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27 agosto

Con ayla...

Estaba por terminar la tarea que le mando natalia, prefirió faltar a la escuela después de lo qué pasó, desde unos momentos antes comenzó a sentirse observada, como si no fuera nada siguió haciendo la tarea hasta que...

—puta madre—chilla cuando la tinta de su pluma sale esparciéndose por todo su apunte.

Lo primero que hace es buscar algo para limpiarlo pero al voltearse siente un escalofrío que le recorre el cuerpo.

De nuevo sin importarle limpio su libreta dándose cuenta que tendría que hacerlo de nuevo... después de una hora haciendo de nuevo su tarea baja buscando a su madre para ver que comerán.

—hola—dice con una sonrisa fingida tratando de evitar el rencor que tiene hacia su madre.

—hola— su madre responde sin voltearla a ver y no la extraña al notar que está cocinando.

Come lo que su madre cocino <<flautas>>, un silencio incómodo no para durante la comida, trata de romper el silencio para dejar de sentirse de esa forma...

—y, ¿como están Rodolfo y mariana?—pregunta alzando la vista a su madre quien sigue sin mirarla.

—bien.

Suelta un suspiro desesperado y recoge su plato para salir a caminar, no le avisa a su madre porque perece que no le importará.

Camina y camina hasta llegar al parque más cerca, está solo y para ella es mejor .

Se sienta en el columpio mientras observa la colonia de hormigas que avanza bajo tierra.

—hola—escucha que hablan detrás de ella, una voz masculina de adulto.

Voltea encontrándose con un hombre alto con barba y cabello un poco largo.

—hola—responde por educación.

El hombre se sienta en el columpio de al lado sin decir palabra.

—te e seguido por un tiempo ayla, me causa curiosidad saber algo...

De nuevo un escalofrío la recorre, pero es peor que los demás, presiente lo que le preguntara así que no sigue la conversación para evitarlo.

—bueno, ya veo que no quieres charla, igual solo te haré una pregunta... ¿porque te maquillas las muñecas?.

La pregunta le provoca un mareo, no hay forma de que la viera haciéndolo, solo lo hace en su habitación así qué tal vez las maquillo mal.

Baja la mirada tratando de ver el maquillaje mal puesto, pero no, está perfectamente maquillado.

—no está mal hecho, de hecho, de no haberte visto hacerlo no sabría que lo hacías.

Ayla se para dirigiéndose fuera del parque cuando vuelven a hablarle.

—ayla por favor, ya no tiene caso que huyas porque ya fuiste elegida.

Lo ignora caminando a pasos largos.

—por cierto, me llamo Humberto.

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