01- Esmeraldas Manchadas

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Prisión de Bordeaux, Québec, Canadá
4 de junio de 2016     10:00 pm

- ...Todavía recuerdo la sangre bajando por su pecho y goteando en mis zapatos y el suelo, las puntas de su cabello rubio se tintaron de rojo al caer sobre la herida en un intento fallido de huir de mi, sus ojos azules me miraron directamente como siempre lo había hecho pero ella no recibió lo mismo de mi parte, mi mirada era vacía pero llena de satisfacción, llevaba teniendo el impulso de hacerlo hacía varios meses pero no me atrevía, hasta ese momento...
Ella estaba cerca de mi y yo estaba preparándole la cena, el cuchillo me rugía deseoso por perforar su carne...
Y así fué, en unos segundos ya tenía una herida en su cuello la cuál provocó que llevara sus manos hacia este intentando parar la hemorragia, era inútil, como mismo fue inútil intentar escapar...
Se dirigió hacia la puerta que llevaba al salón donde se encontraba un teléfono, yo me acerqué y clavé el cuchillo en su espalda un par de veces, seguramente perforé su pulmón porque su respiración empezó a menguar...
Para acabar con ella le dí la vuelta y clavé el cuchillo en su pecho, estaba asustada, decepcionada y confundida pero sus ojos hasta el final me miraron de esa forma tan tierna como siempre fué, como si yo fuera el lugar en el que más segura se hubiera sentido...

Irónico verdad??

Al escuchar esto todos quedaron en shock, como podía ser que un muchacho así con ese aspecto tan normal fuera capaz de hacer eso?

Su pelo era negro como la noche misma y su piel blanca como la nieve, sus ojos eran de un verde esmeralda en los cuales eras capaz de perderte, medía un metro ochenta casi noventa y era delgado, vestía el uniforme de la cárcel el cual era de un gris azulado con su número en negro.

-No van a decir nada? -susurró y una risa malévola salió de sus labios.

-Que cojones eres? -dijo un recluso un poco asustado y tenso producto al aura tenebrosa que desprendía aquel ser.

El jóven se quedó mirándolo, frunció el ceño y se acercó lentamente sin mostrar ningún rastro de miedo por sus agresores los cuáles lo habían seguido a las duchas de la prisión armados con cuchillas rústicas fabricadas por ellos mismos.

-Qué soy? -llegó hasta aquel hombre asustado el cuál dió un paso atrás.

-Qué cojones? -murmuró el otro atacante que se encontraba a un par de metros.

-Siempre he querido saber que soy  -dijo el muchacho apretando sus manos y esbozando una leve sonrisa tenebrosa.

Vermont, Estados Unidos
5 de diciembre del 2003      4:00 pm

El día estaba muy frío, en la noche anterior hubo una gran nevada que dejó las calles repletas de nieve, nadie pudo sacar los autos hacia las calles y una jóven madre iba con su alegre hijo por un camino desolado.

-Mami algún día me llevarás a esquiar? -preguntó el pequeño observando la infinidad de la nieve y dando vueltas alrededor de su madre la cual caminaba tranquila y disfrutando de las vistas al igual que su pequeño.

-Claro que sí hijo -respondió con una sonrisa.

-Gracias mami -dijo él deteniéndose y agarrando a su madre de la mano.

Después de unos minutos de caminata llegaron a un puente el cual deberían cruzar para llegar a su vecindario pero tres hombres cortaron su camino.

Ella paró de pronto, al parecer los conocía y sujetó muy fuerte a su hijo.

-Que quieren? -preguntó asustada

-Sabes muy bien lo que queremos Leah, dónde está nuestro dinero? -respondió el hombre del medio el cual tenía un aspecto repulsivo.

-Qué sucede mami? -preguntó el pequeño pegándose a su madre y poniéndose levemente detrás de ella.

-Tranquilo hijo, todo va a estar bien, no tengas miedo -dijo ella mirándolo e intentando tranquilizarlo sonriéndole.

-Así que este es tu hijo eh Leah, es la viva imagen del desgraciado de su padre -al decir esto el hombre del medio comenzó a reír al igual que sus dos acompañantes.

Ella y el pequeño mantuvieron el silencio y bajaron la cabeza asustados.

-Hemos venido para darte una lección, que sepas que las deudas deben pagarse -dijo el hombre de la izquierda crujiendo sus dedos para luego caminar hacia ellos junto a los otros.

Al llegar a donde estaban el hombre del medio agarró a Leah del cuello y el de la izquierda al pequeño y los llevaron hasta el bosque, ellos intentaron resistirse pero fue inútil, los tres eran hombres grandes y ellos eran simplemente una mujer y su pequeño de apenas 6 años.

Cuando estaban en el bosque uno de ellos sujetó al niño mientras que los otros dos golpeaban a su madre.

Luego de varios golpes arrancaron su ropa y abusaron de ella, mientras el niño solo podía gritar por ella e intentar soltarse pero el tercer hombre lo tenía bien agarrado así que era inútil, este solo reía y le susurraba cosas al niño, cosas como que su madre se veía muy bien así y que era una gran perra.

Esto solo hizo que la ira del niño creciera y le dió una patada en las bolas al hombre el cuál enfurecido comenzó a golpearlo hasta dejarlo en el piso sin poder pararse.

Su madre estaba observando pero por más que lo intentaba no podía soltarse, solo podía llorar desesperada y rezar por que pasara algo que les salvara la vida.

-Mocoso de mierda, vas a aprender a no meterte con quién no debes! -dijo el hombre quitándole la ropa al niño y bajando su pantalón.

Luego de unos minutos recibiendo abusos él y su madre, aquellos hombres la golpearon a ella hasta matarla.

La nieve se tintó del color carmesí de la sangre y el muchacho con sus últimas fuerzas se arrastró hasta su querida madre y la abrazó llorando.

-Mamá...

Un susurro fue lo último antes de caer inconsciente al lado de ella.

Prisión de Bordeaux, Québec, Canadá
4 de junio de 2016     10:08 pm

-Se acabó, estamos aquí para que sepas quiénes mandan en este lugar, basta de estupideces! -dijo el recluso que se encontraba frente al jóven.

-Querías saber que soy verdad? -susurró para luego sacar una cuchilla igual que la de ellos.

-Qué! -exclamó el hombre al ver el arma.

-Soy una simple pesadilla que perdió la cabeza hace mucho -dijo esbozando una sonrisa malévola para luego clavar la cuchilla en el abdomen de aquel hombre el cual calló al piso inmediatamente.

El otro intentó huir pero se vió alcanzado enseguida y su cuello fué cortado en un rápido movimiento por parte del muchacho el cuál tenía toda su cara manchada de sangre.

Suspiró y comenzó a reír, el eco hacía que su risa fuera más tenebrosa de lo que ya era y limpió el cuchillo con la ropa del hombre que calló degollado frente a él.

Luego de eso colgó ambos cuerpos en dos de las duchas y les abrió el tórax con un corte en forma de equis.

Tomó una ducha y salió dejando detrás aquello que para el era una obra de arte.

Amo ese puto color joder -soltó una carcajada y se dirigió hacia su celda

Blood ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora