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Narra ayla...

me quedaré porque quiero preguntarte unas cosas.

¿Preguntarme?, quien tiene que preguntar soy yo, pero en fin, no es como que pueda evitarlo.

Me quedo esperando a que pregunte pero solo se queda viendo mi rostro.

—¿entonces...?—sacude la cabeza como si quisiera borrar pensamientos.

—claro eh—duda-¿que es lo que tanto musitas? Cuando estás molesta siempre dices cosas extrañas.

—ah—habla de cuando le grito en español— si, es español.

—si, pero ¿que es lo que tanto dices?.

—bueno es imposible que recuerde todo lo que e dicho en español—es obvio que no recuerdo lo que le dije.

—¿no recuerdas nada?, ¿enserio?.

—ah—ya lo recordé—si, el otro día, recuerdo lo que te dije.

—¿y que era?—pregunta ansioso.

—que tú y tu padre se pudrirán en la cárcel por todo esto.—su cara ansiosa cambia por una completamente seria.

—es justo.—dice alzando los hombros como si no importara.

—también es justo que yo te pregunté cosas a ti—digo mientras me subo a la cama para sentarme.

—claro.

—¿porque me eligieron a mi?.

—eso no lo sé, yo ni siquiera sabía que te traerían aquí.

—el otro día—lo miro— dijiste que había más chicas, ¿que hacen con ellas?—cuando le pregunto este se tensa.

—yo no puedo hablar de eso—se sienta aún lado mío.

—¿porque?.

—porque no y ya.

Pensando bien las cosas, el señor quiere que me case con su hijo, ¿no?, lo mejor sería que finja estar con él, quizá al ver que me e vuelto leal a ellos me dejen tomar libertades y de esa forma llegaré más rápido con mi familia.

—claro—le digo mientras le doy una sonrisa "sincera".

Me paro caminando por la habitación y el solo me mira mientras habla sobre boss, es increíble cuánto comen esos animales, abrí los ojos como plato cuando dijo que la comida que le daban eran personas.

—este libro ya me aburrió—le muestro el libro que e leído en los días que llevo aquí.

—es obvio que te aburrió, es un diccionario.

Claro, es lo único qué hay aquí.

—¿tú no lees?—me vuelvo a sentar alado de él.

—no, prefiero jugar videojuegos.—dice mientras mueve sus manos.

—¿puedo ver cómo juegas?.— me mira y frunce la ceja.

—no—parece que será más difícil— al dejarte estar conmigo será más difícil que mi padre acceda a dejarte ir, ni siquiera debería estar aquí—dice y se va sin dejarme hablar.

Se que el no es quien me tiene aquí por
La fuerza, pero siento que es la única oportunidad de salir, parece inútil intentarlo con él así que lo mejor será buscar a alguien más fácil.

Salgo de la habitación por primera vez yo sola, estoy aburrida y no sé qué hacer, Humberto no sé dónde está y parece que nadie más vive en esta casa.

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