos dieciocho, yo que la he cuidado como mi más preciado tesoro".
Las lágrimas que derramó no eran sino de rabia. Se sentía humillado por las bofetadas de Scarlett, su ego estaba herido. ¡Esa estúpida pueblerina se creía con el derecho a rechazarlo y sustituirlo por un ser de categoría inferior! ¡Josh Prince rechazado por un mitad lobo- mitad humano!
"Oh, cariño, ésto no se quedará así. Me aseguraré de que esa mocosa y el lobo paguen por tu sufrimiento", la mujer de cabellera roja y rizada susurró, palmeando la espalda del muchacho al que amaba como al hijo que nunca deseó tener. "Sabes que a diferencia de la sentimental de tu madre, a mí no me importa manchar mis manos de sangre".
