Al abrir mis ojos recordé que seguía parada en el banco, un GRAN mareo me sacudió y bajé tan lento como pude permitirme. Rodee el lugar y lo observé, era de aspecto tétrico, mesas totalmente cuadradas y en cada "cuadrado" reposaba un corazón distinto, placas de oro establecían el nombre y la edad de cada uno. Las paredes eran espejos especiales, nos reflejábamos por colores; mi silueta era azul, y los cuadrados, plateados, todo en absoluto color; ningún cuadro o decoración, justo y preciso. Paré de golpe. Una silueta azul eléctrico llamó mi atención, justo a mi lado. Adler. ¿Azul? Tal vez eso explica porqué me sabía su nombre.
Se sentía bien saber que no estaba sola -no ser la única- aunque nunca había estado en presencia de alguien azul, para ser sincera.
Con que Adler era un príncipe, que oportuno. Giré mi cabeza y lo encontré. Sí, era muy normal: metro ochenta quizá, pelo negro grueso y con pequeñas ondas, moreno, contextura normal pero imponente; solo un único detalle resaltó haciéndolo totalmente excepcional. Unos ojos tan azules que parecían falsos -si es que no lo eran- tan oscuros y profundos como el mar, incluso pareció que me sumergía en ellos. Una voz lejana y familiar interrumpió mis pepensamientos.
-¡Santísimo arcoíris! Amelia es una princesa ¡mi hija es una princesa! Es azul ¿Lo viste amor? ¿Ves eso? ¡ES AZUL!- Decía eufórica Nicole y corría a abrazarme. Si que lo estaba, no dice hija porque sí; ojalá me contagiara un poco de entusiasmo ¡si ya casi bailaba!-Pero que increíble sangre tienes eh, nos lo debes. Quién diría que mi extraordinario vientre acogería una princesa. Menuda suerte tienes, yo a tu edad soñaba serlo...pero aquí me ves, mi suerte fue roja.-Trataba de digerir las palabras lo más rápido posible. ¿Enserio, Nicole? ¿Una princesa? Bueno, tengo que admitir que siempre ha sido líder para sus cosas y quién sabe, podría ser buena princesa. Estaba al borde del colapso y hace menos de un minuto mi madre había dicho mil cosas, ni esperar a papá, solo asiente como buen esposo sin voz ni voto. Al menos hay alguien que se alegra por elección.
Cuando al fin terminé de calmar a Nicole, abracé a papá. Lo abracé como la niña pequeña que era. Esa que le tenía miedo al mundo porque lo único que conocía era su familia, aquella que le temía al primer día de clases y abrazarlo era simplemente mi escudo protector, con ello siempre todo iba bien -¡mi primer día fue genial!-. Papá no dijo nada, pero la tranquilidad que me transmitía fue suficiente. Funcionó tanto como todas las veces anteriores: sonrisa en mi rostro y un corazón -ahora azul- ¡motivado!
¿Qué tan malo podría ser? De todos modos tengo 18 años, un par de años extra de experiencia que esos chicos no tienen. Mi miedo ya no fue más sino confianza en mí. Podía hacerlo y lo haría.¡Hola lector@s! Primer mensaje de la autora, ya verán jejeje. Muchísimas gracias por gastar una fracción de su tiempo en leer Princesa♥. Como verán estoy comenzando y agradecería comentarios y/o votos /-\ (si no fuera mucha la molestia, significaría mucho para mí). Sigan leyendo, esto apenas comienza ;).
*Decidí llamarme, finalmente, "walking-in-nowhere" ya que así me tengo en tooodas mis redes. (Por lo tanto, dreamingtilltheendz y yo, es lo mismo xD) Una vez más gracias por leer, ¡l@s aprecio demasiado♥!
-Valentina Paz :)
ESTÁS LEYENDO
Princesa del castillo azul
Fantasy—Princesa.— Dijo mirando al vacío —Eres una princesa, la princesa del castillo azul.— No comprendí como podía considerarme "princesa", no lo soy, bueno sí, pero no soy "ese" tipo de princesa que piensa. Era azul, tal como lo es mi corazón. Una chis...