~ Muchos "tal vez" y pocas certezas ~ capítulo 3

2 2 0
                                    

Encontrar a un culpable es más fácil cuando los sospechosos no son tus amigos.

Al llegar a casa no pude ser muy cortés, tenía la cabeza en otro mundo, un mundo que pedía a gritos venganza.

Por eso cuando Estefan y yo cruzamos la puerta de mi casa me disculpé con él y con mis tíos y fui directo al cuarto de Sofía.

Necesitaba ver lo que había escondido en el cuarto de mi prima. ¿Cómo no se dieron cuenta los detectives de un detalle que posiblemente cambiaria completamente el caso sin resolver de la muerte de mi prima?

Tiré mi mochila al piso de su habitación y me agaché en el lugar donde recordaba que había caído la cadenita de mi prima en la mañana. Saqué mi celular de mis jeans y encendí la linterna.

Ahí estaba, exactamente como lo había dejado. Con toda la fuerza que pude reunir empujé el tocador de mi prima. Hizo un sonido un poco fuerte y solté una pequeña maldición.

—Ciaran ¿Todo bien ahí arriba pequeña? ¿necesitas ayuda? — gritó mi tío desde el primer piso.

—Todo bien tíos, no se preocupen, en un minuto bajo.

Bueno tal vez ese minuto se alargaría un poco.

Al menos había logrado mover el tocador lo necesario como para que mi brazo entrara por ahí.

Me agache y estire mi delgado brazo lo más que pude, cuando mis dedos sintieron la parte suelta entre la pared y el piso celebre internamente.

Tal vez esto no tuviera nada que ver con la muerte de mi prima. Tal vez ella ni siquiera sabía que alguien guardaba estas cosas aquí.

Pero entonces por qué estaba tan bien escondido, Sofia tenía esa habitación desde que era una bebé, sería poco probable que no haya explorado ya cada rincón.

Tal vez esto podría cambiar toda la forma en la que los detectives veían la muerte de mi prima.

Y así tal vez encontrar al asesino que podía seguir en este pueblo.

Eran muchos tal vez y pocas certezas.

Logré tirar hacia el piso el trozo de madera suelto y empecé a buscar con mi mano algo que hubieran guardado dentro de ese agujero.

Lo encontré.

Sentí una caja alargada que habían escondido dentro.

Con mi cuerpo lleno de adrenalina y a la espera de descubrir lo que era, traté de tirar la cajita al suelo, no pensaba que probablemente habría algo frágil dentro, así que la empuje con mis dedos poco a poco. Se sentía poco pesada y me lo confirmó el sonido que hizo al caer. Por fin. Arrastraría la cajita por el piso hasta llegar a mí y descubriría lo que había dentro.

Pero empecé a escuchar pasos subiendo por la escalera.

Me levante de golpe, asustada. Empuje el tocador otra vez, apague la linterna de mi celular y luego salí de la habitación de mi prima cerrando la puerta a mis espaldas, justo cuando la figura de Estefan entraba al pasillo donde estaban las habitaciones.

—Ciaran, tu tía me dijo que te llame para comer, la tarta de manzana que compramos huele delicioso.

—Si, emm... bajemos.

—¿Estabas en el cuarto de Sofia?

Me quede congelada unos segundos, no quería que nadie se entere de mi pequeño descubrimiento — si es que se le podía considerar un descubrimiento — porque, aunque pensara que Gabriel era un gran chico, también conocía muy bien a mi prima, tan bien como para saber dónde estaba y a qué hora, tan bien como para atraerla al bosque y asesinarla. Así que trate de parecer lo más calmada posible, mi boca se abrió sola para decir una mentira improvisada cuando el rubio volvió a hablar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 14, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Desde que no está ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora