⟨ OO5. ⟩

444 47 5
                                    

🌻

— Asahi, ya hablamos de esto, nada de teléfonos en la mesa.

— Es del trabajo, mamá.

— Entonces contesta lejos, molestas. — Le reclamó su progenitora al final, rodando los ojos con algo de diversión, dirigiendo la mirada a su otro hijo. — Keisuke.

— ¿Mamá? — Respondió tranquilamente, mirando de la misma manera a la mujer. Era el único ser al que le tenía miedo, la verdad, eh.

— ¿Dónde está tu hermana?

— ¿Juuzou? — Genius.

— ... ¿Tienes más hermanas? No recuerdo haberlas parido. — Alzó una ceja en tono de burla.

— Ah. — El pelinegro bajó la mirada un segundo; pobre Baji. — Creo que sigue en la habitación.

Y hablando del Rey de Roma.

— ¿Mmh? ¿Juuzou? — Asahi miró a la menor salir alegremente de la pieza, pero algo no cuadraba. — ¿Qué haces vestida así?

— Eso es lo de menos. Niña, ven a comer, es sábado, aprovecha que todos estamos aquí.

Sin embargo, la gran sonrisa de la jovencita fue la única respuesta que recibieron.

— Juuzou, mira a tu madre cuando te habla.

— Oi, Juuzou. — Keisuke afiló su mirada. — ¿A dónde vas?

— Iré a una cita.

Todos los apellidados Baji -menos Juuzou- se quedaron de piedra cuando vieron a la fémina menor de la familia salir por la puerta principal con un minino pelirrojo en brazos y un bolso deportivo negro colgado del hombro derecho, deslumbrando un aura poderosamente feliz que podía quitarle la depresión al hombre más triste del mundo. Y no estamos exagerando. La madre de los jóvenes quitó rápidamente su sorpresa, cambiándola por una sonrisita atrevida mientras volvía a comer tranquilamente, sacando poco después de su transe a los otros dos.

— Ya tiene edad para ver chicos. — Mordida. — O chicas. — Tragar. — Cualquiera que la acepte por lo que es está bien. Claro, a ella y a su gato gordo.

— Mamá, de verdad... — El preocupado Keisuke frunció más el ceño. — ¿Y si le hacen algo? ¿Viste cómo iba vestida?

— Kei, iba como una jugadora profesional de hockey.

— Concuerdo.

— Pero- — El de mirada cobriza miró a otro lado, murmurando algo al final. — Es mi hermana.

°°°

— ¡Souya-kun!

El animado tono de voz de la niña embelesó a un joven de cabellera rizada y turquesa, quien se hizo a un lado rápidamente para dejarla pasar; demonios, eso no estaba planeado para entonces. La animada chica se colocó unas zapatillas prestadas en la casa de su anfitrión, procediendo a caminar junto a él hasta la habitación de este, sería una tarde muy divertida, sí que sí.

— Gracias por invitarme. — Mencionó con una sonrisa.

— No, gracias a ti por venir.

— Tan amable como siempre.

— Eso... — Sintió un ligero calor en el rostro.

— ¿Nahoya está en casa?

— No... Él salió.

— ¿Solo? Pensé que estaría contigo. — Sacudió la cabeza, bajando con cuidado al felino al suelo. — En todo caso, me alegra pasar tiempo contigo.

Arte Al Estilo Juuzo. | Tokyo Revengers × OC.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora