Wei Ying y Jiang Cheng se encontraban en la situación de representar a su secta en la competencia anual de Laling Jin, donde debían demostrar sus destrezas en las seis artes.
A pesar de que esta competencia era una tradición para evaluar el progres...
La mañana en Lanling Jin, estaba muy animada, tanta que incluso dentro de las habitaciones se podía oír el bullicio de la gente que estaba fuera, a pesar del ruido, Wei Wuxian aún no quería despertar, pero teniendo a Jiang Cheng sinónimo de cero paciencia como hermano, debería empezar a considerarlo ¿Verdad?
—¡¡¡Wei Wuxian!!!, ¿Qué esperas?, ya es tarde, pronto empezará la presentación de la competencia — Jiang Cheng estaba furioso, su hermano aún no había despertado y la competencia empezaba en unos minutos.
— A-Cheng, ya voy, ya voy, ¿Acaso tienes algo en contra del concepto "dormir bien"? — respondió Wei Wuxian, levantándose de la cama de mala gana, aún con los ojos cerrados.
— Más vale que te apures o cuando volvamos le diré a mamá que a causa tuya llegamos tarde a la competencia— Amenazó Jiang Cheng, riendo luego de lograr su objetivo, su hermano cuando escuchó la mención de su madre abrió los ojos tan grandes como platos y a pasos rápidos dio la vuelta y se perdió en la habitación, dirigiéndose al cuarto de baño.
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En otra habitación, se encontraban dos hermanos vestidos pulcramente de un color blanco y leves tonos azules, su ropa era hermosa y elegante, así mismo sencilla y no exagerada, digna de un Lan.
En la frente llevaban una cinta con el patrón de nubes bordada en ella, representativa de la familia principal del clan Lan.
— Wangji, ¿Qué piensas de los jóvenes maestros de Yunmeng? — Inquirió de la nada el primer jade.
No obtuvo respuesta de su hermano, pero pudo percibir un leve sonrojo en las orejas de este.
— En este tiempo es notable su cambio físico, son más bellos que antes y su cultivo de seguro es excepcional — se respondió a sí mismo.
— Mmm — respondió el jade, dando la vuelta y alejándose de su hermano, para dirigirse hacia una mesita donde se encontraban Bichen y Shouyue.
Lan Xichen no dijo nada, solo observó a su hermano y sonrió, desde que eran niños él había podido entender a su hermano sin necesidad de que este hablara mucho, aprendió a leerlo y sabía que pensaba lo mismo que él.
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