Capítulo 15

182 11 1
                                    

<No es que no lo quiera ver, pero... No estoy lista para hablar con él. Aún no>. Me dije.

-Bien chicas, se hacen cargo de que se ponen para la fiesta. -dijeron mi madre y mi padre subiendose a su cuarto.
-Okey. -dijimos Kate y yo.
Cada quien se fué a su cuarto a ver que se hiba a poner. Yo me decidí por un vestido negro que me llega arriba de la rodilla, es de tirantes y mi favorito, así que lo usaré. Me encanta el negro y casi siempre me visto así, porque no me gustan mucho los colores, y menos me gustan los colores en la ropa.
-¿Qué vas a ponerte? -me dijo Kate, entrando a mi habitación.
-Este vestido negro. -dije enseñandoselo.
-¿Otra vez de negro? -me preguntó.
-Si, otra vez me visto de negro. -aseguré.
-Bien, cómo tú quieras. -me dijo Kate.
-Si es como yo quiero. -respondí bruscamente.
-Perdón, hermana por hacerte enojar, pero... Es que no me gusta que no uses colores en tu ropa. -me dijo.
-No me gustan los colores. -dije seria.
-Okey, okey, pero no hay que pelear por colores. -me dijo riendo.
-Si tienes razón. ¿Tú que te vas a poner? -dije cambiando el tema de los colores.
-Este vestido rosa. -me dijo enseñándomelo.
-Ah. -respondí, me da igual que se ponga Kate solo le pregunté para cambiarle al tema de los colores.
-¿Qué no te gusta mi vestido? -me preguntó Kate en tono de ofendida.
-Si quieres que sea sincera contigo... No. Odio el rosa. -le dije.
Creo que ofendí a Kate con mi inofensivo comentario porque se me quedó viendo y se fué a encerrar a su habitación.

<No me importa, fuí sincera por lo menos>. Me dije a mí misma.

Ví el reloj. <10:47>. Me iré a dormir, sin cenar. Y eso hice, me puse mi pijama, me lavé los dientes y me fuí a la cama, no tardé mucho en dormirme porque esta vez estaba demasiada cansada. No hubo voces, ni pensamientos negativos...

<Hace mucho que no dormía tranquila. Ya lo extrañaba>. Solo eso pensé y me quedé totalmente dormida.

8:30 a.m.
Sonó mi alarma. Desperté lentamente y me acordé que hoy era el "Gran Evento Nestlé 20 años"... O por lo menos eso dice mi papá. Salté de la cama a la ducha. Me lavé perfectamente bien y me sequé el cabello y mi cuerpo. Me puse mi vestido negro y me hice una trenza cascada. Bajé las escaleras y ahí estaba Kate desayunando sola.
-Buen día. -me dijo amablemente.

<Hipócrita... Ayer se va a su cuarto y se encierra y ahorita muy amable diciendo 'buen día'. Aveces me estresa demasiado>.

-Hola. -le dije.
-¿Cómo dormiste? -me preguntó.
-Kate... ¿Desde cuándo tan amable? ¿Y desde cuándo me pregutas cómo dormí? -le pregunté.
-Desde hoy, he decidido ser amable. -me dijo orgullosa.
-Ah... Y... ¿Eso cuánto tiempo va a durar? -le pregunté en tono rudo.
-Que mala eres, yo tratando de alegrar tu mañana y me vienes a escupir todo tu mal genio de siempre. -me dijo llorando, claro.
-Kate, basta que me estoy empezando a enojar, y ya sabes muy bien, que yo soy una bola de rabia apunto de explotar. -le dije sacando todo mi enojo.
-¡Lo sé! -me dijo sollozando y se subió su desayuno.

<Ugh... ¡Kate a veces puede llegar a ser tan insoportable! Me tiene hasta la chingada, con sus mamadas de portarse bien y después irme a acusar con mis padres>. Me gritó mi mente.

-¡Isabelle! -gritó mi padre.
-¿Qué le hiciste a tu hermana? -preguntó mi madre a gritos.

<Ya sabía>.

-Ugh... ¡Nada! ¡Estoy harta de que Kate siempre me acuse y ustedes siempre le crean a ella y ni siquiera escuchen mi versión! -les grité a mis padres.
-Bueno no quiero más problemitas con ustedes. ¿Entendido? -nos dijo mi padre.
-¡Ugh! ¡Y parece que mi comentario hiba dirigido a la pared! -grité y subí las escaleras, para irme directo a mi cuarto y encerrarme. Ya no escuché a nadie quejarse, ni pelear. La casa de repente estalló en un silencio inmenso. Dí un portazo y fué el único ruido que se escuchó. Cerré la puerta con seguro y ya tenía planeado todo.

<Me cortaré, lloraré y finalmente fingiré que nada pasó. Como últimamente lo había hecho y disimulado>.

Abrí la caja. Encontré el estuche de metal. Lo abrí y ahí estaba. Ahí seguía mi filoso cuchillo. Lo tomé y empezé a recordar toda la rabia que tengo adentro. Tengo que pensar primero en cómo me siento y de esta manera, podré sacar todas mis emociones por una sola arma. Mi cuchilla.

<Enojo, ira, rabia, tristeza, hipocresía>. Eso siento, ahora a sacarlo para que no quede nada.

Me corté los 8 nudillos de mis manos (sin contar los nudillos de los pulgares). Sangraban, todos. Sentí como el dolor hiba desapareciendo en cada corte que hacía. No me arrepiento de nada, definitivamente el cutting me ayuda a desahogarme. Y mucho. Encontré la manera perfecta de canalizar mis emociones y controlarlas al mismo tiempo. Siento cómo mis emociones fluyen, a la vez que realizo mis cortes. Me duele. Pero me he dado cuenta de que me gusta el dolor, me gusta cómo me lastima mi cuchillo.

<Tendré que usar los guantes negros, para disimular y no ser obvia>. Pensé.

Y los fuí a buscar en mi mochila. Me los puse y listo. Asunto arreglado, me siento mucho mejor, ya no estoy tan tensa como antes y ya me calmé, porque en este momento mi cerebro esta demasiado ocupado en sanar y cicatrizar los cortes que he causado y se descuida un rato en las emociones. Así funciona.

IsabelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora