Dos

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Cabe aclarar que Takemichi tiene diez años, va en quinto año de primaria.

Disfruten su lectura.💖

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Takemichi se encontraba en el baño, preparándose para otro día más en la escuela.

Los días pasados habían sido excelentes, los maestros eran amables y lo ayudaban a entender mejor las clases, solo algunos niños externos a su clase lo veían de una manera algo extraña, suponía era por enterarse de su sordera, ¿por qué más lo mirarían así?

Terminando de cepillar sus dientes bajo las escaleras torpemente, visualizando a su madre en la cocina, sonrió ampliamente.

- Mamá, b-buenos días.- Tartamudeando hablo bajito, la mujer lo miro mientras torcía los labios en una leve sonrrisa, su hijo estaba hablando mas, ya no se trababa tanto al decir frases largas, no cómo hace unos meses lo hacía, las terapias estaban funcionando.

Trabajar turnos extra estaba funcionando.

Cerrando el grifo del lavamanos, se giro. - Desayuna, no queremos llegar tarde de nuevo. - Moviendo las manos en ligeros movimientos se comunicó, para acercar un plato con tocino y huevos estrellados al Pelinegro.

Terminando de desayunar, dejo los platos en el fregadero, provocando un ruido con los cubiertos la madre lo miro de reojo.

- Toma tu mochila y vámonos. - Mirando como el niño obedecía a sus señas, se encamino a la puerta abriéndola, saliendo saludo a la anciana de la casa de al lado, ella cuidaba de Takemichi algunas veces y lo hacía por voluntad propia.

"¡El pequeño es en verdad un ángel!", decía ella.

Ya en el auto abrochó el cinturón del menor para después tocar su nariz juguetonamente antes de hacer camino a la escuela.

Pasando alrededor de unos 25 minutos estaciono el auto cerca de la puerta de la primaria tocó al pequeño del hombro, llamando así, su atención.

- Pasaré por ti a la una con veinte. Recuerda, no quiero que te muevas de la entrada de nuevo, me preocupe mucho el otro día al no verte aquí. Si vas al bebedero de nuevo avísale al conserje. - Dijo mirándolo, le coloco la hora marcada al reloj en la muñeca del niño, para que este vibrará a la hora dicha por la mujer.

- Bien, te amo, cuídate. - Dándole la lonchera desabrochó al chico, recibió un asentamiento y cuando el chico bajo, arranco el auto, su entrevista de un nuevo trabajo le esperaba.

...

Las clases continuaron con normalidad, hasta que llegó educación física.

Terminando de cambiar su uniforme de gala por el deportivo salió de los vestidores, llegando al patio observó como todos se formaban en una fila esperando al profesor, rápidamente corrió al lugar antes de que lo reprendieran pero dando un paso en falso se tropezó cayendo de cara a la arena, soltando un quejido se levantó tratando de ser rápido, mientras era absorbido por la vergüenza de ser visto en esa situación,al menos se libro de como los mirones se reían a carcajadas gracias a su enorme torpeza.

Rojo de la vergüenza se levantó sacudiendo sus ropas, tratando de eliminar el polvo sobre ellas, sintió un toque sobre su hombro, giro su cuerpo y ahí estaba el profesor de educación física, lo vio hincarse frente a el y hacer unas señas con sus grandes manos.

- Deberías ir a lavarte el rostro, y después a la enfermería, no te preocupes empezaremos cuando regreses. - El hombre le sonrió ligeramente, seguido desvío la mirada frunciendo el ceño dijo algo a sus compañeros, claramente no escucho un mango de la conversación, tocando su labio sintió un líquido caliente, decidió obedecer e ir al baño a lavarse.

caminado lentamente por los vacíos pasillos llegó al baño, la herida no le dolía en realidad, solo sentía un ligero ardor, por lo que solo se lavaría en el baño, no había necesidad de ir a la enfermería, pensó el.

Entrando se encontró con el baño igual de vacío que los pasillos, caminado por las blancas baldosas se acerco a la barra, abriendo el grifo unió sus manos juntando agua para después echarse esta misma en el rostro, después de unos minutos su labio se veía mejor a simple vista, un poco rojizo e inflamado, claro, pero estaba bien. Sacudió mejor sus ropas y después se lavo las manos. Giro su cuerpo para salir sin ver qué alguien entraba, provocando que ambos chocarán y cayeran al suelo, aunque al abrir los ojos se enteró que el fue el único torpe que cayó a suelo, levantándose hizo una leve reverencia.

- L-Lo siento. - Se disculpo rápidamente.

- Uh, no pasa nada. - Curioso por el desconocido y extraño chico, lo vio.- Se te cayó esto. - Dijo extendiendo un aparato pequeño de color pálido.

El chico hizo caso omiso a sus palabras, en cambio se quedó inclinado aún, era como si...

No lo escuchara.

Al ser ignorado optó por tocar el hombro del niño, logrando así obtener la atención del mencionado.

- P-Perdón, ¿me hable-hablabas? - Disculpándose de nuevo hablo trabado, avergonzado miro a la persona frente a el, este le extendía el aparato. - ¡Gra-Gracias!, n-no me di cuenta que lo tiré. - Tomando el aparato agradeció con una penosa sonrisa. El otro niño asintió en respuesta y paso de largo a uno de los sanitarios, dejando al ojiazul atrás, segundos pasaron y este también se alejo, saliendo del lugar.

...

Las clases por fin terminaron, al sonar la campana todos los niños guardaron sus materiales, apresurados salieron de las aulas en busca de "libertad."

Sintiendo el vibrar del reloj en su muñeca supo que debía salir ya, dirigiéndose a la salida paso por el costado de un grupo de estudiantes los cuales charlaban cerca del portón de la primaria, tal vez esperando a sus tutores. Viendo como reían susurrandose algo que el desconocía siguió su camino apartando su mirada del grupito. Vio a su madre, sonriendo fue en su dirección.

...

Caminando lento se dirija a la salida de la escuela, pensado en su ultima clase, matemáticas, no se dio cuenta que estaba cerca ya del portón, no fue hasta que unas risas lo sacaron de sus pensamientos, pensando que se burlaban de él frunció el ceño buscando de dónde provenían las burlas.

Al poco tiempo se dio cuenta que las burlas no eran dirigidas a su persona, eran dirigidas al niño que conoció en el baño, cerrando sus ojos se dijo a si mismo que no era su problema, abrió los ojos, mirando así, al chico, se dio cuenta de la ligera sonrisa que mantenía en su pálido rostro, se burlaban de él, ¿por qué sonreía?, Estaba a una distancia considerable, bien podría escuchar lo que decían del el y las risas.

Alzó una ceja intrigado, pero la bajo sorprendido al escuchar lo que uno de los tontos niños decía.

- ¿Enserio es sordo?, Creí que nos burlamos de su mochila de Superman.

Sorprendido se quedó a medio patio, ahora tenía sentido lo que pasó en el baño.

Reaccionando al ver a el ojiazul pasar corriendo a su lado, se giro caminando en sentido contrario, con los burlones.

- ¿Creen que está bien burlarse de un compañero con una discapacidad? -. Con el ceño fruncido los vió con una extraña madurez en un niño de sexto año.

- N-No. Lo sentimos. - Siendo unos sentimetros más alto que los mocosos les intimidó. Se fueron rápidamente asustados.

Para ser un niño de solo 11 años era intimidante. Con esa mirada retorcida que cargaba siempre se la pasaba intimidando a los pequeños y mayores de la escuela. Claro, cuando se lo merecían.

DEAF |RePublicandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora