p r ó l o g o

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𝘈𝘤𝘵𝘶𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥, 2023
𝘓𝘰𝘴 𝘈́𝘯𝘨𝘦𝘭𝘦𝘴, 𝘊𝘢𝘭𝘪𝘧𝘰𝘳𝘯𝘪𝘢.

La joven (a ojos de los humanos) Stacy se encontraba acomodando alguno de los libros que tenía en el primer piso de su negocio de libros y música.

Al pasar de los siete mil años que había vivido en la Tierra, se había enamorado perdidamente de aquellas dos ramas del arte, y finalmente luego de mucho trabajo y después de tomar coraje para enfrentarse a aquel reto, lo había conseguido. Además de estar situada en una cuidad que amaba, tal como era Los Ángeles.

Un establecimiento que en la planta baja tenía varias estanterías con cd's de diferentes artistas y de géneros variados. Además de tener una amplia variedad de discos de vinilo y casettes para la gente que aún tenía los dispositivos donde reproducir aquellas antigüedades.

Y en la planta de arriba,  un entrepiso que aunque aún no era tan grande, tenía el espacio suficiente para algunas unas estanterías dónde habían libros, también de varios géneros.

La chica adoraba ver la diversidad de personas que llegaban a su establecimiento, esa era la razón principal por la cuál se esmeraba tanto en conseguir todo tipo de música y todo tipo de libros.

Le parecía hermoso como los humanos habían avanzado tanto al punto de que incluso dentro de una misma cuidad habían "culturas" tan distintas.

Gente que llegaba vestida completamente de negro buscando música más pesada, la cantidad de gente vestida de formas diferentes que buscaban música popular coreana.

Y ni hablar de las personas que iban por los libros.

Amaba aquella diversidad.

Eran las tres de la tarde y su establecimiento aún estaba cerrado, en lo que la muchacha terminaba de organizar algunos de los libros que recién le habían llegado. Abriría dentro de una hora y media, por lo cual se sobresaltó completamente al escuchar unos golpes en la puerta.

Dejó el libro el ejemplar de "Eso" de Stephen King que tenía en su mano sobre la caja del cuál lo había sacado, y se acercó a la baranda del entrepiso a mirar quién había tocado a la puerta. Su cuerpo se estremeció en cuanto vió a través de la puerta de cristal a nada más y nada menos que a uno de sus compañeros Eternos.

Ikaris.

El ojiazul estaba mirando las estanterías del primer piso, y en cuanto levantó la vista hacia el entrepiso, intercambió miradas con la joven.

"Stacy" inmediatamente se dirigió a las escaleras mientras miles de preguntas se formaban en su cabeza, y solo una de ellas parecía ser la respuesta lógica.

Era hora de volver a casa.

Se acercó a la puerta de cristal y logró ver a Sersi y Sprite detrás del pelinegro, lo cuál la hacía estar más segura de aquella idea que tenía en su cabeza.

Después de abrirles la puerta de su negocio, y escuchar las razones de su repentina aparición pensó que habría sido mejor no haberlo hecho.

-¿Ajak...?- soltó, mientras su pecho se hacía un nudo y sus ojos se llenaban de lágrimas.

𝒉𝒆𝒓. | Druig Donde viven las historias. Descúbrelo ahora